-Estoy colapsando, No puedo más. Por favor para. Déjame respirar.
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Yo: mamá date prisa por favor. No quiero llegar tarde a mi último día en la escuela.
Madre: ya voy! Espera, no me presiones que no podré hacer bien las cosas.
Yo: si, perdona. Es que no quiero perder ni un minuto del día de hoy.
Madre: lo se hija! Perdona. Pero las cosas tienen que ser así.
Apenas habían pasado 3 meses desde que comencé mi segundo semestre en la preparatoria. Cuando mis papás me dieron la terrible noticia de que nos teníamos que mudar a otra ciudad muy lejos de mi ciudad natal. No estaba de acuerdo puesto que aquí en Mérida estaba toda la gente que conocía, mis amigos, vecinos, mis primos, todas aquellas personas que me habían visto crecer. Pero que en un abrir y cerrar de ojos tenía que abandonar y no verlas más. Al menos no seguido.
Después de lo que para mí fue una eternidad pero para mí madre unos minutos, al fin he llegado a la escuela. Y en la entrada me encuentro con Ethan.
Ethan: amor! Quiero pasar este día contigo, por favor. No te separes. Me parte el corazón saber que será el último día que te veré.
Ethan es mi novio un chico alto de 1.85, moreno claro, de ojos amielados, cabello ondulado y un cuerpo, mirada y sonrisa que derriten a cualquier chica. Por cierto es capitán del equipo de béisbol.
Yo: Lo se amor. Me duele dejarte pero tampoco puedo abandonar a mis papás. O al menos no me lo permiten, por ser menor de edad.
Ethan: Ya! Dejemos de hablar de cosas tristes. La reina de la escuela se va y tenemos que despedirte como tal!
Yo: Exageras cuando dices Reina! Pero bueno, a qué te refieres cuando hablas de despedirme como tal?
Ethan: mi reina, cierra los ojos, confía en mí y déjate guiar.
Cierro los ojos. Siento como una suave tela me topa los ojos y siento como Ethan me la amarra por detrás. Entonces siento como me toma por los brazos y comienza a guiarme, estoy algo nerviosa porque no sé lo que sucederá pero también estoy emocionada por qué aunque es un día triste, sé que será inolvidable.
Ethan: hemos llegado, te quitaré la venda y abrirás los ojos.
Abro los ojos y veo que estamos en el auditorio del colegio, hay un gran letrero con letras de colores y una leyenda que dice Gracias Reich, te vamos a extrañar. Hay muchos globos, regalos, pastel, y un cuadro con muchas fotos mías con mis amigos. A un lado están mis amigos y amigas. Todos se acercan a abrazarme y decirme algunas palabras como "gracias por lo que has hecho por mi", "no te olvidaré", "te extrañaremos", "no nos abandones", etcétera.
No puedo contener las lágrimas y por sí solas toman vida e invaden mi rostro. Aún no creo que me tenga que ir. Odio la profesión de mis padres, odio tener que cambiarme de ciudad.
Yo: muchísimas gracias chicos. En verdad no tengo palabras para agradecer todo esto que han hecho por mi. No los olvidaré y por favor no dejen de escribirme.
Estefani: Eres la mejor líder que pudimos tener, y dejas un espacio grande por llenar. No creo que haya alguien lo suficientemente buena como para ocuparlo. Pero hablo en nombre de todas las porristas, las del equipo de soccer y las del decathlon cuando digo que haremos lo necesario para mantener tu legado.
Yo: exageras al describirme de tal manera. Pero sé que ustedes seguirán superandose y no dejarán que nadie les eche a perder sus triunfos.
Después de todos sus alagos nos sentamos en el suelo, comemos pastel, platicamos, nos divertimos hasta que suena el timbre que anuncia que la segunda clase va a iniciar. La verdad no me apetecía tomar historia, pero tenía que despedirme del maestro Edgar quien siempre me ha dado buenos consejos, y también de mis compañeros de esa clase. Así que me despedí de cada uno con los que estaba y corrí para llegar a tiempo.
Tras una larga hora de historia sonó el timbre y mientras mis compañeros salían se iban despidiendo de mi. Solo hasta que el último salió me acerqué al profesor.
Yo: hola profesor vengo a despedirme de usted y a agradecerle por cada uno de sus sabios consejos. No sabría que habría Sido de mi sin ellos.
Profe Edgar: Rachel eres una persona muy especial y lo sabes. Has luchado sola contra muchas cosas, te extrañaré y espero pueda ya no solo ser tu maestro, si no también tu amigo. Que cada que necesites puedas hablarme sin importar la hora y confiar en mí. Estaré para ti siempre.
Yo: muchas gracias profesor. En verdad me gustaría tomarle la palabra. Se que lo necesitaré, este nuevo cambio nos afectará mucho
Profe Edgar: efectivamente Rachel, les afectará a ambas. Lo único que tienes que hacer es tomar el control y calmarla. Ella tiene que entender que todo estará bien. Además eres la única en quien confía y solo a ti te escuchará. Recuerda. "eres el puente entre la oscuridad y la bondad".
Esas últimas palabras se me han clavado en el alma y el corazón. De qué jamás las olvidaré. Pues serán mi lema.
Yo: creo que es todo, hasta aquí llegará mi historia en su clase. Confío en que todo saldrá bien. Crée usted que pueda regalarme un abrazo? En verdad lo necesito.
Profe Edgar: no es muy ético ya que las normas prohíben cualquier contacto físico entre estudiante-profesor. Pero me arriesgaré.
El profesor se levanta y después de echar una rápida mirada al rededor se acerca y me abraza. Es cálido. Es reconfortable y agradable.
Así pasan las horas entre una clase y otra, siempre el mismo acontecimiento, despedidas, abrazos, agradecimientos. Etc. Hasta llegar al temido momento. La hora de salida.
Veo a mis amigos y a Ethan en la puerta de la escuela. Me acerco y por última vez me despido de ellos. Me piden que vaya a tomar un café pero tengo aún muchas cosas por hacer entre ellas despedirme de mi novio, les agradezco y me retiro con Ethan.
Yo: Ethan necesito hablar contigo. Es algo un poco delicado. Pero necesario.
Ethan con mirada asombrada pero triste sabe a lo que me refiero. Y lo único que hace es mirarme, coloca sus manos en mi cintura y me acerca a el de manera tierna, me besa y dice.
Ethan: así tiene que ser.
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ELLA, ÉL Y YO
Dla nastolatkówMi historia de cómo me enamore de un chico pero existían algunas limitantes que me impedían dar todo de mi.