Pero Vivió Lo Suficientemente Bien [Reddie]

Nada dura para siempre (excepto el amor, el deseo y los hombres gay muy tercos)

Había una roca en su pecho y fuego en su estómago. En su columna vertebral. Su primer pensamiento coherente fue «La aspirina no servirá una mierda para esto» y el segundo fue «Richie».

Lentamente, muy lentamente porque cada milímetro era como un chillido de agonía que rechinaba contra sus músculos, su piel, en todo su ser en lugar de en sus orejas, levantó la mano izquierda. Hubo un ruido sordo mientras lo hacía, el profundo sonido de rocas mojadas golpeando la piedra, un sonido tan bajo que parecía sentirlo atravesar sus huesos en lugar de escucharlo. Había arenilla en su mano, se dio cuenta débilmente, pequeños trozos de grava húmeda presionándose contra su piel.

Era un buen detalle que notar, pensó. Necesitaba hacer un balance de sí mismo, sentir algo más allá del dolor que era omnipresente y abrumador. ¿Estaba herido? Oh, Dios, sí, estaba herido. No creía haberse lastimado tanto en su vida. Pero no podía concentrarse en el dolor, todavía no. Sospechaba que podría quedarse aquí hasta que llegara el jodido día del juicio pensando en cuánto le dolía y nada más. Pero nada cambiaría si lo hiciera. Nadie vendría. Estaba seguro de que no vendría nadie. A pesar de todo el dolor adormecedor que adormecía la mente, podía escuchar muy poco y la mayor parte de lo que escuchó fue un silencio natural. Dondequiera que estuviera, estaba solo. O, al menos, no había otras personas con él.

Pero, oh, ese era un pensamiento inductor de pánico y uno que tendría que esperar. Además, el dolor significaba (tenía que significar) que estaba vivo. La muerte no podía doler tanto, ¿verdad? Había cosas por las que estar agradecido, como el que aparentemente pudiera mover al menos un brazo, y estuviera vivo, y respirara más fácilmente que nunca en su vida. 

Supuso que su asma se había ido para siempre. Será mejor que así sea, pensó. Había quemado su maldito inhalador. El pensamiento casi le provocó una carcajada, pero incluso el cambio en su respiración hizo que el fuego de sus entrañas desgarrara su caja torácica, por lo que sofocó el pensamiento.

Entonces. Lo primero es lo primero: su brazo. Giró su brazo izquierdo de lado a lado y solo sintió pequeñas punzadas de dolor. El movimiento desgarró su pecho desde donde se conectaban, pero el brazo en sí parecía estar bien. Apretó la mano en un puño, luego la abrió. La mano también estaba bien, eso fue un alivio. Sabía que la mayoría de las noticias no serían tan buenas, por lo que tomaría la pequeña victoria.

Lo siguiente fue su brazo derecho y había sospechado que sería tan indoloro como el izquierdo, pero rápidamente se dio cuenta de que estaba terriblemente equivocado. Intentó levantar el brazo y gritó en voz alta. Fue un fino y tenso susurro de un grito, uno por el que silbó debido al dolor en su pecho y resonó débilmente contra las paredes de roca de la caverna en la que se encontraba.

Caverna.

Cisterna.

Su respiración se convirtió en un jadeo.

No, no, podía entrar en pánico sobre sábanas de hospital blancas, almidonadas, pero no ahora. Aún no. Extendió su brazo izquierdo sobre su cuerpo roto, agitándose lo menos posible, aunque todavía le dolía, desgarraba y le ardía. Había una roca en la parte superior de su brazo derecho, por lo que sentía al tacto, era más grande que los pequeños trozos de escombros que se habían deslizado de su brazo izquierdo. No abrió los ojos, todavía no. Haría eso al último, porque si fuera tan malo como temía, no se arriesgaría a volverse demasiado desesperado como para poder moverse. Entonces, no podía ver qué tan grande era, pero sintió todo a su alrededor con su mano izquierda, afortunadamente ilesa. Era dentada, probablemente también estaba cortando su piel, pero no era mucho más grande que los llamativos sujeta-libros de geoda que se encontraban en el estante de la oficina de su médico de cabecera. Pesaba, pero...