Capítulo 2. Nuevo curso.

34 3 0
                                    

Faltaba muy poco para empezar otra vez la rutina de madrugadas. Mi verano había sido normal: del sofá a la nevera, de la nevera al sofá. Me preguntaba bastantes veces quién estaría en mi clase, aunque como en cursos anteriores, los compañeros no iban a cambiar mucho, siempre eran los mismos. Me solía reunir mucho con Victoria, una chica sudamerica de pelo castaño, piel blanca, un poco más alta que yo pero no demasiado, ojos azules y muy estrovertida; y Salma, una amiga mía de hace tiempo, de Melilla, morena, alta, flaca, de ojos castaños y un poco más tímida. Aunque me juntaba más con Victoria que con Salma. No me gustaba mostrar mis gustos a los demás porque tenía miedo de sufrir "bulling", ya que lo había visto en varias películas... Intentaba encajar pero no veía por donde, no veía a nadie como yo, que le agradara lo mismo que a mí u otras cosas. ¿Patético? No lo sé, pero sí sabía que este curso iba a ser duro.

Cuando estaba en el colegio, me gustaba mucho jugar con los chicos. Es extraño, pero nunca me llamaron "marimacho" ni nada por el estilo. Mis compañeros jugaban mucho con actividades físicas como jugar al "pilla pilla", mientras que mis compañeras se sentaban en las escaleras a cotillear y mirarme raro. Había un chico en concreto, que nunca me voy a olvidar, amigo o compañero de unas cuántas chicas que yo conocía. A veces se ponían a hablar de él, y todo lo que le decían eran cosas buenas. Siempre quise hablarle, pero nunca tuve valor. Solía fijarme en cosas que nadie lo hacía, en los que no destacaban, en sitios ocultos, siempre pensando historias que me gustarían que pasaran... Y una de ellas era ser amiga de ese chico, no sé porqué.

En realidad nunca tuve un mejor amigo, pero Jorge casi lo era. Jorge es un chico de Barcelona, alto, de piel algo morena, su pelo era y sigue siendo corto y negro, sus ojos castaño claro, y amaba el fútbol. Nos pasábamos los recreos de quinto de primaria juntos, estábamos todo el rato riendo y picándonos por tonterías. Jorge confesó sus sentimientos por mí a alguien. Después de enterarme nada volvió a ser lo mismo, le avergonzaba muchísimo hablar conmigo, pero nunca me él me lo confirmó. Al final pasé al instituto llevándome muy bien con Victoria, sin juntarme más con Jorge y sin hablar con aquel chico misterioso.

Por cuarta vez Jorge vuelve a estar en mi clase. Se nota que ha cambiado, antes era muy tímido y cada vez es más estrovertido. También estaban conmigo Victoria, Salma, Quique y alguno que otro por ahí.

La profesora pasaba lista mientras nos sentábamos por orden.

-...21 Pedro, 22 Carlos, 23 Héctor, 24 David, 25 Paula, ...-Decía la profesora.


Espera... ¿David? ¿Quién era David? Era mi compañero de mesa y todavía no había llegado... ¿Cuándo iba a llegar? Como ya expliqué antes, tengo mucha imaginación y me inventaba muchas historias, así que fantaseé mucho por cómo podía ser:

-¿Y si es un chico guapo y simpático? Sería como en las pelis... ¿Y si es un superdotado? No, imposible, un superdotado no vendía a un instituto tan cutre como este... ¿Y si es japonés? Puf ojalá, me moriría... Espera, ¿pero qué estoy diciendo? Debería dejarme de hacerme tantas ilusiones porque ya me ha pasado de pasarme y que las cosas no salieran como yo quiero. Primero de todo, debería terminar de escribir esto que está en la pizarra antes de que lo borren...-  Pensaba yo.

Alguien entró repentinamente a clase. Todos se giraron para contemplar aquella persona que había cometido tal grosería. El único asiento libre que había era atrás, a mi lado. No más pude terminar de copiar, el chico ya se había sentado.

-Buenos días, ¿quién es usted?- Preguntó la profesora.

-Buenas, soy David.- Respondió él.

Amigos, romance y algún que otro dolor más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora