would you? - hwang hyunjin

uno

pasando por los pasillos, gire mi mirada hacia el anuncio que había colgado en el corcho de la universidad desde hace ya dos días. no había recibido ningún mensaje con respecto a este, por lo que arrastrando los pies, continúe mi camino.

cursaba segundo año de artes visuales, y el sueldo que me daban por trabajar en la biblioteca, no era muy bueno que digamos. la renta de mi departamento era excesivamente alta gracias a que se encontraba en el centro de seul, y estaba a dos calles de la universidad. necesitaba urgentemente un compañero de piso con el que podríamos dividir los gastos de comida, expensas y renta, ya que sino me iría a banca rota. y eso no esta en mis planes por ahora.

abriendo la puerta del salón 5B, de una manera casi sistemática, caminé hasta el pupitre que solía ocupar. apoyando mi mochila al lado del mismo, decidí no demorarme mucho en sentarme. luego de pocos segundos, a mi lado apareció changbin, soltando un suave bufido cuando notó mi mirada en él.

su negro cabello caía sobre su frente, dejando sus ojos algo ocultos entre estos. su piel blanquecina brillaba gracias a los rayos de sol que entraban por la ventana a nuestra derecha, y sobre su pómulo izquierdo, un pequeño rasguño. seguramente provocado en una de sus habituales peleas.

- ya deja de verme, min - me murmuró luego de su bufido. poniendo los ojos en blanco, desvié mi mirada a sus oscuros ojos, subiendo una ceja ante su común hostilidad - ¿es que soy tan hermoso que no puedes siquiera disimular que te gusto? - me preguntó, haciendo el mismo gesto que yo tenia en el rostro.

mi mano se hizo un puño y terminó a parar a el hombro del chico. el se quejó y yo, sonreí instantáneamente. - ni siquiera una persona ciega se enamoraría de ti, simio - murmuré con una expresión un tanto divertida.

seo changbin. 25 años. era mi mejor amigo desde que tenia memoria. sus padres se mudaron al mismo vecindario que nosotros cuando el tenia cinco y yo tres. casualmente, se convirtió en mi vecino, y gracias a la buena relación que llevamos desde pequeños, nuestros padres decidieron que teníamos que ir a la misma escuela, por mas de que él fuese mayor que yo. cuando llegó el momento de elegir una carrera para la universidad, él me convenció de que eligiese artes visuales, para seguir la misma carrera que él.

por más de ser dos años mayor que yo, estábamos en el mismo año, ya que changbin no había podido entrar a la universidad de inmediato porque tuvo que viajar con sus padres a japón, gracias a la increíble oferta de trabajo que le habían dado a su madre. los peores dos años de mi vida. es decir, me había acostumbrado a la presencia  del chico a mi lado todos los días, y de un momento a otro, ¡desaparece!  luego de un tiempo, changbin había podido convencer a su madre de que lo dejase volver a vivir en corea por si mismo. costó un poco, pero con mi ayuda y la de mis padres, fuimos capaces de convencer a chae para que dejase volver a mi mejor amigo a su país natal.

- dices eso, pero déjame recordarte que cuando éramos pequeños, yo te gustaba - dijo con un tono un tanto soberbio. puse los ojos en blanco y bufé. sí, era verdad, ¡pero fue hace muchísimo tiempo! además, solo me gustó por un año o algo así. 

de nueva cuenta, volví a golpearlo en el hombro y en cuanto changbin iba a quejarse, el profesor park, de dibujo, entró a el salón. rápidamente todos nos acomodamos en nuestros lugares y la clase dio comienzo poco tiempo después. las clases del profesor park siempre se me hacían entretenidas. eran, impresionantemente, didácticas y para nada aburridas.

luego de dos horas hablando sobre la teoría del color y demás, changbin y yo finalmente pudimos salir de la clase del profesor park. juntos caminamos hasta la cafetería pasando por los anchos pasillos de la universidad.

una vez en la misma, el chico a mi lado sacó su lonchera - sí. lonchera. - y se fue a nuestra mesa habitual. yo, por mi lado, me encaminé hasta la fila para comprar algo para comer, y al final, opte por un sándwich y un agua mineral. comprar en la cafetería siempre era más caro, pero no voy a negar que me daba bastante flojera traer la comida desde mi casa o comprarla fuera de la universidad. siempre había una fila infernalmente larga.