~Capítulo 2~

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P.OV. ~Marshall Lee~

Como de costumbre me despierto una hora antes a toda mi familia y sirvientes.
Me preparo una simple taza de café solo con cualquier cosa que encuentre por ahí: un trozo de pan, fruta, verdura, etc.

¿Mi razón de esto? Para evitar las peleas que se producen a diario, cada mañana igual.

Justo cuando terminé de desayunar dejé el vaso y mis padres bajaron juntos como de costumbre, para soltarme la misma charla cada mañana.

-Ay Marshall, ¿por qué no quieres desayunar con nosotros?  Los sirvientes te podrían hacer un desayuno decente y no esa comida que le es hasta poco a un pájaro. Si no comes más acabarás adelgazando más de lo normal, ¿y tu no quieres volver al médico verdad?

Fingí escucharles pero estaba pensando en mis cosas. Los sirvientes se despertaron y comenzaron a preparar el desayuno como de costumbre.

Me fue ordenado a subir al cuarto de mi hermana y despertarla.

Obviamente antes me arreglé, me puse mi típica camisa de cuadros junto a unos pantalones negros. Entré al cuarto de Marceline y la tiré de la cama mientras me reía en su cara. Se veía lo furiosa que estaba y solo salí corriendo de ahí antes de que me pusiera hacer algo.

Bajé aquellas inmensas escaleras para salir directamente al salón el cual conectaba con mi comedor. Nunca solía desayunar pero siempre era obligado a sentarme en aquel nauseabundo lugar.
Tomé el tenedor y jugué un poco con la comida, hoy no se veía tan mal por lo cual tomé un bocado y extrañamente este se disolvió en mi boca con mucha facilidad soltando una explosión de sabores en mi boca..."¿Habrán cambiado de chef a lo mejor...?" Me pregunté a mi mismo mientras mi hermana bajaba de su cuarto con una cara furiosa.

Mis padres me miraban de reojo al notar que por primera vez en aquel año había tocado el plato que me preparaban.

Acabamos desayunando todos y Marceline se despidió y se fue corriendo sin permitir que dijeran mis padres nada. Estos se miraron entre ellos un poco apenados como si se leyeran la mente. Momentos después me encontraba siendo llevado a las clases, no iba al mismo instituto que mi hermana porque no queríamos directamente. Imaginarme ver su cara cada día me llrnaba de repugnancia y malestar.

Me hundí tanto en mis pensamientos que no me di cuenta de que habíamos llegado hasta que el conductor me dio un toque. Agité mi cabeza y salí del auto despidiéndome.

El día pasó muy lento, notaba el ambiente diferente a otros días. En las clases como siempre era uno de los mejores, todos siempre me prestaban atención y me chupaban el culo por así decirlo, solo por el echo de ser de una familia adinerada.

En la vuelta a casa pasamos 2 segundos por la casa de Ash por el tráfico, que se acabó formando y ese era el único atajo, nunca me gustó ese tipo y en ese momento lo vi, esa "hermosa" escenita entre el y otra chica más. Tampoco me preocupé mucho, era la vida de Marceline y tarde o temprano se enteraría.

Ya en casa Marceline tardó más de lo habitual y al llegar fuimos llamados todos a la mesa del comedor donde nos dieron la gran noticia... Que guay...

Solté un leve suspiro y sin rechistar me subí a mi cuarto a preparar mi maleta.
Tenía demasiadas cosas por lo que tuve que usar cajas y varias maletas para guardar lo más importante solo, tenía la suerte de tener un jet privado el cual no pedía esos absurdos requerimientos de equipaje.

Al día siguiente salimos muy temprano, los empleados tomaron nuestras cosas y nos subimos al jet. Mi hermana estaba más callada de lo usual y no le hablaba a nadie, tenía unas ojeras relativamente notables y los ojos hinchados.

Me senté en uno de los asientos abrochándome el cinturón de seguridad. No se cuando pero me acabé durmiendo y al despertar ya casi habíamos llegado. Miré la hora y ya eran las 15:45 p.m. ¿Tanto tiempo dormí?

Miré por la ventana y aún estábamos en el aire. Una sirviente me trajo algo de comer y beber pues mi estómago comenzó a rugir. Comí un poco y antes de terminar ya estábamos bajando.

Media hora después salimos a una enorme casa rodeada de árboles, no era exactamente una mansión pues era más pequeña que nuestra casa anterior; entre los árboles se podía ver algunas otras casas de grandes dimensiones, cada una tenía su encanto.

El lugar era bastante silencioso y los árboles le creaban un ambiente de privacidad a casa casa.

Entramos a la casa y se nos fue asignada una habitación a cada uno. Seguía sin saber donde me encontraba y al encender mi móvil busqué directamente.

-Con que Canadá eh...?-

Suspiré levemente y subí a la habitación con la llave que me dieron.
Esto iba a ser bastante interesante...

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Y aquí el final de la segunda parte!
Se que sigue siendo un poco corto pero eso me da más la libertad de subir cada semana un nuevo capítulo~

Bubbline ~ Un amor entre polos no tan opuestos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora