🔞 [αυ] gαвяιηєттє ▪ Ｍａｄｅｍｏｉｓｅｌｌｅ ▪

1. RUDE

Dos minutos, llevaba dos minutos sin decir nada ante la noticia que había recibido.

No, definitivamente no estaba lista.

—¿Princesa? Por favor, dime algo.

La de ojos azules parpadeo, saliendo de su ensoñación, regalándole la mejor de sus sonrisas a su pareja, quien la miraba preocupado.

—B-Bueno, yo...— carraspeo. —¿Porqué no me avisaste con tiempo? Ya sabes, para saber que decir, como vestir...— suspiró. —Para causar una buena impresión.

Una risa brotó de los labios del rubio, quien acarició con ternura la mejilla de la menor.

—Se que hice mal en no decirte antes, pero también quería sorprenderte, todo saldrá bien.

La joven simplemente miró a otro lado completamente molesta.

Aunque realmente estaba nerviosa.

—Vaya que me sorprendiste...— ironizó. —Decirme sin previó aviso que tu Padre esta por regresar a París y que organizaste una cena para presentarnos sin duda casi me causa un infarto... ¡Literal!

El de ojos verdes abrazo a la azabache, besando levemente su frente, tratando de no reír ante la cómica situación.

—My lady, todo estará bien, se que mi padre te adorara, eres la mujer que amo y estoy seguro de que él aprobará mi elección, porque sí, sabe que contigo es con quien quiero formar una familia, por eso mismo me pidió conocerte nada más llegara.

La de ojos azules volvió a suspirar, aferrándose al torso de su amado.

—¿Qué pasa si no le agrado? ¿Si él no a prueba nuestra relación y te manda lejos para que no nos volvamos a ver? ¿Y si estando lejos él te arregla un matrimonio con alguien más y acabas enamorandote de ella dejándome de lado para olvidarme por completo?

Definitivamente estaba comenzando a entrar en pánico.

Por su parte, el empresario, ante sus aceleradas cuestiones, no pudo evitar reír, negando divertido.

—A ver, primero que nada, ya estoy lo suficientemente mayor para elegir con quien y no estar, así que olvidate de eso, porque serás de su agrado.—sonrió. —Pero en el remoto caso de que no apruebe nuestra relación, lo cual lo veo imposible, no pienso dejarte, al contrario, seguiré a tu lado aún cuando el mundo entero se oponga, porque te amo, Marinette.

La joven simplemente sonrió, abrazando con ternura al rubio, quien correspondió gustoso aquel abrazo, brindándole así la seguridad que tanto necesitaba en esos momentos.

Realmente tenía miedo.

Había escuchado muchas cosas de su suegro, tanto buenas como malas, y aquello era lo que no la dejaba tranquila, el hecho de que a ojos suyos, no fuera la mujer ideal para su hijo.

Sin duda impresionar a Gabriel Agreste sería su única misión a partir de ese momento.

Definitivamente estaba pérdida.