2.- Secuestro.

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El más joven de los Fenton tomo con algo de desinterés su cuchara, sentía la leche fría del cereal en su boca. Sin mucho interés y con algo de cansancio miro de reojo a su hermana Jazz, la cuál comía aquel cereal a la par que miraba algo preocupada a su hermano menor. Desvió su mirada cuando sintió como si la presente expresión que le dedicaba fuera lo suficientemente incomoda como hacerle querer dejar la mesa.

— ¿Creen que realmente vaya a haber clases? — Pregunto su madre, — Porque bueno, con todo lo que está pasando no me sorprendería realmente si se cancelaran. 

— Realmente nadie nos dijo nada en la escuela, y dudo que vengan en persona decírnoslo ahora mismo. — Comenzó la adolescente. — Pues si, pero. No lo se niños, ¿seguros que quieren ir?, creo que si faltan hoy no haría mucho daño.

Menciono la mujer que posaba una mano en la espalda del corpulento hombre, el cuál a diferencia de su humor típico no parecía estar reaccionando a algo, la mirada atenta y con algo de preocupación por parte de su esposa no parecía llamarle la atención. 

— Jack, — Habló dulcemente mientras daba una pequeña caricia. — ¿Estas bien? — El hombre la miro por un segundo, no sin antes sentir la mirada de sus hijos los cuales lo miraban con una mezcla de pena y lastima. El padre de familia desvió la mirada rápidamente. Sintiendo como si una parte de el reprimiera en su interior un sentimiento amargo que luchaba por quedar en la nada. — Papá, ¿Pasa algo? — La pregunta obvia fue negada por su cabeza.

— No es ... — Sintió como si sus palabras fueran un fuerte cemento que era difícil de mover, — Creo que ya es hora que se vayan a la escuela, digo. Miren la hora. 

 — Pero Papá — La mano del corpulento hombre fue alzada y la voz del chico fue detenida, — No se preocupen, solo ... Solo vayan a la escuela, yo y su madre tenemos que hacer algunas cosas. — El chico iba a hablar nuevamente pero los ojos de su madre hicieron que sus palabras fueran calladas y simplemente bajara su mirada, decepcionado y obediente.  

— Niños, si ya terminaron su comida, creo que sería mejor que ya se fueran a la escuela. — Los hermanos intercambiaron miradas, no convencidos de los deseos de su madre pero al mirar la mirada perdida y devastada del hombre los dos adolescentes asintieron. Tomando sus mochilas y saliendo de aquella casa, no sin antes darle una última mirada a su madre, en la cuál podía leerse su preocupación por su entristecido padre. 

— ¿Crees que se recuperara pronto? — Pregunto la mayor una vez fuera de su casa. — No lo se, digo. Creo que si tal vez dejemos a Mamá que se encargue por ahora, creo que ella puede calmarlo. 

— Tal vez tengas razón, — Respondió mientras miraba el piso de la banqueta. — ¿Crees que en la escuela todo sea más normal? 

— ¿A que te refieres? — Pregunto la chica, — ¿Crees que toda la escuela nos ... ?

— ¿Nos que? — El chico pensó unos minutos. — Solo, siento un mal presentimiento. — La chica no dijo nada y simplemente siguió caminando a la par que su hermano. 

(...)

Danny no pudo recordar con exactitud cuando sintió por primera vez su cuerpo siendo estrellado contra uno de los tantos casilleros que había en aquella escuela, solo pudo decir que sentía su cabeza más adolorida que de costumbre. Un leve subido en sus oídos y un extremo calor que iba desde su espalda hasta su cabeza — ¡Danny! — Escucho las voces de sus amigos y su hermana, — ¡O por dios!

Pudo oír a Jazz gritar, — ¡¿Qué demonios crees que estás haciendo?! — Miro a la gotica por unos minutos, el cuerpo de la chica se posiciono frente al ex mitad fantasma y su hermana, la cuál sostenía a su hermano. Podía jurar haber visto un poco de sangre cayendo de su cabeza.

Decensó al infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora