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Una semana en cama y otra semana mas de confinamiento impuesto por su padre, lograron hacer que Pol pensara, y mucho.

Durante las dos semanas que duro su "encierro" no dejo de pensar en Bruno y lo que significaba para èl, y todo se resumia en una sola cosa: lo necesitaba en su vida, de una forma u otra, lo necesitaba.

Su enamoramiento por Rai se habia esfumado en un abrir y cerrar de ojos y ahora todo lo que quedaba e inundaba su ser era Bruno.

Siempre le habia gustado el castaño, pero ahora que sentia y veia que lo estaba perdiendo, se daba cuenta que era mucho mas que solo un simple morbo o un lio de una noche, estaba enamorado de Bruno, aunque le costara admitirlo, estaba enamorado y no deseaba perderlo.

Las fiestas decembrinas se acercaban a pasos agigantados y tenia que darle una respuesta rapido al castaño.

Por lo que sabia, Bruno y Carmina pasarian la Nochebuena en casa de Gina y Gerard, lo cual era una ventaja ya que ahora que se habia mudado, la casa de Gery estaba a solo 10 minutos de su casa, seria ideal para darle una sorpresa a Bruno.

Cuando su padre le anuncio que su "castigo por enfermedad y estupidez" habia terminado, se dispuso a recorrer tienda tras tienda en busca del regalo perfecto para su chico de ojos color chocolate, aunque tuvo que salir abrigado como un muñeco michelin por ordenes de Gloria.

Ya se habia recorrido mas de 20 tiendas y ninguna tenia nada de su gusto, esta demas decir que salir a comprar un regalo navideño el 22 de Diciembre tampoco era la mejor de las ideas pero que se le iba a hacer, hasta que dio a parar con un anticuario, y solo por curiosidad entro.

Comenzo a recorrer la tienda, habia mesas, sillones, cuadros... Hasta que en un aparador le vio, descansando delicadamente sobre una almohadilla de terciopelo, era perfecto.

—Hermoso ¿no?— una voz a sus espaldas hizo que se sobresaltara.

—Joder!... Lo siento es que me ha dado un susto. Si, es hermoso ¿cuanto cuesta?— el dependiente de la tienda lo miraba, sonriendo, era un hombre bastante mayor, pero en sus ojos se notaba la jovialidad de un alma joven.

—Ha llegado esta mañana, lo he tasado en 200 euros o un poco mas pero aun no le he puesto un precio ¿Es para hacer un regalo de navidad?— trago saliva, en su billetera apenas llegaba a los 100 euros con monedas, adios al regalo perfecto.

—De hecho... Si... Es para sorprender a alguien que quiero mucho pero no creo tener tanto dinero— el señor le sonrio, y con suavidad tomo el objeto entre sus dedos, examinandolo mas de cerca.

—¿Y cuanto dinero tienes?— pregunto el hombre, Pol, nervioso saco su billetera y comenzo a contar, tenia un total de 100 euros y 15 centavos.

—100 euros con 15 centavos— nervioso observo al señor, expectante.

—Pues entonces ese es su precio... 100 euros con 15 centavos ¿Lo envuelvo para regalar?— sorprendido, no pudo evitar sonreir abiertamente.

—Si, para regalar por favor— siguio al hombre hasta el mostrador, en donde coloco el precioso camafeo de oro en una caja de terciopelo, la envolvio y se la entrego, Pol le entrego el dinero y comenzo a deshacerse en agradecimientos.

—Muchisimas gracias y feliz navidad señor— salio practicamente saltando de la tienda, ahora si estaba listo para hablar con Bruno.

Faltaban menos de 3 dias para Navidad, y aun no tenia el regalo perfecto para Pol, habia recorrido varias tiendas y no habia encontrado nada que fuera de su agrado.

Ese dia habia recorrido por lo menos diez tiendas, si no eran mas, y no habia encontrado nada; eran casi las 20.00 horas cuando se topo con la ultima tienda que le faltaba, era un anticuario y con la esperanza de encontrar algo bueno, entro.

Atrevete a AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora