-¡Joder, joder, joder! - gritaba una vez estuve en el auto, Chris me miraba expectante.De alguna u otra forma debía drenar mi ira.
Comencé a conducir a la casa, no quería perder más tiempo además debíamos llegar a tiempo porque teníamos ese estúpido compromiso con esa familia y tendría que seguir viendo a Daniela el resto de la tarde y noche. Qué mierda.
En cuanto llegamos a nuestra propiedad aparqué frente al auto dejando las llaves a Greg para que se encargaría de llevarlo a la
cochera. Todo esto lo hacía sin decir una sola palabra.
Al entrar mi hermano se dirigió escaleras arriba, como se supone debíamos hacer los dos pero me desvíe hacia otra habitación.
-Oye, ¿a dónde vas? -preguntó Chris deteniendo sus pasos ya en los escalones mirándome.
-Al gym de casa, no te preocupes, estaré listo a tiempo pero necesito dejar fluir la adrenalina que cargo encima -respondí.
-¿Harás ejercicio con esa ropa? -preguntó arqueando una de sus perfectas cejas.
-Da igual -respondí sin importancia siguiendo mi camino y dejándolo con la palabra en la boca.
Él sabía muy bien que muchas cosas me importaban un carajo si estaba en este estado. La impotencia y rabia consumía cada parte de mi cuerpo.
Al llegar al cuarto lleno de máquinas me dirigí al rincón donde descargaba mi ira, dolor, confusión, preguntas o lo que sea que cargara encima. Dejé mi celular en un banco cerca de mí, busqué los guantes de boxeo y antes de colocármelos me despoje de mi chaqueta favorita manchada de café, sabía que no se había arruinado pues era de cuero y tan sólo con una lavada estaría como nueva, pero mi camisa azul bebé Gucci se había estropeado y qué jodida rabia me daba. Jodida Daniela.
Al ya quitarme la ropa de mi torso me coloqué una camiseta bastante grande, no sabía de quién era pero me daba igual.
Comencé mi actividad física descargando mis emociones contra ese saco de boxeo. Esa cosa era como de la mitad de mi tamaño y pesaba el doble que yo pero aun así lograba hacerlo mover con mis golpes.
Daba repetidos golpes sin parar recordando lo que hoy había hecho o dicho la castaña y así me mantuve por al menos 30 min.
Sentí el cansancio en mis brazos y paré, tomando aire.
Dirigí mi vista al reloj de pared que se encontraba en el pequeño gimnasio de casa, marcaba las 2:30 pm sólo tenía una hora y treinta minutos para arreglarme.
Saqué los guantes y los dejé en el mismo banco donde había dejado mi celular con mi ropa, tomé mis cosas y me dirigí a mi cuarto.
-Sara -llamé a la empleada que se me había cruzado por enfrente.
-¿Si joven? -preguntó atenta.
-Necesito que lleven esto a la lavandería y la camisa pues, arrójala al bote de basura -dije con pesar.
-Uy, ¿esto es café? -preguntó con cierta preocupación, todos sabía lo mucho que odiaba perder mis cosas.
-Si -suspiré masajeando el tabique de mi nariz.
-Creo que tiene razón en tirarla, la verdad no le veo solución -apoyó.
Me encogí de hombros y asentí, sin decir nada más seguí mi dirección a la habitación.
Debía bañarme, y alistarme.
-Andrew, ¿estás ahí? -escuché toques en mi puerta y la voz de Chris.
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Un Amor de Verano
RomanceUna trágica historia detrás de Andrew lo deja en las Lamberts con tan sólo 5 años de edad, y es allí donde llega a la vida de los Stanfford, una familia adinerada dueña de: Constructoras Stanfford, la mejor empresa en arquitectura. Jon, el jefe de f...