Sala de espera para suicidas

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Espero que toda salga según el plan, ya verifiqué dos veces la cantidad máxima de somníferos que necesito para terminar esto por una vez por todas.

Era una fría noche de noviembre cuando Lina caminaba por las calles de River West en Chicago, su ciudad natal, aquella que la vio crecer y que mientras iba madurando odiaba cada vez más. Al doblar Peoria st. se encontraba su casa, esa odiosa casa tan grande y vacía. Aún se preguntaba para que sus padres querían una casa de tres niveles con patio y piscina para ellos tres, mejor dicho, para ella, ya que sus adorables padres nunca están. Para estos era más importante su carrera y su prestigio que su propia hija, pero tenían una especialidad, comprar lujos para su hija y así sentirse bien, sentir que cumplieron con su papel de padres. Para ella una llamada diaria sería suficiente, no una llamada de menos de un minuto una vez por semana.

Ellos sentirían la ira y todo el dolor que ella ha sufrido durante estos 18 años. Todo por ser el mejor buffet de abogados del estado, no quiere decir que sean los mejores padres, al contrario, eran los peores padres, quien deja a su hija abandonada en una convención de Leyes migratorias, lo bueno es que tengo Uber descargado en mi teléfono, y lo más gracioso del caso fue lo que me dijeron al llegar.

-Oh llegaste, discúlpanos, tuvimos que irnos antes. - como siempre tan expresivos.

Bueno, les haré el favor más grande de su vida, tomare la decisión que ellos debieron tomar 18 años atrás, Me mataré. Ellos no tuvieron el valor suficiente, por lo tanto, yo lo tendré por los tres.

En mi habitación tenía un frasco de somníferos, que había comprado con una prescripción falsa, waoo, como podemos conseguir todo en internet por unos cuantos dólares.

Las luces de mi casa están encendidas, eso quiere decir que Marta me está esperando.

-Señorita Munroe, ¿qué hace caminando a estas horas de la noche? - me habla Raymond mientras abre el portón. - ¿Dónde está Pete?

-Le di la noche libre. - Pete era el chofer, él se merecía el mundo. Había sido padre soltero cuando apenas tenía 16 años, la chica que dejó embaraza decidió que no quería el bebé así que Pete se quedó con él y lo ha criado con ayuda de sus padres, el pequeño Jake es afortunado que al menos uno de sus padres lo quiere.

-La casa de Alissa, está a unos minutos de aquí así que podía venir caminando sin ningún problema. – Alissa era mi mejor amiga desde tercer grado la única persona que me entendía hasta que decidió enamorarse de Luke, nuestro otro mejor amigo. Éramos como Harry, Ron y Hermione, en este caso yo era Harry y no tenía una Ginny.

Si se preguntan por qué elegí este día para morir, la respuesta es simple. Mis padres llegan hoy de un viaje que ha durado dos semanas.

-Sabes que a tus padres no les gustará esto. - me reclama Raymond.

-¿Ya llegaron? - me exalté al pensar que mi plan puede salir mal.

-No, pero están de camino. – agradecí a mi portero y entre corriendo a la casa.

-¿A dónde va tan rápido, señorita? - al escuchar a Marta me paré en seco frente a la escalera.

-Voy a prepararme para cuando lleguen mis padres. - le sonrío.

-Me alegra verte así de entusiasmada por ver a tus padres. - creo que ella es la única persona que me ha querido en toda mi vida.

-No tienes ni idea de lo que pasará, Marta. - digo antes de subir a mi habitación.

Busco en la tercera gaveta de mi armario el frasco de medicamentos, tomé la botella de agua de la neverita.

Que empiece el teatro o mejor dicho que termine.

Sala de espera para suicidasWhere stories live. Discover now