Hitch salía de la habitación subterránea, donde ya hacía Annie descansando. Subía a toda prisa las escaleras, mientras sus pensamientos seguían en el despertar de Annie, la mirada tan culpable qué ahora poseía, no sólo el cristal se derritió, sino también esa mascara antipática que la caracterizaba. Lo único qué podía hacer ahora: era intentar ayudarla, aquella rubia de estatura baja, con los ojos tristes.
Con ambas manos entre el pecho, pasó por el pasillo, mirando hacía los lados, ya que parecía vació todo. Justo en ese pasillo, escuchó unos pasos deprisa aproximándose a toda velocidad, no sabía con exactitud si existía personas valientes de la Policía Militar, como para seguir en ese sitio. Sin decir más se mantuvo de pie, mirando en la dirección de aquellos pasos... Era una persona con una capucha negra, parecía querer cubrir su rostro, pero seguía deprisa.
—¡Detente!—ordenó Hitch.
Aquella persona, hizo caso, —aquel pasillo conducía hacía el paradero antiguo de Annie, en su prisión—, con pasos firmes continúo.
—Hitch, soy yo— dijo tranquilo.
—¿Por qué vienes con esa capucha?—Fue acercándose, para mirarle el rostro.
—Tengo el uniforme del Cuerpo de Exploración—alzo la vista,—¿dónde esta?
Hitch pudo mirar el rostro sudado, y cansado de Armin, tenía los labios secos, y las mejillas rojas como el atardecer escarlata.
—Dejaste Marley, para...—no terminó la frase.—Las últimas escaleras, las prisiones subterráneas, en el pasillo izquierdo. Ten:—le entregó las llaves.
Armin, mantenía la capucha, la tuvo qué tomar prestada de un señor hebreo de las calles, cercas de donde existían no hace mucho las muralla Maria, para no llamar la atención. Por ende el calor lo seguía invadiendo, y las emociones qué no podía controlar.
Le parecía eterno todo el recorrido, las manos le temblaban y sudaban, la respiración ahitada, y las pulsaciones en el corazón... Miro aquel pasillo, las paredes eran de ladrillos, realmente oscuro, las antorchas en fila apenas ayudaban. Fue al pasillo izquierdo, miro la puerta de hierro, ahí con las llaves en mano, intento con la primera, sus manos temblaban, las gotas de sudor caían; no abría, siguió con la siguiente, tampoco.
Respiro profundamente, nuevamente con la tercera llave, frotándose el sudor de su frente con la manga. La llave coincidió, y así sin más la puerta se abrió, Armin dio un paso, no se veía casi nada, pero la poca luz qué entraba por las antorchas de afuera, dejaban claro aquella silueta: con la mirada hacía abajo, perdida entre su propia oscuridad, Armin se estremeció por dentro.
—E-Eres tú...—susurro, con la garganta seca.
Annie alzó la vista levemente, aquella persona se acercaba despacio, aún con el cuerpo desnudo, se mantuvo así, en realidad no le importaba nada, quería terminar con todo, o qué alguien terminara su vida.
Mientras tanto Armin, sentía qué el corazón iba a salir de su pecho, para explotar. Con sigilo, se sentó casi en los pies de Annie, no podía mirarla con claridad, sus manos temblorosas buscaron su rostro, para acariciar su piel.
—Soy Armin—, habló con más naturalidad.
Annie alzó la vista, echándose hacía atrás. «No me toques», pensó.
—Te he esperado tanto tiempo—, sintió de repente una enorme tristeza.
Se acercó más Armin, tomándole la mano, y sintiendo como ella se aferraba poco a poco a él, sus brazos débiles comenzaron a jalar de su capucha, Armin cedió. La rodeó con ambos brazos en todo el cuerpo, pudo sentir su piel fría y desnuda entre su pecho; inmediatamente se quitó su capucha, para dársela a ella.
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Se libre... Annie Leonhart.
FanfictionUna pequeña historia AruAnnie. Inspirado en el capítulo 124 del manga SNK. LOS PERSONAJES LE PERTENECEN A: HAJIME ISAYAMA. NO PLAGIO, ADAPTACIONES, ETC. OBRA DE MI AUTORIA. ILUSTRACIONES: ERMIONEY STORE. Lleer directamente, y gratis en Wattppad:h...