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Cuando desperto a la mañana siguiente, se sentia muchisimo mejor, al parecer las medicinas habian funcionado y su fiebre habia bajado conciderablemente, pero cuando se incorporo se llevo una gran sorpresa, la cama estaba vacia, Bruno no estaba y en su lugar habia una simple nota.

"Pol: Siento mucho haberme ido antes de que tu te despiertes pero ambos necesitamos pensar las cosas con claridad y si seguimos asi, no vamos a poder hacerlo. Bruno".

Suspiro y aferro la nota con fuerza, si de algo le servia estar enfermo era que tenia una semana entera para pensar y analizar sus sentimientos por Bruno.

Le habia costado horrores irse de la casa de Pol, pero era un mal necesario, si permanecian mucho tiempo uno cerca del otro, ninguno de los dos podria pensar con claridad y todo saldria mal de una forma u otra.

Llego a su casa al rededor de las 8 de la mañana, entro con sigilo pero se vio sorprendido por una voz proveniente del comedor —A buenas horas te dignas a aparecer por casa—.

Su abuela estaba sentada en el sofa y lo observaba fijamente —Mierda Yaya... Casi me da un chungo del susto... Anoche te deje una nota de que iba a la casa de Pol—.

La mujer lo miro con los ojos entrecerrados y luego sonrio —Uy uy uy! Cuentamelo todo!—.

Se vio obligado a sentarse en el sofa junto a su abuela y contarle lo que habia pasado anoche —No hay nada que contar Yaya. Pase la noche en casa de Pol, pero no paso nada. Esta enfermo, le dio bronquitis por nadar desnudo en el mar y en su delirio febril pidio verme y que pasara la noche con èl. Nada mas—.

La Calduch parecia un poco decepcionada, pero luego le resto importancia con un ademan de su mano —Oh... Yo pensaba que habriais tenido una nochecita loca... Que decepcion—.

Y sin decir mas se levanto y se dirigio a la cocina dejandolo solo.

Fue a su cuarto a cambiarse, recordo la nota que le habia dejado a Pol y suspiro, el tambien tenia mucho que pensar.

Se dio una ducha rapida y medito sobre llamar a Tània, ella mejor que nadie sabria como aconsejarlo y ayudarlo.

Tomo su movil y marco el numero, sono una, dos veces y a la tercera contesto —¿Diga?—.

—Hola Tània! ¿Estas muy ocupada esta tarde? Necesito hablar contigo— espero pacientemente a que su mejor amiga contestara.

—Para ti, cariño, estoy siempre disponible— y con estas palabras quedaron en verse en el bar de siempre, junto a la bolera.

Llego al rededor de las 17.00 horas y ella ya estaba esperandolo, se abrazaron fuerte y tomaron asiento.

—A ver... Cuentale a la tia Tània que es eso que tanto te molesta— ambos rieron, divertidos.

Èl suspiro —Pol... Eso es lo que me molesta. Que si hoy si, que si mañana no, que si le gusto, que si no le gusto, que nos liamos y al otro dia soy solo un colega... Tia tengo un matete en la cabeza. El otro dia me lo he encontrado en la playa, le di un ultimatum y ayer me rogo que fuera a su casa a verlo porque estaba enfermo. Y como un idiota volvi a caer ante sus encantos. Soy patetico—.

Se paso las manos por el cabello, y miro a su amiga en busca de alguna respuesta.

—No lo eres, solo estas enamorado. Mira, en el poco tiempo que salimos Pol no dejaba de hablar de ti, me decia que te extrañaba mucho y esa noche en el campamente me di cuenta que ustedes se buscaban mucho. Es un poco obvio que le gustas pero no lo admite porque es muy orgulloso, pero ya dejalo, que seguro cae rendido a tus pies— continuaron charlando de temas diversos, incluso sobre como Tània habia empezado a salir con Marc Villaseca.

—¿Que? ¿Como que sales con Villaseca? No me lo creo ¿Es coña? Tània esto es muy fuerte tia— Bruno no salia de su asombro.

Tània lanzo una risita, divertida —Pues si... Al parecer cuando finalizamos el bachillerato se dio cuenta de lo que habia perdido, no dejaba de insistirme en que nos vieramos tio, y finalmente cuando corte con Pol le dije que queria verlo. Nos liamos toda la noche— podia verlo, Tània volvia a tener ese brillo de adolescente enamorada que tenia en el bachillerato.

—Vale... Pero... ¿estais saliendo oficialmente? O ¿solo estais liados?— curioso, observo a su amiga.

—Por ahora solo es un lio. Un lio que lleva varias semanas, queremos ir de a poco, pero tranqui. No permitire que me lastime ni que me rompa el corazon— le tranquilizo, continuaron hablando hasta que practicamente los echaron del bar.

Volvio a su casa al rededor de las 20.00 horas, para variar su abuela no estaba en casa, como siempre, se dejo caer en la cama, ya sabia que debia hacer.

Estar enfermo no era algo que le agradara demasiado, de niño podria ser, faltaba a la escuela, sus padres lo concentian, jugaba todo el dia e incluso sus amigos iban a verlo; pero ahora de adulto era distinto, no tenia nada interesante para hacer, ya se habia leido todos los libros que le habia dejado Merli, y no le llamaba la atencion ver ninguna serie o pelicula, estaba aburrido, aburrido como ostra.

Bruno no le contestaba los mensajes ni los llamados, Rai estaba muy ocupado coqueteando con Minerva, con Biel y Oti no tenia la mas minima gana de hablar, los queria, si, pero en esos momentos ellos no eran a quienes necesitaba realmente.

Suspiro, esa seria la semana mas larga de toda su existencia.

Atrevete a AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora