Capitulo 5 - Pequeño escapé de la realidad

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Subí corriendo las escaleras y cuando llegue a su cuarto estaba profundamente dormida. -Dejare que descanse- pensé. La arrope con su sabana y le apague la lámpara de su mesita de noche. Salí con cuidado sin hacer ruido.

Pasé por el cuarto de Sophia y esta estaba también dormida. La casa se sentía tan sola, yo me sentía sola y lo peor era que nadie podía entenderme. Mi corazón aun latía a una alta velocidad y nada lograba calmarme. Me di un rico baño y simplemente mire el techo hasta quedarme dormida.

Me encontré en medió de una fiesta, LA, fiesta. Era como ver la película de todo lo vivido. De el peor momento de mi vida. -Finalmente serás mía!- escuché a lo lejos esa voz horrorosa. Mi vista se nubló y todo se veia borroso. Entonces los escalofríos pasaron por todo mi cuerpo al escuchar su risa.

-NO, NO, NOOOOOO!!!!- Grité callendo sentada en la cama llorando fuertemente. Cuando me di cuenta que estaba en mi cuarto agradecí que fuera sólo una pesadilla. Estaba sudada, mis manos temblaban y no sabía que hacer. No quería molestar a mi mamá entonces no quedaba más que llorar sola y asi hice. Mire el reloj y eran las 5 de la mañana. Necesitaba sentir unos brazos rodearme y decirme que todo estaría bien pero entonces al pensar en Mathews el miedo me invadió aún más. Miedo a no poder corresponderle como él quería. Estaba herida, estaba dañada en mi interior, destrozada y no es justo para él. Entonces lloré aún más.

Como si pudiera sentir lo que me pasaba, escuché mi celular sonar y era Mathews. -No he podido dormir pensando en ti, en tus dulces labios. Éstas bien? Esperare ansioso hasta que despiertes.- Sonreí y negué con la cabeza. Un simple texto me había hecho sonreír después de tremenda pesadilla.

-No, no estoy bien. Ojalá estuvieras aquí.- fue mi respuesta a él con un muñequito triste al final. En menos de 40 minutos él ya estaba frente a mi puerta. Baje suavemente para no levantar a nadie y entonces la pregunta vino a mi -que le diré?- no sabía pero esperaba que no preguntará o mejor dicho deseé en lo mas profundo que así fuera.

Le abri la puerta y ahi estaba el con cara de preocupación. -Hola, preciosa- dijo con una media sonrisa.

-Hola- dije dejándolo pasar. -Quieres algo de comer o algo de beber?

-No, gracias estoy bien.

-Seguro? Me haré algo de comer, estas seguro que no quieres?- insistí. Con él tiempo así que tardó en venir no creo que le haya dado tiempo de comer.

-Esta bien pero con la condición que me dejes ayudarte.- sonrió mas calmado.

-esta bien- acepte.

Pasamos a la cocina y comenze a sacar huevos, pan, jamón, mantequilla, de todo para un desayuno completo. Iba a preparar desayuno para mi mamá y hermana de vez.

Para mi sorpresa era buenisimo en la cocina. Hasta vergüenza me daba por que era mejor que yo. En un momento dado me vi recostada de un counter mirándolo. Estaba bien metido en lo que hacia, concentrado, y lo sexy que se veía.

-Buen día- escuche y me giré a ver a mamá parada en el marco de la entrada de la cocina. Gracias al cielo ella jamás se paseaba por la casa en ropas menores o que enseñarán algo. Era muy recatada y conservadora en ese aspecto. -Buen día Mathews-

-Buen día, señora.- dijo nervioso.

-No te preocupes no me molesta que estés aquí, tranquilo- río. -Huele rico por cierto. Tengo un hambre horrible.- dijo sonriendo. Esto hizo que Mathews se calmara.

-Eh, si... Les hicimos desayuno... Este...- rei como loca y los dos me miraron.

-Ma, hicimos desayuno completo como les gusta- le di un beso en la mejilla a Mathews y le susurré un "relajate" al oído. -iré a buscar a Sophie.

Subí y al cabo de unos minutos ya estabamos bajando. Podía escuchar a mami y a Mathews conversando y riendo. Sonreí ante el pensamiento de que Mathews se parecía mucho a papá en eso. Sophia al escucharlo salio corriendo como loca y gritando su nombre.

Al entrar a la cocina estaba Mathews y Sophia hablando, y mamá mirandolos sonriendo. Me paré al lado de ella y me miro sonriendo. -Estas segura de esto?- sonó mas a preocupación que a otra cosa y entendí a que venía su pregunta.

-No lo se- confese

-ok, cogelo suave. No quiero que se lastimen. Se ve que es un buen muchacho y tú, bueno tu eres mi princesa y después de lo que pasó, tengo miedo... Quiero verte feliz.- Sonreí y le agradecí por preocuparse por mi y por estar pendiente.

Nos sentamos a comer todos juntos y hablamos de algunos temas. Por ese corto tiempo olvidamos que ese día enfrentaremos una triste realidad. Papá se había ido y no regresaría nunca. No volveríamos a escuchar su voz, su risa, sus consejos, sus regaños, a sentir sus brazos, sus besos... Nada!

Él me hizo creerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora