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"y con los hilos de aquellas rosas muertas me ataste los dedos, los meñiques, para que así no me pudiese ir. y debí pensar que estabas loco, pero me emocioné tanto, porque creía verte vacío, y lo estabas, pero no de mí. y me hiciste colisionar entre los fuegos artificiales, porque no estabas tan roto como para alejar tus ojos de los míos. ¡oh, todavía hay lunas en tus lunas!"

y vi como de sus ojitos de porcelana caían gotitas, no sabía si lo que brillaba más era aquella lágrima que le llegó hasta el cuello o eran sus pestañas cortas y mojadas.

un día, él se sintió vacío y se contempló desde el firmamento de la luna, con sus rizos castaños bailándole al viento y sus manos débiles apretujándose en sí mismas los suspiros de sus torpes sentimientos. (¡tan torpes!)

miró hacia abajo y vio el reflejo de un joven perdido de ojos llorosos y labios rosados como las rosas, que eran para él (y tal vez deberían serlo para todos), el mayor misterio fuera de la vida de un hombre.

¡son tan preciosas!

cuando le sonrió al agua, ella tembló asustada, pero podría ser poque le había roto la voz a alguien sin voz, a alguien mudo que murmuraba, y también lo habían hecho cortarse las pestañas.

oh juliet, ¡mi juliet! ¿qué te ha sucedido?
antes llorabas por ver los fragmentos esparcidos del sol, pero ahora sollozas por verte el rostro lleno de miedo y lágrimas.

¿tiene miedo tu rostro que mira todo con los ojos cerrados, bajo aquel manto imperturbable de emociones? ¿o tienen miedo tus ojos, que no paran de gritar en sollozos?

déjalos suspirar, para que sean como las rosas. (que no mataste)

¿no extrañas nuestra ignorancia? ¿no extrañas ver las estrellas? cariño mío, si así lo quieres, puedo conseguir las pecas de la luna, ellas quieren usar tus lágrimas de cristal para que te crezcan las pestañas, y yo quiero guardarlas.

le prometí a las hojas de los arbustos, mientras raramente no me mirabas, que cuando el agua temblara por sentir tus pequeñas pestañitas caer sobre ella, que con las estrellas juntos volveríamos a juntarlas. que tomaría tu mano, te dedicaría uno o dos poemas, y tú ibas a sonreír y a tomar uno de shakespeare mientras comenzabas a cantarlo, luego te equivocarías en una nota, y ambos comenzaríamos a reír, y así me darías un beso en la frente mientras te sentirías vivo.

entonces las rosas se hartarían de nosotros y nos dejarían en paz.

porque, aunque te duela en los ojos y cualquiera pueda verlo, lo que te rompió fueron las rosas.

o tu poca habilidad para reconocer que no todas son buenas.



































— y las rosas, ¿aún te gustan? —yo hubiese preguntado.

— no, ya no — él hubieses respondido.

— ¿por qué? — hubiese insistido. la luz del manto oscuro sobre nosotros haciendo eco, el suyo propio.

— porque me rompieron.

— ¿y qué con las cosas rotas? ¿no te gustan? —creo que me hubiese puesto de pie mientras tomaba una rosa entre mis manos. creo que él se asustaría. creo que juliet habría caminado hacia atrás, escapando de lo inocente.

— no, ya no.

— ¿y te amas juliet?

— sí, ahora sí.

— ¿entonces por qué no ves los hilos rosados de esta rosa?

— porque creí que las espinas eran buenas, y cuando me vi la mano llena de ellas, me di cuenta de que no.

— ¿y si entonces yo hago mi mano sangrar con esta rosa? —él tomó la rosa.

y luego ambos la dejamos caer en el lago.

lo mejor, es que juliet aprendió a llorar, y el lago aprendió a no temblar por pestañas.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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