#8.Carnada al claro de luna

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La anafilaxia sonora correspondía al agente invasor de los pasos en el bosque. Los 24 pies al desnudo se movían con sumo cuidado ante las indicaciones de la scout Amelie.

—Parece que sabes lo que haces —vociferó una voz imponente proveniente del enorme Mike.

—¿Acaso pensabas que mentía con lo de ser scout? Me ofendes. —La chica se sacudió el oscuro cabello.

Mike la observó con ojos acechantes. El porte de Amelie resultaba elegante y de algún modo delicado, pese a las intenciones contrarias que procuraba manifestar con sus movimientos, era como ver a una princesa exploradora. Sus ojos obsequiaban un precioso verde esmeralda, los cuales, observaban con profundidad hacia la bruma delante de ellos.

—No era mi intención señorita, simplemente digo que hay muchos mediocres por ahí —añadió Mike.

Amelie gesticulo una pequeña sonrisa.

—Sí, lo entiendo, pero puedo decir que conmigo no es el caso. —La joven giño un ojo.

El resto del grupo observaba los alrededores con suma intriga, tanta, que el sonido de una simple ardilla llego a ser interpretado como toda una brigada de locos al asecho de sus prisioneros. Leónidas permanecía en silencio aferrado a Verónica, ambos con las mentes en otro mundo, un mundo que buscaba respuestas.

La ventolina forestal era fría, el claro de luna fue la única lumbre guía, la cual, se escondía cada tanto por acciones del cielo. Larvas, gusanos y grillos atendían a los turistas con su presencia, además de alguna que otra ave gorgoriteando a la distancia.

En términos de experiencias creativas, esa pudo ser una peculiar visita de acampada con amigos, poniendo de lado a los 10 cadáveres de la cascada y alguna que otra herida sumada a una pierna inerte.

El máximo temor que producía penetrar la foresta, radicaba especialmente en los captores y algún animal salvaje que pudiera atacarlos, de eso ultimo debía ocuparse Amelie leyendo el entorno. Aun con su experiencia de scout, las condiciones no sumaban mucho, cualquiera sabría por sentido común que aventurarse en el bosque en plena nocturna no era una buena idea, ella simplemente hizo lo mejor que pudo.

—¿N...no estamos perdidos? —preguntó la voz de una chica de baja estatura junto a Verónica.

Amelie detuvo el paso.

—¿N...no sería mejor encender una fogata o algo y movernos al amanecer?, está haciendo demasiado frio ... también estoy muy hambrienta al igual que el resto ... yo... ¡yo creo que estamos caminando sin rumbo alguno! —exclamó la chica.

Mike le dirigió la mirada antes de hablar.

—¿Y en que te basas para creer que pasando la noche por aquí no van a venir por nosotros?—preguntó con aquel tono característico de dominio.

—Yo...yo...

Amelie la interrumpió.

—Ella tiene razón, puede que eso sea lo mejor realmente.

—¿Admites estar pérdida? —preguntó Mike.

—Admito que estas no son las mejores condiciones para movernos —respondió Amelie.

Otras voces comenzaron a levantarse entre la multitud para atacar a Amelie.

—¡¿Por qué nos hiciste entrar entonces?! —exclamó un joven de piel oscura que se dirigía amenazante hacia la scout.

Mike lo detuvo a medio camino poniéndole la mano al pecho.

—Tú...

El chico atento contra Mike, pero este le esquivo con facilidad propinándole un fuerte golpe hacia el estómago, el combatiente cayo a sus pies.

El Séptimo  -  Gen (PAUSADA TEMPORALMENTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora