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– Para ser tan joven lo haces demasiado bien. – Halagó Juho haciendo que Chani se sonrojara un poco más. – Está de más decir que no le diremos de esto a nadie. Confío en ti, Chani. –

– Sé guardar muy bien un secreto, además, no quiero meternos en problemas. – Sonrió. El mayor se levantó y terminó de subir su ropa interior y acomodar su pantalón, buscó su camisa y mientras la abotonaba el menor habló. – Eres muy bueno en esto. No creía que tus habilidades eran tan sorprendentes en la cama. –

Juho sonrió y metió su camisa en su pantalón para acomodarse ahora los puños hasta los codos.

– ¿Entonces ya creías que tenía buenas habilidades pero no creías que eran tan sorprendentes? – Cuestionó Juho con su peculiar sonrisa seductora.

– Amm... yo... – Chani pasó saliva. – Creo que no debí hablar. Olvida lo que dije. – Juho se acercó nuevamente hasta donde estaba sentado Chani y lo acorraló juntando sus rostros.

– Hace cuánto me tienes ganas, Chani. – Susurró mirándolo fijamente. – Acabas de confirmar mi sospecha con lo que dijiste, además de que no objetaste cuando entré a tu habitación y te empecé a besar.

– ¿Sospechar? ¿Lo sabías? – Chani no pudo evitar sonrojarse. Juho asintió.

– Una mañana, hace como dos años y medio, te estabas duchando y entré a dejarte el uniforme encima de la cama vi que tenías la galería de imágenes abierta, fui curioso y la revisé. Noté que tienes muchas fotos mías. Pensé sin fin de cosas, entre esas que me tenías ganas pero nunca te dije nada al respecto de las fotos. – Sonrió ladino y se separó un poco más del rostro del ajeno el cual estaba pálido por lo que había dicho. – Aún no contestas a mi pregunta, mi pequeño Chani.

– Amm... que debería responderte. Ya lo sabes todo – Suspiró nervioso y desvió la mirada. – Desde que... desde que mamá nos presentó en aquella cafetería. Perdón, no debí seguir aferrado a esa idea. – Sintió vergüenza. Se dio cuenta de que aún estaba desnudo y humillado así que tomó una de sus almohadas y se cubrió abrazándola.

– No te sientas mal, no quise incomodarte. – Acarició suavemente su mejilla y levantó su mentón para buscar su mirada. – No soy quien para juzgar quien te gusta o lo que haces. Solo prométeme algo.

– ¿Qué cosa?

– No le dirás a tu madre que me gustan también los hombres y de mi fetiche con los adolescentes.

– ¿Fetiche? – Chani levantó una ceja. – ¿Por eso no te cohibiste para hacerme el amor cuando me estabas espiando?

– Exacto. Adolescentes como tú, con un cuerpo pequeño, buen trasero y tiernos son mi debilidad.

– Entonces como ya cumpliste con tu fetiche ¿todo termina aquí? – Preguntó Chani, molesto.

– Te gusto. No olvidaré eso nunca. Me siento complacido de poder haber enamorado a un adolescente otra vez en mucho tiempo. De ti me gustó mucho tu cuerpo y no niego que seas guapo. Quizá no sea la última vez que te haga mío. – Chani y Juho sonrieron pero sus sonrisas se esfumaron cuando escucharon la puerta de la casa cerrarse.

– Juho, Chani, ya llegué. ¿Están arriba? – Los pasos de la Señora Kang se escuchaban en los escalones.

– Es mamá. Si entra y nos ve, estamos muertos. – Chani se levantó y rápidamente tomó su ropa interior.

– Tranquilo, saldré y la distraeré. Tú báñate y nos vemos para cenar. – Juho salió de la habitación del menor y fue a la habitación que comparte con su esposa, sacó sus carpetas y las puso encima de la cama, su esposa al ver la luz salir de su habitación sonrió y se adentró, al ver a su esposo lo abrazó de atrás por el cuello.

– ¿Qué haces, cariño? – Sonrió y sorprendió a Juho.

– Llegaste. – Sonrió. – Solo busco los archivos del mes pasado. – Se giró y se levantó de la cama tomando su mano. – Vamos a hacer la cena, Chani ha estado estudiando mucho y no ha salido en toda la tarde de su habitación, deberíamos prepararle algo delicioso.

– Chani es tan diligente. Es un buen niño. – Sonrió. – Gracias por preocuparte por él. No pude haber escogido mejor compañero de vida. – Ambos sonrieron y fueron a la cocina.

Una vez Chani se había terminado de bañar y limpiar totalmente cualquier rastro de Juho de su cuerpo y de su habitación, tomó su celular y mandó un único mensaje a su mejor amigo.

Chani

-Pasó, si pasó.

-Mañana hablamos.

– Chani, baja a comer, la cena ya está lista –. La voz de Juho llamándolo por primera vez desde las escaleras le sorprendió y lo hizo sonreír, vaya que había querido hace tiempo escuchar que él lo llama.

Salió de la habitación y bajó las escaleras hasta el comedor, había pollo frito, su platillo favorito. Juho se acercó a la mesa y dejó el último vaso en la mesa, se acercó al menor y besó su cabeza.

– Siéntate. Tu madre y yo lo hicimos.

– Creímos que querías algo delicioso, te has esforzado por la escuela y también tengo nuevas noticias. – Dijo la madre tomando asiento en su lugar, seguidamente Juho y Chani hicieron lo mismo.

– Hoy tenías la reunión por tu ascenso. – Afirmó Chani.

– Es verdad. ¿Qué tal te fue, cariño? – Preguntó Juho tomando un pequeño sorbo de agua.

– Fui ascendida. Ya soy gerente. – Dijo entusiasmada. – Llegaré siempre a esta hora pero lo vale, quiero asegurarle un buen futuro a nuestro hijo.

– Felicidades, cariño, sabía que lo lograrías. – Juho besó la mejilla de su esposa y sonrió.

– Gracias, mamá, por todo. – Chani sonrió. – Felicitaciones por tu ascenso.

– Gracias a ambos. Ahora comamos, disfrutemos del pollo y de la noche.





MI PADRASTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora