Scuro

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Whitemoore es una ciudad majestuosa, digna de admirar, es el hogar de muchos artistas y su economía va en aumento pero no es lo único en lo que resalta, cuando se pensaba en whitemoore también se pensaba en muerte y no solo porque su índice de crímenes violentos fuera uno de los más altos del país.

Todo se debía a un personaje todavía un misterio para todos, se le atribuía ya varios asesinatos. Este asesino asesinaba limpiamente y se adueñaba de la escena del crimen dando a los cuerpos una pose distintiva de las cerámicas griegas, hacia una pequeña X en la víctima y tomaba una polaroid, como un artista orgulloso de su obra de arte.

Tal cosa como un asesino en serie da de hablar en cualquier lado, teorías al respecto todo el mundo tiene pero realmente nadie sabe nada. Ni la misma policía tiene mucho, el caso ya ha pasado en dos manos y ambos oficiales han desistido.

El nuevo a cargo es el detective Smith, un joven prometedor que con pocos años de carrera se había ganado el respeto de toda la fuerza policial, todos de los casos fueron cerrados y los culpables fueron juzgados. Unos tras rejas, otros se encontraron una bala en el camino.

Sun Smith era un hombre de 26 años atractivo y perspicaz, aunque no siempre era amable sabía tratar a la gente. Su perfeccionismo y lo seductor lo destacaban, era el nuevo sello de la justicia de Whitemoore. El asesino de los polaroids era su nuevo reto, y Smith jugaría en serio.

Esa mañana cuando Sun llego a la comisaría se le informó que habían un nuevo asesinato, se contuvo de sonreír, la diversión apenas empieza.

-El sol va a comerse los hombres malos -Menciono en broma Rodriguez, su compañero que hacía la misma broma con cada nuevo caso.

-Hoy amanecí hambriento -siendo esta la respuesta habitual ambos compañeros se sonrieron y tomaron rumbo a la escena del crimen.

Al llegar pudieron apreciar a un hombre blanco  que adoptaba la postura del pensador de Auguste Rodin. Claramente se diferenciaba de la bala en su craneo.

El detective Smith escondió sus manos en los bolsillos -¿Quien es? -Pregunto a Rodriguez.

-Es Antonio Valencia, tiene una galería de arte en el centro. Aún no encontramos una relación entre los casos.

-Mmmm -Sea acerco un poco más para inspeccionar y pudo notar la distintiva X esta vez marcada en el pecho -¿Y la polaroid?

-Aquí esta -Una oficial se acerco y la entrego a Smith.

-Mira eso, maneja muy bien las sombras. Si dejara el asesinato se puede dedicar a la fotografía.

Smith sonrió ante el comentario y siguió observando el lugar, era la habitación de un hotel barato, en el camino pudo observar dos cámaras con puntos ciegos, conociendo la fama del asesino sabía de ello. La ropa de la víctima esta doblada de forma meticulosa a un lado de la cama y alrededor puede sentirse el olor a límpido, seguramente medicina forense no encontró ADN, el maldito es meticuloso.

-El arma es una Beretta m92, aún no se exactamente cual, lastimosamente la bala no se puede rastrear. -Menciono Claudia, la forense.

-Ya lo esperaba, no creo que encontremos una nueva pista aquí, necesito encontrar la relación entre las 6 víctimas que ya lleva— El detective desvío su atención a una joven que pasaba a los oficiales y se dirigía directo a ellos con un cuaderno de notas.

-Buenos días -Sonrío a Claudia y luego dio una mirada al cuerpo inerte de Antonio Valencia- huh, sabía que alguien terminaría por matarlo ¿Pero el asesino de las polaroids? ¡Jo! Hablando de polaroids, quiero verla -Se volteo hacia rodriguez que sostenía la foto y se encontraba aún confuso de la nueva presencia.

-Disculpa, Chica linda, no puedes estar aquí -Smith intento no sonar grosero, no lo logro.

-La chica linda tiene nombre -Lo miro y estiro su mano a modo de presentación, Smith la tomó y una corriente paso por su columna al notar lo fría que estaba- Soy Mun Abaddon, es un placer conocerlo Sun Smith -Sonrío e hizo énfasis cuando mencionó el nombre del detective, sus ojos lograron encontrarse causando diferentes sensaciones en el otro pero no sabrían interpretarlo. Un sentimiento efímero que se convertiría en un recuerdo casi irreal.

-¿Abaddon? -Rodriguez intento recordar de donde había oído el nombre.

-Llámenme Mun.

-¿Que hace usted aquí, Señorita Abaddon? -Pregunto Smith- ¿Es reportera? -Señaló la libreta- No permitiré que entrometidos entorpezcan mi trabajo.

-Oh Sun, señorita Abaddon es muy serio, solo díganme Mun.

-¿Moon? ¿Como Luna en ingles? -Rodriguez río- el se llama Sun, como sol en inglés.

-No, es M U N -Claudia lo deletreo- tal como suena.

-No importa -Smith corto la conversación antes de que siguiera el rollo y volvió a mirar a la recién llegada- Aún no sé que estas haciendo aquí.

-Escribiré un libro acerca del asesino y bueno... unos cuantos reportajes de los casos en la revista Revolution. Tengo permiso de sus superiores, lo siento, Sun, creí que ya se les había comunicado.

-Primero: No, no se me ha dicho nada, segundo: Para ti soy Detective Smith, Señorita Abaddon y tercero: ¿Es usted periodista de Revolution?

-No, soy la dueña.

-¡Abaddon! -Dijo Rodriguez con emoción- Los Abaddon son de los mas ricos de la ciudad, de ahí me suena el nombre.

Todos lo miraron.

-Bueno, supongo que deben hablar ustedes dos, aquí ya acabamos, Rodriguez y yo nos iremos primero. -Claudia tomo del brazo al oficial y dio una ultima mirada hacia Mun, sutil pero no evito que Sun notara la tensión.

Smith camino hacia la salida y Mun lo siguió después de dar una ultima mirada a la escena.

-Como ya he dicho no quiero entrometidos que hagan mi trabajo más difícil.

-Yo no voy a ser un problema para usted, por eso no tiene que preocuparse -Smith se detuvo y se dió la vuelta, tomando a Mun de sorpresa, sabía lo que haría, intentaría intimidarla- La mayoría del tiempo ni si quiera me notara.

-¿No notarla? Sueno un poco difícil.

-Soy consciente de lo atractiva que soy -ladeo un poco la cabeza y sonrió- me han dicho que es usted muy profesional, sabrá cuando es y no es, el momento.

Smith río y se acercó más -Sus lindos ojos no me van a hacer cambiar de opinión, no esta a discusión.

-Tiene razón, no esta a discusión. No se confunda detective Smith, no solo soy rica, también caprichosa. Estoy en el caso, es un hecho, vive con ello -Antes de caminar y dejarlo a un lado le regala un guiño.

Smith la observa mientras se aleja, puede notar ahora que esta tenso, como si algo hubiera encendido sus alarmas. No tenía idea de quien era Mun Abaddon pero sus instintos le decían que no bajara la guardia, sentía el peligro.

Mientras dormían ambos soñaron con los ojos del otro, lo que causó que ambos se levantaran empapados en sudor y con una gran inquietud. En la mañana, ninguno de los dos recordaría la pesadilla que los atormento en la noche.

Eclipse (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora