Es una verdad reconocida que todo inmortal existente conoce la infame frase; 𝗟𝗼𝘀 𝗩𝗼𝗹𝘁𝘂𝗿𝗶 𝗻𝗼 𝗱𝗮𝗻 𝘀𝗲𝗴𝘂𝗻𝗱𝗮𝘀 𝗼𝗽𝗼𝗿𝘁𝘂𝗻𝗶𝗱𝗮𝗱𝗲𝘀.
Ó en dónde dos guardias de la guardia Volturi se vuelven mártires de una causa que lleva ferm...
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—Es un grito de guerra, las primeras piedras ya fueron lanzadas ó es que aún no te das cuenta?!— Ocultas en el interior de un abandonado edificio antiguo ambas vampiros yacían detenidas junto a una de las vacantes ventanas observando en la distancia las destellantes luces de la cuidad. —No, e-estás bromeando conmigo, no? por favor dime que es algun tipo de broma vieja que hacen los guardias para poder burlarse de principiantes como yo..— Preguntó Inna mientras sacudía su cabeza aún incrédula. —¿Crees que bromearía sobre una cosa cómo esa? es uno de los secretos mejor guardados de Aro, Caius y Marcus, sólo los más antiguos guardias lo sabemos y no por que estos remota mente quisieran claro está y créeme, cuando te dije que lo que se avecina no es bueno, no mentía, muchos morirían..— Culminé por decir mientras me giraba y recostaba de la sucia pared, podía ver claramente como las partículas de mugre através de las décadas se habían cernido sobre cada grieta y ranura en los rojizos ladrillos.
—Otro tipo de vampiros, es una idea surreal hasta para nosotros cómo vampiros! ¿por qué? por qué demonios se les olvidó mencionar una cosa como esa!?— Exclamó ésta enfurecida, sus perlados dientes destellando nácar contra la pálida luz de la luna entrante por los huecos del lugar. —Tu realmente crees que se les olvidó?..no, Aro lo oculto..éste obviamente no quería que las noticias de otros vampiros rivalizaran contra los de nuestra clase, bueno, como si realmente pudiesen pero en fin, la motivación principal de los Volturis no es sólo mantener a salvo nuestro secreto si no tener el control de todo a nuestro alrededor y con estos vampiros en medio Aro no podía hacer tal cosa, así que ahí es donde entran estos famosos "originales"..según lo que sé, Aro, Marcus y Caius les conocieron cierto tiempo después de la muerte de Didyme, la hermana de Aro..ellos proclamaron ser los primeros seres vampíricos sobre la tierra lo cual podrás imaginar por que les ganó por parte de el resto una no muy buena vista a los ojos de Aro, solo imaginalo, finalmente en sus tantos siglos de vida existían otros seres similares capaces de posar cierta amenaza para nuestro estilo de vida, eran un riesgo que no podían permitirse, a raíz de esto Aro, Caius y Marcus concordaron un supuesto pacto diplomático con el aparente líder de estos originales, aún que dudo realmente que la cordialidad fuera extendida a tales extremos, en fin..ningúno de nuestra clase congeniaria con los de la suya ó eso creo, nadie más sabría nunca sobre la existencia del otro asegurando así futura paz entre todos pero ¿ahora?..si me lo preguntas creo que Aro se harto de jugar al pacifista..— Murmuré en un murmullo bajo mientras juraba sentir como una nube de pesada desesperación se cernía sobre mi cabeza con cada revelado secreto, ya no había marcha atrás.
—..Asi que, déjame entenderlo, me estás diciendo que Aro busca una guerra? que quiere destruir a estos originales? que el, el mismo que a dictado y pregonado por años que es imperativo mantener nuestro secreto a salvo ahora quiera arriesgar tal cosa por el mero deseo de una vieja rivalidad no saldada? acaso real mente estás si quiera pensando en lo que me has dicho? estás insinuando bien algo que posiblemente te pondría en riesgo de muerte, ¿acaso te has vuelto loca? yo..no..— balbuceo ésta mientras en un borrón indiscernible se encaminaba de un lado a otro en el destartalado espacio polvoriento. —Tómalo como quieras, ya hablé mi parte y queda de ti en sí creer ó no, pero déjame preguntarte una cosa, realmente te creíste ese cuento de que a Aro le importas? de que todos somos especiales para el pues mantenemos la paz? como una gran familia feliz?— La vampiro morena pausó ante la mirada penetrante de la menor. —Si lo hiciste entonces lo siento pero te han tomado por tonta, a Aro no le importa nada más que el poder y sus minúsculos gemelos brujos, recuerda bien esto, el poder principal de Aro recae en sus adquisiciones, sin eso no sería nada más que un viejo vestigio olvidado..— Escupió la vampiro ácidamente mientras el veneno se acumulaba dentro de su boca. Cruzándose de brazos, Inna giró sobre sus pies despacio, más de lo que lo había hecho en mucho tiempo.
—..Entonces, digamos que es cierto..¿ahora qué? digo, no solo podemos ocultarnos aquí por siempre y por igual volver sería igual a morir, Aro leerá nuestros pensamientos y nos destruirá sin si quiera decir palabra alguna, así que dime, que rayos es lo que piensas hacer?..— Indagó Inna mientras detenía su desesperado andar para encarar a la líder, su joven rostro ahora más humano que nunca parecía estar a ciertos segundos de llorar, si pudiera hacerlo claro estaba a lo cuál físicamente ya no podía. —Honesta mente no lo sé exactamente, pero sí se que no podemos quedarnos aquí sin hacer nada, esperar sería igual a volver, y yo no planeo dejarme ganar tan fácilmente..— por primera vez en mucho tiempo no tenía ni la más remota idea de que hacer cosa que no ayudaba en lo más mínimo a sus crecientes preocupaciones respecto a dicho tema. —Debí haberlo visto..yo, no puedo creer que fui tan estúpida como para tragarme toda esa basura, creía en las leyes, en el orden establecido, Afton, Chelsea, Corin, Santiago..todos ellos..lo sabían— Balbuceó la menor tras unos minutos de largo silencio, su vida, ó lo que había creído que era su vida durante una década y el lugar al cual había llamado hogar no habían sido nada más que una gran farsa, una mentira para mantenerle en línea, feliz en una existencia ciega mente manejada por las cuerdas de un maestro falso. —Tranquila, no eres la única, ni la última, me temo que muchos más sufrirán lo mismo, hoy, mañana, dentro de cien años, quien sabe, solo somos peones, la guardia..— Escupió Emma en la penumbra, los sonidos de la animada música en la distancia como una daga torciendose en su pecho, el mundo parecía como siempre continuar sin la más mínima idea de el caos a su alrededor, como les envidiaba, la ingenuidad de ser mortal, de poder ignorar los peligros y vivir tan libremente, después de todo, eso es lo que siempre había querido, libertad, pero la vida es cruel y en la realidad, no siempre existen los finales felices, mucho menos para criaturas como ella quien hermosa como un ángel podía ser igualmente el peor demonio, tal vez este era su castigo, el precio a pagar por tantos siglos de muerte por su ciega fidelidad.
De una forma u otra, el daño había sido hecho, y no había marcha atrás. Nunca más...
