Siendo solo un niño Nevan Grant fue sacado a la fuerza de su hogar por su hermano mayor y enviado a una lejana academia para magos.
Condenado a permanecer allí a causa de una maldición, debe conseguir el sello de un mago rojo consagrado si quiere v...
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Los resultados del sexto juicio fueron entregados a primera hora del día siguiente.
Nevan dio gracias a los dioses por no despertar con resaca y luego de robar algo para comer de la cocina de Glenn fue directo a la academia.
Asumió correctamente que primero publicarían los resultados en el tablón de anuncios de la biblioteca, pues cuando llegó ya estaba reunido un grupo bastante contundente de sus compañeros de clases.
Estaban formando una fila y por delante justo a un costado del tablero, había dos instructores revisando unos papeles y a un costado tenían una caja pequeña llena de sobres doblados y sellados con cera.
Nevan se colocó en la fila y esperó como todos los demás. Mjiern estaba a seis personas delante suyo y Ewart apareció cinco minutos más tarde, a cuatro personas tras él.
Cuando ya parecía que estaban todos, uno de los instructores se subió a una silla y agitó una mano para que guardaran un poco de silencio.
—Ya están abiertas las inscripciones para registrar a sus compañeros del séptimo juicio. Tienen una semana para completar los formularios y presentarlos en el Centro de Archivos.
Inmediatamente después comenzaron a entregar los sobres en orden de llegada. Debían firmar una lista de asistencia y luego eran libres de irse. Aunque los murmullos de hace unos momentos lentamente fueron cambiando a gruñidos y gemidos de sufrimiento cuando abrían las cartas y leían su contenido.
Nevan tenía claro que no iba a obtener su calificación más alta en aquel juicio, y trató de mantenerse tranquilo, pero cuando tuvo el sobre en las manos estuvo mirando el sello de cera por largos minutos sin atreverse a romperlo.
Maldito entre dientes y abrió la carta. Su contenido eran tres páginas dobladas, la primera contenía un cuadro en tablilla con todos los contenidos evaluados durante su sexto juicio. Arrugó la cara al ver cosas como buen juicio, velocidad de reacción, tipos de actuar, emotividad e incluso tiempo entre decisiones.
Los evaluadores de la academia definitivamente habían perdido la cabeza. ¿Cómo rayos se suponía que ibas a puntuar correctamente cosas tan abstractas?
Y por supuesto los puntajes numéricos a un costado de cada atributo eran lo bastante bajos como para provocarle ganas de lanzarse de algún quinto piso.
La segunda y tercera página, por otro lado, contenían observaciones redactadas por su evaluador. La rectora Griris había anotado varias cosas que ya le había dicho a la cara el día anterior, pero el resto del texto profundizaba en el tema.
<<Me pareció evidente que, si sigue actuando solo como se lo ordenan, en el futuro será un buen soldado. Claro, si es eso lo que realmente busca.>>
Nevan arrugó el entrecejo y apretó los dientes. Fue como si el fantasma de Gilderath estuviese susurrando en su nuca.
<<Estoy al corriente de su reputación, y debo admitir que a raíz de esta me esperaba un comportamiento más irracional de su parte. Fue una sorpresa tranquilizadora ver que mantiene su humanidad intacta a pesar de nuestras enseñanzas."
