Capítulo 6. Plan ninja.

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El segundo día de clases me volvió a despertar mi madre a las siete de la mañana. Otra vez me volvió a costar dormir la noche anterior, seguía sin acostumbrarme al horario. Cuando terminé de prepararme intenté no dormirme otra vez, así que empecé a escuchar música. (A todos les digo que no tengo móvil porque es una mierda, solo lo uso para escuchar música y rara vez para hablar con alguien).

-¡David, esta vez no te duermas porque como llegues tarde te quitaré el ordenador! -Ya empezaba mamá dándome la lata de nuevo. Menos mal que la de ayer me la perdonó, pero perdiendo mi orgullo con mis súplicas. Pesada.

Me fui al baño por última vez antes de bajar a la cocina.

-A ver, ¿dónde están mis gafas de pasta? Sin ellas no veo nada... -Observé el cuarto. Las encontré y me las puse. Acto seguido me miré en el espejo. -¡Vaya! Tengo la sensación de que mi pelo castaño está más oscuro que lo normal... ¡Y encima estoy estoy despeinado! -Me coloqué mi pelo hacia atrás, como siempre. Me quedé un buen rato observando mi cara. ¿De dónde habré sacado mis ojos marrones verdosos? ¿Y mis oyuelos? Si me dijeran que soy adoptado me lo creería. (Sí, a veces me da por hablar solo).

Bajé a la cocina. Mi madre estaba despierta, lista para sacar a Sol, nuestro perro, como todas las mañanas. Me entró curiosidad y le pregunté a quién de la familia me parezco más.

-¿Tú? Sin dudar a tu tío Gerardo, es decir, mi hermano. Es todo un ligón, igual que podrías ser tú, pero te quedas todo el día enganchado al ordenador y... -Meditó un instante. Miró la hora de la cocina... -¿¡YA SON LAS OCHO MENOS TRES!? ¡David, sal ya, como estés! Como llegues tarde me voy a enfadar, sal ahora mismo.

-¿¡YA!? ¡Joder! El tiempo no me da ningún respiro... ¿En qué lo he perdido? -Recordé que fue por quedarme mucho rato sentado en la silla de mi cuarto durmiendo con los ojos abiertos y el tiempo que estuve reflexionando en el aseo. ¡A correr se ha dicho!

Efectivamente llegué un pelín tarde, por los pelos. Entré en la clase y "ella" estaba allí, con su pelo suelto y brillante. Obviamente el sitio de al lado estaba libre, ya que ahí me sentaba yo. Bien, pensar en un plan ninja para preguntarle su nombre. ¿Cómo?

Observé su estuche.

-¿Dónde coño está su nombre escrito? ¡Ah si, aquí está! Mi salvació... Espera... No puede ser... ¿¡P. R. V!? ¿Las siglas de su nombre? ¿¡QUIÉN HACE ESO!? ¿¡QUÉ PASA SI SE PIERDE!? En fin... Pacieeeeeeencia.... Piensa en otra cosa... ¡Ah, ya sé! Cuando pase lista estaré atento -Hablé conmigo mismo en mi cabecita.

Bien, es la hora, va a pasar lista.

-¿Ped...? Vale, está aquí. ¿Carlos? ¿No vino? Vale, ¿Héct...? También está aquí... -La profesora me miró, me señaló con el lápiz rápidamente y apuntó que yo había asistido. Miró a mi compañera de mesa e hizo lo mismo... ¡HIZO LO MISMO! ¿Y ahora? Nuevo plan...

-¿Cómo dice profesor? -Le pregunté con el fin de que me dijera el nombre de la chica.

-No es nada David, sólo estaba pasando lista.

-¿Pero a quién fue el último que nombraste? -Rogué por dentro que me dijera el nombre.

-A ella. -Me contestó señalando a mi compañera.

-¿Qué? -Volví a preguntar pensando "¿acaso es que el destino no me quiere?"

-A ella. -Me repitió con un tono más fuerte.

-¿A quién? -Pregunté por última vez. Por dentro estaba muerto de vergüenza.

-A ver David, ¿a quién va ser? Después de ti viene tu compañera de mesa. Te recuerdo que os senté así por orden de lista. No me vuelvas a preguntar más.

Tierra, trágame.

Último plan antes de preguntarle directamente. La vieja técnica de la notita.

La chica se levantó y aproveché el momento para pasarle un papelito a mi compañero de enfrente con la atroz pregunta. Sí, confirmado, el destino no me quiere. Sólo bastaron 4 segundos, los suficientes para tener una pequeña ilusión y desvanecerse en un momento, suficientes para sentir felicidad y sentir luego tristeza, suficientes para que no fuera en vano haberlo pasado mal antes con la profesora y sentir cómo en un momento se evapora esa sensación, suficientes para sonreír y pasarlo mal a la vez, suficientes para ver el mundo en color y luego oscuro, suficientes para estar en la cima de todo y luego sentir una estaca en el corazón y suficientes para que viniera una pequeña ráfaga de viento y me haga sentir la persona con menos suerte que hay. Adiós papel, con él se despide mi dignidad (la poca que me queda), mi ilusión y mis únicas ideas.

Encima, para colmo, tocó el timbre para volver a casa. Iba a hablar a aquella chica pero en su lugar pensé "¿Qué pasa? ¿Por qué tanta prisa? Creo que no es algo muy importante... En estos nueve meses me tendré que aprender el nombre si o si... Soymuyexageradoyavecesimpaciente."

Recogí mis cosas, me puse la sudadera del instituto y me dispuse a salir solo. Una voz femenina me decía por detrás:

-Mi nombre es Paula.

¡Hey! ¿Qué tal? ¿Qué os parece? Sí, soy yo, la aburrida de la autora. Me he dado cuenta de que... ¡A veces que pesado eres David! Aunque... a veces... Lo dejo ahí. La suerte te da la espalda pequeño homo sappiens pero pronto puede que... Puede que... Puede que siga siendo así jajá. A ver cuando empiezo a meter a gente nueva... (e.e)

Tres preguntas: ¿Cómo creéis que se llevarán los protagonistas? ¿Aparecerá un nuevo personaje? ¿Lo descubriremos en el siguiente capítulo?

Respondo: sí, en las dos últimas. Y es un "sí" con tilde, lo que significa afirmación.

¡Hasta la próxima pequeños aprendices de ninjas!

Amigos, romance y algún que otro dolor más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora