2

1.3K 62 6
                                    

Sentia los ojos y el cuerpo pesados, ademas de que se estaba congelando debido al intenso frio que recorria su cuerpo, era como estar en pelotas en el medio de la antartida, se iba a incorporar para agarrar las mantas cuando una mano suave se apoyo sobre su frente.

—Pol... Cariño... ¿Te encuentras bien?— apenas podia abrir los ojos, y cuando lo logro, se encontro con los semblantes preocupados de Gloria y su padre.

Trato de contestarle, pero de su garganta lo unico que salio fue un gemido agudo; era como si se hubiera tragado un estropajo de acero y este hubiese quedado atravesado en su garganta.

—Alfonso, llama al medico por favor, esta volando de fiebre— ordeno Gloria, y eso fue lo ultimo que escucho antes de volver a caer en la inconsciencia.

Cuando vino el medico, apenas logro conseguir quedarse despierto mientras lo revisaba, el diagnostico: bronquitis aguda.

Por ordenes del medico debia hacer reposo como minimo una semana, consumir mucho liquido, y tenia que tomar diversos antibioticos para bajar la fiebre y mejorar su dolor de garganta.

Su padre le hecho una bronca de aquellas cuando le confeso que se habia bañado desnudo en la playa a mitad de la noche, pero se lo merecia por hacer estupideces.

Luego de escuchar la cantinela de su padre volvio a caer dormido, y en medio de esa bruma febril que lo mantenia entre la consciencia y la inconsciencia le pidio a Gloria que llamara a Bruno, que le dijera que lo necesitaba a su lado.

Estaba ordenando su cuarto cuando su telefono sono, le llamo la atencion que alguien lo llamara a esas horas y tampoco reconocia el numero, dudando, contesto —¿Diga?—.

—¿Bruno? Cariño, soy Gloria— se sorprendio al escuchar del otro lado de la linea a su ex profesora de arte.

—Hola Gloria, ¿que tal? ¿paso algo?— estaba realmente extrañado, sabia que ahora Pol y su padre vivian con Gloria, pero el hecho de que ella lo estuviera llamando a esas horas de la noche le resulto, por demas, raro.

—Si veras... Es sobre Pol... Me ha pedido que te llame, quiere verte— fruncio el ceño ante el inusual pedido, apenas ayer le habia dejado las cosas claras y hoy queria verlo... Asi no funcionaban las cosas con èl.

—¿Y porque no me ha llamado èl?—  cuestiono. Lo que faltaba, que Pol utilizara de mandadera a la pobre Gloria.

—Veras... Es que èl esta enfermo y no puede hablar mucho... Tiene bronquitis aguda, le dio despues de haber nadado desnudo en el mar— se quedo de piedra al escuchar lo que le habia dicho Gloria.

—Vale... Ya voy para alla— y sin decir mas, colgo.

Bufando y profiriendo insultos poco decorosos hacia el intelecto de Pol guardo su billetera, sus llaves y le dejo una nota a La Calduch avisandole que saldria, aunque sabia que su abuela no volveria hasta altas horas de la noche.

El viaje se le hizo eterno aunque solo eran un par de estaciones en metro.

Cuando llego, toco el timbre y fue Gloria quien le abrio la puerta.

—Hola cariño, pasa... Siento mucho molestarte a esta hora pero es que no deja de repetir tu nombre y ha pedido verte varias veces— se disculpo la mujer.

—Esta bien Gloria, no te preocupes... Ahora paso a verle—.

Entro en la habitacion, encontrandose a un demacrado Pol Rubio recostado en la cama, parecia estar dormido, sudaba a la gota gorda, respiraba con dificultad y cada vez que inhalaba su pecho emitia un audible silbido.

Se quedo observandolo un largo rato hasta que finalmente se acerco a la cama y se sento en el borde.

Recorrio con su vista todos y cada uno de los detalles del rostro del rubio, y por alguna extraña razon se sintio un idiota por estar ahi, apenas ayer le habia dicho un ultimatum, diciendole que aclarara su cabeza de una vez, y ahora estaba alli, sentado en su cama mirandolo dormir.

En verdad era un idiota, patetico.

Estaba a punto de levantarse e irse cuando Pol abrio los ojos y al verle le sonrio.

—Has venido...— apenas podia mantener los ojos abiertos, se notaba a simple vista el gran esfuerzo que estaba haciendo.

—Pues si... Gloria me llamo, me conto lo que te paso y me preocupe. Solo a ti se te ocurre meterte al oceano en pleno invierno— no pudo evitar sonreirle. Puto Rubio y su maldito encanto.

—Bueno... Tu sabes que siempre hago estupideces...— se miraron un largo rato hasta que finalmente el convaleciente Pol volvio a romper el silencio.

—Pense en lo que me dijiste ayer y Bruno... Tu no eres un premio de consolacion. Nunca lo fuiste— se removio en la cama, algo incomodo por el dolor corporal, y continuo mirandolo.

—Parece que la fiebre te ha afectado mucho... Estas diciendo incoherencias— rio Bruno, mientras que por puro impulso acaricio suavemente la mejilla de Pol.

Antes de que retirara su mano, Pol la atrapo con suavidad y la mantuvo alli, en su mejilla —Quedate conmigo esta noche... Por favor—.

Y no pudo evitarlo.

No pudo negarse, simplemente se desvistio y se acurruco junto a Pol, quien lo estrecho contra su cuerpo.

Otra vez habia caido ante el encanto de Pol Rubio.

Atrevete a AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora