♧︎︎︎Quién diría que sería en un bar..
Quién diría que me gustaste...
Porque me aleje sin pensar...
Porque no volverte a enamorar..
Tengo un problema contigo...
Tengo que estar a tu lado...
Y todo por un mexicano... Porqué no?
Do you trust this perfe...
Ya era de mañana en la casa del mexicano el cual estaba pacíficamente dormido, asta que afuera de la recidencia empezaron a tocar la puerta varias veces molestando el dulce sueño del tricolor, levantándose con toda la pereza del mundo a bajar las escaleras para abrir y madrearze a quien interrumpió su sueño embellecedor.
- ya voy - decía acercándose a la puerta soltando un bostezo.
Al abrir, del otro lado de la puerta se encontraba CDMX con dos tortas de tamal una en cada mano y con cara de no haber dormido en la noche anterior.
México iba a cerrar la puerta y volver a recostarse otro rato en su suave cama, pero no fue así cuando escucho al chilango.
- oh vamos viejo, por favor déjame entrar no dormí en toda la noche por estar cuidando que no me navajearan, además traje el desayuno - con la última palabra el mexicano se decidió por dejarlo pasar después de todo traía ofrenda.
- está bien pero es la última vez que andas de joto aquí en la casa cabron - CDMX sonrió alegrado de que lo dejara pasar y sin dudarlo abrazo a su padre.
- ya, ya no empieces de lambiscón, vamos a desayunar - decía el mayor, en parte correspondiendo el abrazo para después ir a comer esas tortas de tamal.
En la mesa solo se escuchaba la plática que tenían padre e hijo.
- hay jefe anda con todo, que tal su cita con el hermano del gringo - el mexicano casi se ahogaba con el agua de Jamaica al escuchar lo que había dicho CDMX.
- no fue una cita - dijo el tricolor para darle una mordida a su torta.
- neta me lo juras?, entonces quién te tira la onda - el chilango estaba curioso ya que su padre no a tenido ninguna relación,y a estado bastante deprimido desde lo que pasó con usa.
- mejor dime porque te metiste con los traidores gringos - obviamente el mayor no iba a olvidar el tema después de lo que vio con sus propios ojos y quedó traumado después.
- ya te lo dije fue una apuesta me estafaron - el mexicano solo suspiro.
- bien pero aún así me vas ayudar a hacer quehacer - le dijo levantándose de la mesa.
- pero si la casa está limpia - luego de pensarlo supo a que se refería.
- después de la peda, no - y así salió un tricolor en camión para preparar todo, la peda masiva sería pasado mañana, mientras un preocupado bicolor se quedaba pensando en que se había metido.
Mientras tanto el mexicano subía por su celular que había dejado en el cuarto, lo desbloqueo y empezó a escribirle a sus hermanos diciéndoles sobre la peda, para después hablar con Canadá y preguntarle si tenía el número de Rusia.
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