Capítulo 3: Aprendiz

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Lucifer al fin había dado inicio a su plan. Después de tanta insistencia en poco tiempo, las cosas se dieron. Sofia finalmente era el súcubo que él necesitaba.

- Levántate, aún hay cosas que aclarar. - Sofia obedeció de inmediato poniéndose de pie  aun frente a él - Bien, ahora te explicaré como funciona esto. Eres Sofia Daccarett, una simple mortal cuando estás tranquila y serena, eres la chica dulce y sumisa que todos hemos conocido - sonrió volviendo la mirada a ella - Pero mientras aprendes a controlar los poderes de los cuales te he dotado, Istar siendo tu nombre demoníaco despertará solo cuando la ira se apodere de ti.

- Quiere decir que...

- Que ahora ambas conciencias están dentro de ti - suspiró - aún eres humana, pero cada una se manifestará en un momento donde tus emociones sean más fuertes, o donde de verdad sepas que personalidad tienes.

- Entiendo, ¿y que puedo hacer siendo ahora así?

- Tienes fuerza sobrehumana, mientras seas Istar no habrá una manera fácil de lastimarte fisicamente que pueda ser causa de muerte. Con el tiempo lograrás decidir en qué momento sacar tu lado demoniaco y tu lado normal, y lo más importante, tienes dentro fuego lujurioso y vengativo, puedes atraer el hombre pecador que quieras, va a sucumbir a tu encanto y tu lo matarás.

- Perfecto - Sonrió - Aunque para evitarte confusiones solo llámame Sofia todo el tiempo.

- Lo correcto es hacer lo que te ordeno - reprochó Lucifer - Solo mientras no olvides quienes habitan dentro de ti, todo estará bien.

Ambos demonios se dieron una armónica mirada, ahora eran cómplices del mismo plan con el mismo grado de maldad. El ruido de Nathan despertando llamó la atención de las dos criaturas sobrenaturales.

- Creí que habías dicho que no despertaría entre 18 a 24 horas ¿que ocurrió?

- Olvidé que morderlo en sus genitales solo haría que la parte mordida muriera - se excusó - Soy el castigador de almas, no puedo dejarlo morir tan fácil. Debe sufrir.

- ¿Que se supone que debo hacer ahora con este imbécil? - preguntó Sofía bajando las gradas mientras era seguida por Lucifer.

- Creo que es mejor hacerle creer que estuvo durmiendo - la castaña le tomó el cuello - Uhm este... no puedes matarlo aún - sonrió quitandolo de sus manos.

- ¿Acaso esa no era la idea? - la chica arqueó la ceja.

- Si pero no aún y menos con este cretino - la cara irónica del diablo le hizo a Sofia pensar que estaba lista y al mismo tiempo no. Ser parte de ese plan requería un poco de entrenamiento, aún si querías ser un demonio - Primero necesito que te tranquilices y tomes decisiones - apuntó el demonio - Uhm, también ve a ver a tu hermana. No debe haber escuchado nada pero ve a ver como está

- ¿Que haré con él? 

- Ayúdame a llevarlo a su cuarto y que se recueste. Todo le va a parecer un mal sueño.

- ¿Podré confiar en ti esta vez al menos?  

- Soy el diablo, ¡claro que puedes! - el gesto incrédulo de la castaña lo hizo confesar descaradamente la verdad - Tienes razón, soy un desastre para eso, pero el desastre es mi especialidad.

Siguiendo las instrucciones del maligno, Sofia se adentró en su cuarto junto con Lucifer y su desmayado padrastro.

- Primero vas a tener que decirle a tu padrastro que no puede tratarlas así - Sofía frunció el ceño.

- Sabrá que yo lo amenacé, ¿por qué no lo haces tú? - el diablo rió.

- Bien, se nota que hay trabajo que hacer - la acercó - Primero, ya eres un demonio igual a mí, así que intenta aprender a canalizar energías. Visualiza y luego hazlo real - la castaña obedeció sin éxito. Era un demonio que aún no se sabia manejar. Al ver esto, Lucifer le dio un empujón. Sus poderes le permitieron disfrazar su voz con la de el padrastro de Sofia. - Pobre de ti, no eres más que un trozo de basura ¿te crees capaz de hacer grandes cosas? que pena que seas inservible - Poco a poco las palabras del señor oscuro la hacían estallar de nuevo. En un momento, la voz sensual de Súcubo se desvaneció, reemplazada por la voz de un verdadero demonio. Y acercándose a su oído, Sofía estaba decidida a decirle todo lo que alguna vez calló por miedo.

Súcubo |Dofia| (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora