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Abrió solo un poco la puerta y pudo verlo de espaldas, con la camisa en los codos dejando al descubierto sus hombros blancos y parte de su pequeña espalda que brillaban debido al sudor, la camisa cubría su trasero pero lo redondeaba de una manera sexy y tentadora que daban ganas de nalguear. El pequeño saltaba sobre su juguete sexual sin reprimir ningún gemido, Juho quedó extasiado y anonadado con tanta fragilidad y sensualidad. Chani arqueó la espalda con los ojos cerrados lo que dejó ver un sonrojo sexy y provocador de niño tierno junto a mechones de cabello pegados en su frente. Juho ya tenía serios problemas allí abajo. Dudó mucho en entrar o no. Solo quería sacar ese estúpido juguete sexual y hacerlo gritar de verdad por algo real.

– Si no lo hago ahora, me arrepentiré después. – Dijo en voz baja mientras abría la puerta aun sigilosamente y la cerró haciendo ruido. Chani se sorprendió y se giró para ver quien había entrado, al darse cuenta de que era precisamente la persona en la que estaba pensando, sacó el juguete de su interior y se intentó cubrir con su camisa siendo ya algo inútil, sabía de todas formas que Juho ya lo había visto.

– ¿Qu- qu-qué estás haciendo aquí? ¿No te enseñaron a tocar la puerta? – Pudo pronunciar por fin sonrojándose más.

– Deja de cubrirte. No me dejas ver lo dulcemente sexy que te ves estando excitado. – Chani se congeló ante sus palabras. Juho sonrió ladino mientras lo miraba lujuriosamente. Sin importarle nada se terminó de abrir los botones restantes de su camisa quitándola después. – Déjame ayudarte con lo que estabas haciendo, no puedes quedarte a la mitad, además de que quiero ayudarte con algo de verdad. – Se acercó al pequeño quien aún se encontraba encogido sobre la cama cubriendo su pecho con la camisa.

Chani no podía moverse debido a la sorpresa, no podía negar que Juho era más sexy y provocador de lo que había imaginado, su bien formado pecho, su amplia espalda, sus brazos fuertes y su mirada de lujuria eran la gota que rebosó la copa de la cordura de Chani, sin embargo, no se movía ni decía nada, estaba petrificado al verlo tan sexy y en la manera en la que se acercaba.

Cuando Juho llegó hacia él, le quitó las manos de la camisa y lo acostó suavemente sobre la cama, la abrió dejando al descubierto unos pequeños botones rosados que aún se encontraban duros. Ambas miradas se encontraron durante tres segundos, luego un beso profundo y apasionado aprisionó ambas bocas, Chani descansaba los brazos sobre la cama mientras dejaba que las manos de Juho recorrieran la piel de su pecho y cadera sin detenerlo. La lucha de lenguas era interminable. Una mordida en el labio inferior de Chani hizo que gimiera en voz baja y terminara aquel beso. Los labios de Juho bajaron al cuello del pequeño, gemidos dulces y suaves llenaban los oídos del mayor.

– No tengas miedo de tocarme. Hazlo, sé que lo deseas. – Susurró Juho en el oído de Chani antes de morder la zona del cuello cercana allí.

Tímidamente Chani levantó las manos y las dirigió al cabello de su padrastro. Mientras gemía por sus besos y mordidas, el pequeño deslizaba las manos por su nuca, espalda, hombros y pecho. Sin duda alguna estaba seguro de que estaba tocando al mismísimo Dios hecho persona, Juho era perfecto. Sintió la necesidad de desabrochar el pantalón del ajeno y poder ver por fin la hombría con la que tantas noches sueña. Dirigió las manos en una dulce caricia por el torso y abdomen hasta llegar al incómodo cinturón, lo desabrochó como pudo y seguido el botón del pantalón. Juho tomó rápidamente las manos del pequeño y las introdujo en sus bóxers ayudándolo a que masajeara su miembro quien necesitaba con urgencia un poco de atención.

– Esto es lo que necesitas, no ese estúpido juguete. – Dijo Juho con bastante seguridad y la voz ronca, Chani al poder sentirlo en toda su extensión supo enseguida que lo necesitaba dentro. Se mordió el labio inferior mientras miraba al pantalón, moría de ganas por verlo, Juho sonrió al ver su reacción. Gracias a que lo había tocado se lo había imaginado pero quería ver lo único que le faltaba para realmente concluir la perfección de hombre que es Juho.

MI PADRASTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora