CAPÍTULO III: ORGULLO IMPERIAL
-¡INAUDITO!- clama un hombre de traje fino y cabellos canos levantándose bruscamente de su asiento -El difunto Rey no permitió que esta mujer se apoderara del reino, ¿por qué deberíamos hacerlo nosotros? ¡No es de los nuestros!
-Secundo a Lord Haram, una mujer no puede liderar a nuestro pueblo y mucho menos una extranjera- profiere un hombre de tez oscura con uniforme militar.
Una mujer de avejentada figura proclama desde su silla -Debemos regirnos a la ley de sucesión, el Rey no tuvo hijos y sus hermanos están muertos, la Reina ha estado poco tiempo con nosotros pero si ha logrado quedar en cinta deberá ponerse al frente hasta que su hijo pueda asumir el trono.
-Imposible, esta mujer apenas si pasaba tiempo íntimo con el Rey, ¿como podría haber quedado preñada?- replica Lord Haram.
Valeria desde la silla principal y con Erika a su derecha permaneció en silencio frente a los doce Prefectos del Reino, pero si iba a salvar la vida de los ciudadanos e impedir que la desgracia golpeara de nuevo en su mundo tenía que ser firme ahora -¡SILENCIO!- su voz armoniosa retumbó con ferocidad entre las paredes de la habitación, el barullo se detuvo y las miradas se fijaron en ella -Gracias por su atención- dice con calma, su mirada se torna severa -Lo que diré a continuación no lo sabe nadie- profiere causando incertidumbre -Tengo tres semanas de retraso.
-¡MENTIRAS!- clama de inmediato Haram.
-¡A callar!- silencia la Reina -Pueden hablar con sus médicos, magos o matronas, lo confirmaran- expresa sin dudar -Más eso no es lo que realmente debe importarnos en este momento- aclara ganándose la reprobación de toda la mesa.
-¿Más importante que el legítimo heredero del trono?
-Así es General Zawe- responde sin demora -Hablo de un nuevo enemigo que ha aparecido.
Haram ofendido se levanta y vocifera -¡La guerra acabó! Ya nos rendimos, ¿Qué más ultrajes pretende?
Valeria empezaba a irritarse, una vena en su frente temblaba ante la tensión y su cuello se ponía rígido -Escuchen, este ataque que ha sufrido el reino, dónde hemos perdido al Rey Aurico es solo el principio- esto llamó la atención de la sala, incluso Haram volvió a su asiento -El enemigo busca debilitarnos, dividirnos y conquistarnos. No podemos permitirlo, Alten Kralleek ha sido un reino soberano por más de doscientos años, no seré de esta tierra pero tienen mi palabra que no dejaré que todo lo que representa se pierda.
-¿Cuál es este enemigo si no proviene de Alester?- indaga un hombre de adusta mirada, sus cabellos eran canos y su uniforme estaba lleno de medallas, era Karum, tío de Aurico, principal beneficiario si se le negaba el trono.
-Son monstruos- responde con firmeza.
-No la entiendo.
-Literalmente- profiere, los murmullos no se hicieron esperar -Las criaturas de pesadilla que alguna vez atemorizaron a la humanidad antes de la magia y el acero han vuelto.
Murmuraron entre ellos, la preocupación y la duda se apoderó de todos, las bestias de tiempos oscuros y los demonios fueron apartados de la humanidad gracias a grandes héroes a los que ahora recordaban con grandes monumentos y edificaciones, libros y canciones en su honor. Héroes que dejaron de existir y nadie que se les comparase en la actualidad.
-¿Qué pruebas tiene?- indaga Haram, su voz desafiante cambió, ahora se notaba intrigado.
-El asesino del Rey fue un vampiro, los guardias lo vieron partir hacia el oriente- musita con calma.
-El desierto Tartarus- expresa Karum -Cuna de los Vampiros.
-Urias Formonde es el único vampiro que queda, ¿qué quiere de nosotros?- menciona Haram.
YOU ARE READING
HERALDOS DE LA PERDICIÓN
FantasyTras su victoria en la aventura de cazar guardianes a través de las dimensiones, nuestros héroes se verán en conflicto contra nuevas amenazas dentro de su mundo y deberán unir sus fuerzas una vez más para evitar la hecatombe.