El despertar de una nueva era

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La historia  se basa en una guerra que fue realmente larga y aterradora, diez eternos años fue lo que duró, años de peleas y odio puro, la cual parecía que nunca terminaría. Una guerra comandada por tres mandos totalmente diferentes y enemigos entre ellos.

El primero, conformado de Ángeles comandados por Dios.

El segundo, Ángeles caídos y comandados por  el gran rey Azazel.

El tercero, hecho de malvados demonios, divididos por veinticinco clases.

Está guerra fue duradera por la culpa de un ángel que causó toda este dilema, ese error fue suficiente para desatar un verdadero caos, pero cuando el ángel caído cayó (entendieron? xd), las tres facciones al ver todo esto dio decidido como solución un tratado de paz. Por esa guerra tuvieron muchas consecuencias los demonios, de veinticinco grandes clanes tan solo quedaron tres:

El primero: El clan Fénix
El segundo: El clan Sidfrid
Y el tercero:El clan Gremory y

Despues de esa guerra no eran los únicos quedaron vivos, sino que también quedaron como sobrevivientes dos personas diferentes, o especiales. Un hombre y una mujer de rasgos algo diferentes, él poseía azabaches hebras al igual que sus orbes, como dos piedras de ónix que brillaban tanto cuando se encontraban bajo la deslumbrante luz del radiante sol.
Mientras que ella era portadora de largos cabellos castaños que incluso parecían reflejar la luz del sol así dejando notar más el brillo de esa linda melena que combinaba con los zafiros que tenía como ojos. Por esa trágica batalla los dos se quedaron sin clan y sin nada, sin familia o amigos, pero no cabe deducir que ese dúo, en el transcurso de la guerra, se cuidaron la espalda mutuamente, para de esa manera fortalecer una hermosa amistad que pronto en amor se convirtió.
Pasado el tiempo, eso crecio, y ahora eran marido y mujer ese par de bobos enamorados.

Vivieron como una pareja normal lo hacia, romance y alegria era lo que habia entre ellos, y mas cuando se enteraron que despues de algunos meses llegaria el nacimiento de un hijo suyo, algo que celebraron pues simplemente los hacia sentir maravillosamente felices. Y cuando llego el momento, lo bautizaron al nombre de Ozuka. Era un nino alegre, estaba creciendo de una manera normal o cotidiana, asistia a la escuela viviendo normalmente, claro era, que entre ambos padres se sabia que ese nino habia algo especial, el poseia un poder extrano, y siendo obvio los tanto la madre como el padre intentarian protegerlo hasta con su vida, pues si ese poder caia en las manos equivicadas, el poder de Lucifer seria un gran problema.

De manera preocupada y por el bienestar de su propio hijo, su padre decidio entrenarlo despues de sus seis cortos anos de vida, pues queria que aprendiera a defenderse por si solo cuando, en un momento injusto de la vida, no estuvieran con el.

Y como recien se dijo, los entrenamientos eran seguidos, se aproximaba el mes de Diciembre, lo que significaba un clima frio, estando en el sur de Japon no era mucho como en el norte que no era frio sino congelante, de seguro ahi el frio reinaba de manera mas vigorosa. Los ataques resonaban, algunos quejidos de dolor eran presentes a pesar de ser una pelea amistosa entre el padre y su hijo.

-Mal, muy mal. -Suspiraba de forma decepcionada su padre, -hazlo de nuevo, te he dicho que debes concentrarte Ozuka, piensa en un ser poderoso y solo hazlo.

Ozuka respiraba agitado -pero padre, es muy dificil... -casi chillaba por no poder acatar las ordenes, sudaba un poco, sentia que desfalleceria en cualquier momneto.

El mayor se sintio algo culpable al ver a su hijo asi, le causaba un poco de tristeza tener que tratar a su hijo de esa manera a su corta edad, sin embargo sabia que era por un bien. Se acerco al menor, e hincandose para llegar a su altura le sonrio. -No digas eso hijo, se ve un poco difícil, lo entiendo porque yo pase por lo mismo.

El despertar del gran dragón oscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora