QUINTO SUEÑO

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Cuando despertó de aquel sueño, estaba toda sudada, decidió levantarse a darse una ducha y cuando iba pasando enfrente del espejo de su recamara, se miró llena de gotas de sangre. Se quedó quieta, mirando fija mente su reflejo y como descendía sangre de su nariz. Su reflejo actuaba de forma anormal, pues del otro lado estaba sonriendo como si estuviera feliz, sus expresiones eran de lo sobre actuada a lo psicópata, mientras hacía eso le susurraba cosas en otro idioma que ella no entendía y al intentar tocar el espejo, este se fracturó en miles de pedazos que quedaron tirados por el suelo. Bast miraba el suelo, sus pies, su alrededor, ya no estaba segura en ningún lugar, ya no era libre ni tampoco era una niña que podría llamar a sus padres.

Al siguiente día, decidió seguir con su vida cotidiana como si no hubiera pasado nada.

Fue a la escuela normal mente y siguió su vida mundana, al llegar a casa decidió limpiar un poco y mientras estaba ordenando la sala, debajo del mueble encontró una hojas, muy extrañas rayadas, hipotesis, señales de quemas. No les presto mucha atención y decidió seguir limpiando.

Cuando estaba rumbo a su habitación se tropezó con una mesita que se encontraba en el pasillo. Esta no reaccionó tan bien, ya se estaba volviendo violenta, algo muy raro en ella. Al tomar la meza para lanzarla contra la pared pudo ver una piedresilla no más grande que una gota de agua. Esto le llamó mucho la atención al intentar recogerla, esta dio una chispa y Bast comenzó a zangrar de uno de sus dedos como si se hubiera cortado. Así que con cuidado la recogió con un papel y mientras hacía esto, tocaron la puerta de su casa.

-Tok Tok

No salía

-Tok Tok Tok

Ya iba bajando

-Tok Tok Tok

Habrio.

Al mirar quién era le entró nerviosismo.

–ho... Buena tarde... Señor policía.
–Buenas joven cita, ¿se encuentran sus padres en casa?
– No señor, ellos están de viaje por unos días y me dejaron a cargo de la casa. Me podría decir para que los solicita o si quiere dejar un recado, yo se lo daré con mucho gusto.– le dijo sonriente, dicimulando lo nerviosa que estaba.
–Que joven cita tan hamable y educada.
Les podrías decir que...
No, mejor diles que necesitamos que vayan a la estación, que es hurgente.
–Listo, tranquilo yo os le daré su razón.

Y así Bast cerró la puerta y se dirigió hacia su habitación a observar la hermosa piedresilla que se había encontrado y mientras la observaba muchas dudas comenzaron a llegar a su mente. Y estando tan consentrada en sus pensamientos escucho que la llamaban, pero no sabía de dónde. Se levantó rápida mente fue tan rápido que dejó caer la pequeña jolla que se rompió en miles de fragmentos. Ella se quedó fija mente mirando los restos y comenzó a caminar alrededor de su cuarto. Al momento de parar enfrente de uno de los espejos pudo observar su rostro. Una chica linda, amable, inteligente pero no podía deducir lo que estaba pasando en su vida, todavía no lo creía su reflejo comenzó hacerle señas, ella se fue hacer ando y cuando estaba tan cerca de tocar su reflejo, este salió y la tomó por el cuello, mientras reía como desquiciado comenzó a dejarla sin respiración y mientras con una mano la ahorcava, con la otra le iba clavando una pequeña daga en forma de cuervo que le faltaba el ojo.
Suave mente y disfrutando cada segundo ese espíritu le iba cortando el cuerpo a Bast desde su pecho hasta su vientre y con esa sonrisa daba a denotar gotas de sangre que le chorreaban desde la boca hasta el cuello y más abajo se lamia los labios, se le hacia agua la boca por comenzar a devorarla.

Bast no se podía mover, solo observaba aterrada lo que sucedía mientras el espíritu tomaba el corazón de Bast en sus manos para deborarlo, Bast pudo tomar un pequeño fragmento de la jolla que había encontrado y lo puso en su cuello.

Bast despertó, hecha un manojo de nervios, pudo ver su muerte tan cerca y tan real, ya no era un juego sus padres habían muerto y ella no sabía que hacer para terminar eso, en ese momento pensó que en realidad Dios no existía, que solo era un invento de la imaginación y que nada que lo que dijeran iba hacerla pensar lo contrario.

7 SUEÑOS HASTA EL INFIERNO (en Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora