Capítulo 14 ~ Lo Que Fue De Mí

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—¡Yo no tengo que ir a un psicólogo!gritó con todas sus fuerzas hacia el rostro espantado de su madre.

—¡Claro que tienes que ir! Hijo, la separación entre tu madre y... tu otra madre...  debe de haberte afectado mucho. Ya no tienes amigos, ¿Qué pasó con Emily? ¿y con Brandon?

—Ellos decidieron ir por caminos diferentes, mamá.

—No, hijo, ellos te dejaron, hay que asimilarlo, y tú no has hecho nada para volver a tener amistad con esos chicos. Ahora te encuentras solo ¡Todos los días de tu vida estás sin nadie! Amor, ya han pasado tres años. —su madre quiso abrazarlo, pero él se negó y la apartó con su brazo.

—No, mamá.

—Pues mala suerte. Bájate del bus, llegamos al destino.

—¿A dónde vamos?

—A casa de mamá. —al niño comenzó a brillarle los ojos.

—¿En serio? —su madre no respondió.

Bajaron juntos del autobús y la madre tomó la mano del hijo con fuerza. Él miró hacia delante con una gran sonrisa, pero se le esfumó al instante en el que vio el instituto en el que asiste, supo a dónde irían realmente. Comenzó a gritar e intentó safarse del agarre de su mamá, pero mientras ella lloraba lo sostuvo con más fuerza.

—¡Mamá, por favor!

—Lo siento, hijito.

El chico comenzó a llorar aún más. Gritaba como si alguien lo estuviera matando y llamando la atención  de todos los que estaban a su al rededor, pero aún así, entró al instituto.

Ya tenía una cita programada, así que automáticamente se dirigió al cuarto de psicología acompañado de una secretaria. Miró a su madre por última vez, antes de entrar a la sala de espera, y con, todavía, lágrimas en los ojos, le susurró algo tan duro de asimilar para su madre, que la dejó dolida.

—Te odio.

Entró al cuarto y se sentó en los sillones de la sala de espera. Miró hacia todos lados y supo que no estaba solo. Tenía a cuatro chicos frente suyo y a cinco más a su derecha. Se miraron entre todos con desconfianza y luego los diferentes chicos volvieron a hablar con sus respectivos grupos de amigos. El chico miró hacia su derecha y un niño rubio le estaba sonriendo.

—¿Quién eres? —le dijo. No le contestó porque tenía desconfianza—. ¿Cómo te llamas? —insistió. Notando que el chico no le respondía fue a sentarse a su lado. Llamó a sus amigos y todos lo rodearon—. ¿Por qué estás aquí?

—E-En verdad... no lo sé. —el rubio sonrió por la respuesta. Todos los demás también.

¿Cómo te llamas? —preguntó una rubia.

—Soy Michael... ¿Cómo se llaman ustedes?

—Me llamo Niall. Ella es Sophia, ella es Perrie, él Liam y él Zayn. —presentó ante todos.

—¿Por qué están aquí? —preguntó Michael tímidamente.

—Mis padres se separaron. —se encogió entre hombros.

—Yo porque tengo una clase de bullying. —dijo Perrie—. Sé que no me encuentro bien con mi peso, pero me lastiman con palabras. —su mirada era triste.

—Yo sólo vine a acompañar. —dijo Sophia.

—Creo que yo sólo estoy aquí por causa de pegarle a un chico en una pelea. —se encogió de hombros, Zayn.

—Pues... también a mí me hacen  bullying...

—¡Liam Payne, a la sala de psicología!

—Nos vemos chicos.

Los saludó a todos con un gesto de la mano y entró al cuarto.

—Hola. —Los que  quedaban se dieron la vuelta y miraron al chico que venía a saludar—. Soy Harry.

—¡Hola! Nosotros somos Niall, Zayn, Sophia, Michael y yo soy Perrie. El que acaba de irse es Liam.

—Un gusto. Aquí estamos Harry, Louis, Eleanor y yo soy Chloe. —dijo sonriente.

Desde que la vio, aquella chica le pareció hermosa, demasiado bonita. ¡Ya sabe su nombre! Y ha oído su voz, es muy dulce.

Hablaron todos juntos durante un gran rato hasta que los llamaron y luego cada uno se fue por su lado

Al volver a casa, Michael se sintió feliz, sabe que por fin, tiene nuevos amigos, y no planea dejarlos por nada en el mundo.

Su madre se sintió orgullosa por haber visto a su hijo tan contento últimamente. Su otra mamá también lo estaba. Ambas no podían dejar de sonreír ante la maravillosa alegría de su hijo. Hacia ya muchos años que no lo veían de ese modo, y volver a mirarlo de este nuevo modo, es algo genial que jamás en la vida permitirían que vuelva a pasar otro mal momento.


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