Ginny volaba la escoba por sobre el estadio de quidditch.
Se encontraba en medio de un importante partido que marcaría un antes y un después en su vida profesional. Perseguía rápidamente la esquiva snich, cuando una bludger pasó rozando su hombro a un ritmo a vertiginoso. Cuando se dio vuelta para ver quien se la había lanzado, no pudo hacer más que sentirse horrorizada al ver la otra bludger.
La golpeo tan duro que perdió la conciencia, cayendo de la escoba.
El clan Weasley esperaba impaciente en la sala de espera de San Mungo. Ron acababa de entrar y pudo ver a Hermione sentada cerca de Harry, quien parecía mucho más viejo de lo que realmente era..
—¿Cómo está? —Le pregunto en voz baja a Hermione.
Ella lo miro y cerró sus ojos a la vez que negaba con la cabeza. Ron se caminó por el pasillo, hasta la puerta de la habitación de su hermana y entró sin tocar.
Ginny se encontraba recostada en la cama mirando a la nada. Tenía ojeras bajo sus ojos, le habían cortado el cabello rojo y ahora ni siquiera le tocaba los hombros. Se veía triste y parecía como si toda su energía hubiera sido succionada de su cuerpo.
—¿Cómo te encuentras hoy, Ginny? —Pregunto Ron con voz suave mientras se acercaba a la cama.
—¿Cómo crees que estoy? —Pregunto ella en un tono desapasionado. No fruncía el ceño, ni miraba en su dirección pero la esquina de su labio se rizo levemente hacia abajo.
Ron se quedó en silencio un par de segundos.
—Harry sigue afuera, esperando que lo dejes entrar.
—Por mi se puede quedar allí.
—Vamos Ginny...
Ginny por fin lo miro, con esos ojos marrones tan profundamente llenos de dolor que el corazón de Ron se apretó un poco.
—Vete —dijo, seca.
Ron suspiró, obedeciendo.
Hermione se acercó —¿Sigue igual?
Ron asintió.
—No la entiendo —Confesó más tarde, mientas salían de San Mungo y pasaban fuera de una tranquila cafetería muggle.
—Lo que siente es normal. Imagina tener un sueño por años y que todo se arruine en un minuto.
—Lo sé, pero no tiene que culparnos a nosotros. Solo tratamos de ayudar.
—Ginny solo quiere que la dejen en paz y poder lidiar con su dolor sola. —contestó con voz compresiva.
—Como siempre, tú tienes razón —contesto con una sonrisa, la primera del día.
La castaña se la devolvió tomando su mano.
En una plaza para niños muggle. Hermione y Ron se balanceaban suavemente en los columpios. Era de noche y no había ni un alma allí.
—Todo esto me ha hecho pensar. —Murmuro el pelirrojo.
—¿En qué? —Pregunto la castaña mirándolo.
—En la vida. —dijo sin mirarla.
—¿Qué hay con eso? —Pregunto confundida mientras su ceño se fruncía suavemente.
—En lo corta que es, y en los grande giros que da de repente.
Hubo un momento de silencio, en que ambos se perdieron en sus pensamientos.
—¿Qué quieres decir con eso? —Pregunto ella mirándolo sin expresión.
—Casémonos. —Propuso de repente.
Hermione lo miro confundida aunque una sonrisa se formaba en sus labios.
—¿Casarnos? —Pregunto y Ron asintió con la cabeza a la vez que se balanceaba con más fuerza en el columpio.
—No sabes lo que es el romanticismo, ¿Verdad? —Pregunto divertida, su sonrisa cada vez era más grande.
—Tú sabes que yo tengo la sensibilidad de una cucharita de té —Contesto cuando su columpio se balanceaba con fuerza y tomaba una gran altura. La chica se rio levándose del columpio. Camino un par de pasos y miro a la luna.
Ron salto del columpio, pero no aterrizo bien y cayó al pasto, justo a los pies de la joven que se inclino y lo ayudo a pararse.
—¿Estás bien? — Pregunto Hermione preocupada.
—Sí. Pero me debes una respuesta
—Sí. —dijo con una sonrisa antes de besarlo.
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Cuentos Errantes de la Segunda Generación || Harry Potter
FanfictionPequeñas historias de Harry Potter sin conexión entre si.