Llegamos a la cocina tan veloces como liebres; estamos muertas de hambre.
La luz entra por la ventana circular de la cocina, iluminando todos los rincones. Mi padre ya se ha ido a trabajar, así que supongo que hoy me toca limpiar la casa con la bruja rusa.
Nada más verla, me dan escalofríos. Apoyada en la mesa de la cocina, fumándose un cigarrillo, con sus pelos rubios despeinados y con ojeras bajo sus azules ojos. Nos mira de arriba a abajo, poniendo una mueca de asco.- Os he hecho el desayuno. Comedlo rápido, que se os enfría, niñas.- dice con su voz ronca.
Nos sentamos en la mesa, con la incógnita de saber que nos ha preparado.
Coge unos platos de la encimera de la cocina y los deja bruscamente delante de nuestros ojos.
Son tostadas con mantequilla y mermelada de naranja. A decir verdad, no tienen muy mala pinta, de hecho, se ven deliciosos.
Pero estoy segura, de que los ha maldecido o algo.
Mi hermana empieza a comer antes que yo con ansiedad.- Eh, Lucile, no comas tan rápido que luego te duele la tripa.- digo en un tono autoritario.
- Yo comeré como yo quiera, hermana.- me contesta con bordería.
Iba a decirle algo, pero mejor me callo; no quiero discutir a primera hora de la mañana.
Me dispongo a comer cuando de repente, huelo el tabaco de Petra. Es un olor que no soporto, ¡Es repugnante!
No entiendo por qué narices tiene que fumar a todas horas, y si fuma, ¡Que lo haga en la calle!- ¿Qué te pasa, niña?.- me pregunta Petra.
Supongo que me lo pregunta porque estaba poniendo cara de asco.
- ¿No te gusta el desayuno?.- pregunta mosqueada.
No le voy a contestar. Seguro que ya sabe que me pasa y lo hace para molestarme.
- Cuando te pregunto, tú me contestas. Y si no te gusta el desayuno, dáselo a otros que lo quieran, pedazo de desg-
- No es por el desayuno. Es porque me da asco el olor del tabaco que fumas.- le contesto seriamente.
- ¿Qué te da asco lo que fumo?¿Asco?.- me pregunta cada vez en un tono más alto.
La miro a los ojos con un mirada desafiante.
-¡Sí!
De un segundo a otro, frunce el ceño y tira el cigarrillo al suelo.
Me coge del moño, tirándome del pelo. Me caigo de la silla, arrastrada por su fuerza. Grito de dolor.- ¿Asco? ¡Tú sí que me das asco, niña! ¿Te crees especial, mmm? ¡Pues de especial no tienes nada! ¡Quejándote todo el maldito día de lo que hago, de lo que dejo de hacer, de lo que hice, de lo que haré...! ¡Si no fuera por tu padre, te llevaría a un orfanato!.- me grita en el oído.
- ¡Suéltame!.- la grito entre lágrimas.
Me suelta el pelo y me empuja contra el suelo. Se pone a mi altura, dónde yo estoy tirada.
Coge el cigarrillo que había tirado antes y se acerca a mí.
Me coge de la mandíbula y me pone el cigarrillo aún encendido en el cuello, haciéndome una quemadura. Grito cada vez más fuerte, cada vez quema más...
Mi hermana está sentada, observando la escena, sin decir palabra ni mover un músculo. Sus ojos están como platos.
Noto que el dolor del cuello se rebaja, Petra a parado de quemarme. Me levanto del suelo, como si no hubiera pasado nada. Me vuelvo a hacer el moño y me limpio el camisón.- Hoy no sales de casa, niña. No salgas de tu habitación hasta la hora de cenar.- dice Petra conteniendose.
- ¿Y la comida?.- pregunto irritada.
Me hecha una mirada, solo una. No me ha dicho nada, pero me lo ha dicho todo.
Supongo que hoy pasaré hambre, que remedio.
La miro con odio pero no me ve, pues está de espaldas encendiéndose otro cigarrillo al lado de la ventana.
Miro a Lucile, que sigue con su desayuno tranquilamente; aunque sé que está tensa.
Salgo de la cocina pisando fuerte, expresando mi rabia.
Subo las escaleras y entro a mi habitación dando un portazo.
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Espejos en la mochila
RandomLondres, 1927. Antes éramos tan felices y miranos ahora... Mi hermana fue bendecida con el cerebro de un genio. Mi madre falleció y ahora la reemplaza una rusa. Mi padre llora cada noche con su pistola al lado de la cama. Yo trato de huir de mis pr...