♧︎︎︎Quién diría que sería en un bar..
Quién diría que me gustaste...
Porque me aleje sin pensar...
Porque no volverte a enamorar..
Tengo un problema contigo...
Tengo que estar a tu lado...
Y todo por un mexicano... Porqué no?
Do you trust this perfe...
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Desde que salieron de la sede de la ONU estuvieron juntos todo el tiempo, disfrutando de la compañía del otro, el latino se trataba de mantener positivo, después de todo no quería que el último día en que podían verse fuera tan deprimente, y al igual que el ruso quería que ese día fuera especial.
Pasearon por varios lugares finalmente en paz, no había ninguna amenaza de muerte, nadie disparando alrededor solo había tranquilidad y la felicidad de dos países que en ese momento se sentían completos.
Al llegar la noche a los dos se les ocurrió la brillante idea de tomar alcohol, después de todo fue de la forma que se conocieron, quién diría que todo inicio en un bar y sobre todo gracias a tomar de dicho alcohol como si este fuese agua.
Para los dos era divertido emborracharse con la compañía del otro, reían y tomaban sin parar, una pareja unida que se amaba a pesar de los malos tratos de la vida.
Después de muchos tragos se habían puesto cariños y los besos no se hicieron esperar, eran suaves e inocentes pero de un momento a otro fueron más intensos, Rusia lo había agarrado de la cintura y lo atrajo asta que el mexicano quedará sentado sobre sus piernas, los besos eran cada vez más hambrientos pero no duró mucho ya que se quedaban sin aliento.
México se encontraba con un fuerte rubor en sus mejillas sin duda una vista hermosa para el ruso.
- Rusia yo ... te deseo-
El de ushanka acaricio su mejilla y le dió un pequeño beso.
- haré que está noche sea especial-
Ambos sonrieron y unieron sus labios de nuevo era como necesidad, adictiva y deliciosa que simplemente no podían dejar.
El calor iba aumentando y las ropas ya estorbaban y apretaban, el ruso se quitó la playera dejando ver su marcado torso y ayudo a despojarse de sus ropas al latino que con algo de vergüenza cubría algunas cicatrices.
- amo cada parte de ti, no te cubras - besaba el cuello y torso del latino que solo jadeaba ante el tacto, una pequeña mordida en el hombro lo hizo gemir y ponerse más duro de lo que estaba.
El eslavo acostó al tricolor y vio su erección que necesitaba atención, México solo volteo la cara avergonzado pero en seguida el placer se había hecho presente.
