En el caos de mi mente,
el hilo de conciencia existente
actúa como una cuerda a la que me aferro.No siempre fue así.
Hace tiempo había un perfecto equilibrio,
un espacio seguro,
un hipotético con los bordes claramente delineados
donde lo peor que podía pasar
era la nada.Pero las cosas pasan,
los papeles se voltean
y ahora cuelgo
he dejado de sentir mis brazos
tan sólo el peso de la existencia
tan solo, tan solo.Si pudiera, bajaría los pies a la tierra
y haría un brazalete de este hilo rojo
mi única conexión con la posibilidad
si acaso hay un lugar donde abra los ojos
y sólo vea,
respire y sólo respire
existe en las pocas cerdas
que, aunque frágiles,
se niegan a dejarme ir.Y yo me niego a soltarlas.
