Capítulo 21

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N/A: Holaa...!!! No me entretengo mucho solo era para deciros que no pude subir la semana pasada pero bueno aquí lo teneis, ademas es largito... Espero que os guste y la disfruteis. Besos <3 <3

PD: A lo mejor luego subo otro capítulo ;)

—Son las feromonas —sentenció Gabriela.

Aunque pasaban de largo las dos de la madrugada, no me había resistido a llamarla. Necesitaba desahogarme con alguien y ella era la persona que mejor podía entender la atracción incontrolable que sentía hacia Harry.

—¿Las feromonas?

—Sí, esas sustancias químicas que se desprenden con el olor...

—Sé lo que son —interrumpí.

—Pues, según dicen, el deseo sexual se desata por el olor, aunque no somos conscientes. Al parecer, es algo primitivo que también les pasa a los animales...

No negaba que esa teoría fuera cierta, pero, en mi caso, sabía con certeza que el origen de esa atracción estaba en la mañana que le vi con Morgan.

—Mira, no sé qué será, pero te juro que no he pasado más vergüenza en mi vida. ¿Con qué cara voy a mirarle, Gaby?

—Bah, no te agobies. Lo que me sorprende es que no se haya lanzado a saco contigo. Con cualquier tío te tiras así a la yugular y no se resiste. ¿Y si al final resulta que es gay?

—¿Y lo de la Miss, entonces? ¿Y Morgan?

—Va a ser eso, claro, que el chico no puede más. Está completamente agotado con lo que le exprimen estas dos... De todos modos, casi que me alegro de que hayas actuado así. Empezaba a estar un poco preocupada: lo de Laura es por convicción, pero lo tuyo... Te queda nada para cumplir los dieciocho y sigues siendo virgen. ¿Es que vas a esperar a casarte?

Me sobrevino un acceso de tos. Y no fue por la sorpresa, como tal vez pensara Gabriela, sino por el cargo de conciencia. En su día no se lo había contado y, con el paso del tiempo, no tenía sentido hacerlo. En cualquier caso, hacía tanto de aquello que hasta parecía que nunca hubiera pasado.

—¿Y qué quieres que haga? ¿Que pare al primero que me encuentre por la calle y me acueste con él?

—No, claro que no. Mejor espera a que James Blunt llame a tu puerta y te cante una baladita de amor —sarcasmo genuino de Gabriela. Directo al corazón, y sin anestesia—. De todos modos, lo único que digo es que me alegra ver que eres «humana» y tienes los mismos deseos que el resto de los mortales.

—¡Claro que los tengo! Pero ¿por qué me fijo siempre en los tíos equivocados? ¿Por qué Zayn y Harry? ¡Anda que no hay hombres en el mundo! Pero no, yo voy a lo difícil.

—Son las feromonas, ya te lo he dicho. Ponte una pinza en la nariz cuando estés con ellos, a lo mejor se arregla.

No pude reprimir una carcajada al imaginarme esa escena tan ridícula.

—Bueno, guapa, te dejo —susurró—. Me parece haber oído a mi padre y, como me vea hablando por el móvil a estas horas, me quedo sin Wi-Fi y sin teléfono. Te llamo mañana. ¡Que descanses!

—Igualmente. ¡Hasta mañana!

A la mañana siguiente todo estaba muy gris, pero no llovía y, aunque el murete que separaba mi terraza de la de Harry continuaba mojado, le dejé allí el albornoz. No quería cruzarme con él ni en pintura. Me aseguré de echar el cerrojo en la puerta de mi terraza, no fuera a presentarse sin avisar. No me visitó, ni tampoco me encontré con él en toda la semana. Sabía que tarde o temprano tendría que vérmelas con él, pero cuanto más tarde, mejor. Sin embargo, mi mente seguía jugándome malas pasadas y, de tanto en tanto, evocaba el calor de su cuerpo bajo el mío y el roce de sus labios. Creo que Gabriela tenía razón y la falta de sexo me estaba pasando factura. Como en El secreto de mi éxito, una de las pelis ochenteras de mi madre, en la que la mujer del jefe de Michael J. Fox anda persiguiéndolo desesperada por acostarse con él. Era muy divertido verle tratando de zafarse de ella, pero ser yo la acosadora no tenía tanta gracia.

Pero a tu lado │Harry Styles│Donde viven las historias. Descúbrelo ahora