Acelerado

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    No podía mirar a Superman a la cara, cuando se presentó esa mañana en la Atalaya para dar el informe de su investigación, pasó todo el tiempo mirando una maldita hoja de papel, como que si fuera más interesante que las palabras de su compañero. El otro hombre parecía tan normal como siempre, hablando sobre que no había encontrado nada más que costumbres normales de la gente rica y que, en su opinión, no había necesidad de tener que seguir más al hombre. Además, lo había tachado como ‘molesto’. 

    —¿Así de aburrida es la vida del ricachón ese? — Fue Hal quien habló. Superman estuvo a punto de defender a Bruce, de decir que no era nada aburrido, que no era la persona que todos creían que era, pero se contuvo. No era algo que Superman tuviera que defender. 

    —Sí —Fue lo único que dijo y en el fondo, Batman no pudo evitar sentirse algo herido ¿Tan mala había sido la experiencia al punto de tacharla de aburrido? ¡Vaya! Era la primera vez que alguien decía algo así de él. Por otro lado, aquel comentario solo encendió algo en su dolido orgullo ¿Clark creía que era aburrido? ¡Oh! Tenía tantas cosas para demostrarle que no era así. Aburridos los estúpidos periodistas. 

  —¿Batman? — Diana llamó al otro, porque era la única que había caído en la cuenta que estaba más callado de lo normal. 

  —Yo estuve investigando a Luthor -No había sido una mentira, la verdad es que sí tenía razones del otro, aunque no había sido él quien había investigado personalmente, pero se fiaba de las habilidades que había enseñado a Robin. 

  —¿Y? 

  —Realmente nada, parece que no hay nada que ver con uno ni otro… Solo cosas aburridas de gente rica — Repitió el comentario anterior de Superman. Este sonrió en su dirección. 

  —Pues… Entonces nada, supongo que no hay nada más que hacer aquí. 

  Y se disolvió la junta del día. 

  Bruce se encontraba en su despacho, junto a la chimenea, con una copa de champagne en la mano. Había bebido algo más de lo normal, pero la idea de Clark pensando que él, el jodido Bruce Wayne era un aburrido, no abandonaba su mente. 

  —Jodido Clark — Dejó la copa a un lado, agarró su móvil y marcó al reportero. 

  —¿Sí? —Su voz al otro lado del teléfono casi parecía celestial en el cerebro medio alcoholizado de Bruce. Dibujó una sonrisa casi maliciosa en su rostro.

  —¿Clark? ¿Cómo estás? —Agarró la copa y se levantó, empezó a dar vueltas como un león a punto de atacar a su presa —Lamento haberme ido tan rápido, sin decir nada, algo surgió y… 

  —Oh, está bien, supongo que tienes muchas cosas que hacer… 

  —Aún así, creo que fue algo grosero de mi parte ¿Me dejas disculparme como se debe? — Y la presa cayó en las finas garras del depredador. 

  Para ser sinceros, después de aquella alocada noche,  Clark pensaba que Bruce Wayne era una especie de cajas de sorpresa, no solo porque sí le había encantado la noche de sexo que habían tenido, sino porque además tenía sitios interesantes que nunca pensó en visitar. Como aquel restaurante, medio acuario, medio teatro, donde hacían la comida frente a tus ojos y cada cosa que mirabas parecía un espectáculo demasiado exagerado. 

  —Vaya, esto sí es una disculpa -Se acomodó las gafas, no pudiendo evitar esa maldita costumbre y miró a Bruce que lo observaba desde el otro lado de la mesa con una sonrisa enigmática, que llevaba todo ese tiempo queriendo descubrir qué significaba.

  —¿Te diviertes o es muy aburrido para ti? -Clark negó inmediatamente. 

  —No, esto es maravilloso

El latidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora