TRUST.

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Cuando llegó a casa con su nueva adquisición, Jongin ni siquiera hizo esfuerzo por burlarse, ni una sola mueca sobresalió de su moreno rostro; la miró unos cuantos segundos antes de continuar con su proyecto en turno. Por otro lado, Kyungsoo sonrió casi con pena y resignación, tampoco dijo nada, pese a que él solía ser un poco más expresivo que su jefe; pero ella sabía que a ninguno de los dos les parecía genial su idea de querer jugar a ser Dios y darle emociones al androide sexual que había comprado.

Krystal había chasqueado la lengua al ver el poco apoyo que tenía de sus compañeros de trabajo —"casi familia", entre comillas, claro—, pero decidida, fue a encerrarse en su taller, ese pequeño espacio que se había robado de la casa vieja del padre de Jongin. Pero había algo que no estaba bien y de eso se dio cuenta cuando volteó y se encontró sola; Sehun no la había seguido. Tuvo que regresar por el androide y darle una explícita orden para que éste la siguiera, causando la risa —ahora sí, mordaz— de su moreno jefe.

—Gastaste bien tu dinero, ¿no, Krys? —Hasta se dio su tiempo para dejar de conectar cables en la cabeza del androide de su plancha para burlarse en toda regla.

—Que te den, Jung, que te den... —La chica dijo entre dientes, llamando a Jongin por su apellido real, sabiendo lo mucho que lo detestaba. Frustrada decidió ignorarlos; no comprendían la magnitud del reto al que se estaba enfrentando. Tenía fe en su trabajo, casi alababa su propio modo de proceder en cada proyecto y su ego era demasiado alto para no aceptar cualquier contradicción; estaba optimista por todo, de hecho, El haber presenciado ese pequeño desliz del androide era, para ella, señales de un buen augurio, en lugar de un error de comando que traía de fábrica.


Cuando estuvieron ambos en el taller, la chica cerró la puerta, dándole la orden al androide de recostarse en su plancha de metal; mientras se entretenía en sacar su propio equipo. Fueron un par de minutos en el que le dio la espalda, concentrada en encender sus computadoras, calibrando un par de instrumentos y arreglar las herramientas a usar, que no prestó atención a lo que el androide pudiera estar haciendo. Ni le tomó importancia, consciente de que no haría nada a menos de que le lanzaran una orden directa; según había leído, esa era una de las programaciones más básicas para un robot barato como él. Por ello, la muchacha volteó, esperando ver al muchacho quieto, casi como un muerto en la placa de mental.

—¿Sehun qué?... ¡Mierda! ¡¿Por qué estás desnudo?! —Cualquier chica en su posición se pondría roja como manzana y trataría de cubrir su rostro o cualquier acto pudoroso que diera a entender lo avergonzada que estaba; pero ella se escandalizó porque no se esperaba tal acto del hombre, no le había dado ninguna orden que le indicara que debía desnudarse.

—Es lo que se tiene que hacer si me pides que me recueste. —Abrió los ojos sorprendida, porque a pesar de la respuesta fuera ajena al típico código, lo que en verdad le dejó anonadada por unos instantes, fue la voz del androide: suave, monótona, pero con un acento curioso, casi como un seseo producto de una mala pronunciación, si fuera humano.

—Pero yo sólo te pedí que te recostaras. —Cuando salió de su estupor, se permitió dar respuestas obvias que le permitieran conocer más de lo que el androide pudiera mostrarle, cosas que no se veían de la programación en la pantalla de la computadora.

—Estoy programado para aprender y repetir las acciones que el amo considere propias para su satisfacción. —Sehun seguía quieto mirando al techo, luciendo su pálida piel sintética. La mujer se dio su tiempo para observarlo, había un par de parches en esa piel, también un par de rasgaduras y unas quemaduras que quedaron sin reparar; aun así, era atractivo, casi como una obra de arte esculpida; espalda ancha, brazos y piernas largos, el muchacho se veía impasible, esperando lo inevitable, según su mente llena de cables. —Si el amo quiere que me recueste, yo debo quitarme la ropa para iniciar cualquier acto sexual que le plazca.

—Se supone que te reinicié... no debes tener conocimiento de tu antiguo amo. —Murmuró con cierto aire de desconcierto; se mordió el labio inferior, preguntándose si había hecho algo mal al reiniciar a su androide. Pero no, no iba a dudar en un procedimiento que ya conocía a la perfección, y que era parte de su rutina diaria. Se acercó a la plancha, con su computadora portátil y unos cables en las manos, lo dejó todo en un espacio, sin dejar de mirar fascinada al androide acostado. —Sehun, tu amo de ahora, o sea yo, es diferente ¿sí?, no te voy a pedir que te quites la ropa para tener sexo... de hecho, no haremos nada de eso.

Entonces, el androide ladeó su cabeza para mirar a la chica que estaba a su lado, una fina arruga en su frente se formó, como si lo que le había dicho no le hubiese quedado del todo claro, es más, parecía confundido con ello. Krystal estaba encantada, su instinto le decía que no había perdido nada de su plata al comprar a ese androide; había algo diferente en él, no un error en su código; era algo más profundo y él se lo había demostrado desde el principio. No le había ordenado y aun así, Sehun actuó por cuenta propia, asumiendo que una acción A daría como consecuencia una acción B, o así lo había interpretado. No sabía si había sido intervenido por otro hacker antes, pero él hecho de que Sehun tuviera ese —artificial— raciocinio de intuir, era más que suficiente para hacer volar a Krystal de la emoción.

—Bien, Sehun... ha llegado el momento que dejes de ser un androide sexual. —No le observó más y se concentró en la cabeza del androide. Destapó la parte superior, sintiendo la textura de los cabellos enmarañados, era como tocar la cabeza de una muñeca olvidada; cables y el sonido del hardware de arranque le saludaron en primera instancia; no se molestó más en ver el desnudo cuerpo que tenía frente y se dispuso a trabajar. Conectó varios cables a la cabeza y luego a su computadora para crear un enlace que le permitiera ver el código del androide en la pantalla de sus monitores.

—¿Desapareceré? —Esa pregunta le tomó por sorpresa, porque, aunque sonara en su cabeza como una preocupación del androide, el tono que éste había usado era casi aburrido, Krystal sintió casi pena por el chico, pero asumió que, quien lo había diseñado, habría estado concentrado en otras acciones que debían tener más importancia, y no en darle una caja de voz más completa al androide.

—¿Qué?... ¡no!, sólo cambiaré tu patrón de conducta de acuerdo a tu oficio; serás un modelo doméstico, pero... seguirás siendo "Sehun", así que confía en mí. —Divertida, decidió hablarle como si se tratara de un niño aprendiendo y no de un androide viejo incapaz de aprender cosas nuevas.

—Bien. —La chica estaba alucinada, jamás se imaginó tener una conversación más allá que monosílabos, y ni siquiera eso, porque los modelos como ese androide no estaban programados para hablar fuera de palabras sucias o gemidos en el acto sexual. El que el muchacho estuviera hablando era una buena señal para ella sin duda.

—¿Bien qué Sehun? —Preguntó sin darle demasiada importancia, porque estaba más ocupada calibrando el programa de sustitución que implementaría en el muchacho; no se fijó que éste había cerrado los ojos y que la mueca de su rostro se había suavizado.

—Confío en ti.


❤️❤️❤️

Episodio cortito que ya tenía escrito, pero debía arreglarlo, aun no sé de qué manera iniciar el siguiente, tengo demasiadas ideas pero quiero construir primero la relación de esos dos, sobre todo la de Krystal, que odia a los modelos como Sehun.

Bueno, gracias por leer, los quiero, FELIZ NAVIDAD Y FELICES FIESTAS.

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⏰ Last updated: Dec 13, 2019 ⏰

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LOVE ME, RIGHT? [HunStal ver.]Where stories live. Discover now