Con esta ya van 5 hojas que arreglan mi cuaderno, ninguna buena idea aparece por mi mente, y decido que un café me hará bien.
Después de una pelea conmigo misma para elegir entre si lo preparo cargado o con azúcar y leche, me decido por prepararlo cargado ya que necesito estar bien despierta, no me puedo permitir dejar esto a la mitad. Escribo unas cuantas líneas y para cuando miro el reloj ya son las cinco y treinta de la mañana, no logre dormir nada ya que mi primer clase es alas 7 de la mañana y no me da tiempo.
Me levanto de la cama, acomodo las ligeras sabanas y almohadas, entro a la ducha para poder despertarme y ver si puedo lograr que el sueño desaparezca un poco, mi piel se despierta al tacto del agua helada y comienzo a temblar. Salgo y yo visto, cepillo mis dientes pues ya no me da tiempo de almorzar algo, acaricio a mi pequeño gato y le sirvo la comida para salir en camino a la escuela.
Llego a mi primer clase y mientras llega el profesor me dispongo a escribir o al menos a tratar de escribir algo.
-Bien chicos, buenos días. Hoy hablamos de los tonos y timbres en la voz al cantar.
El profesor de canto llegó, cantar es una de mis otras pasiones, por esto estoy aquí, pero no me permito dar lo mejor de mi.
-Señorita Clara, quisiera venir aquí y darnos una demostración?
Camine nerviosa hasta el frente del salón, me di media vuelta viendo el escritorio del señor Moreno y me dio unas indicaciones y comencé, pero como en todo, fallé.
Corrí a mi butaca y solo me dispuso a esconder mi cabeza entre mis brazos y la madera de mi mesa mientras todos se burlaban y yo solo me dañé como mis uñas se desgastaban.
