Capítulo 1

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Estaba comenzando el invierno y con ello las infinitas ganas de seguir durmiendo.

-¡Charles!- llamaron a la puerta - Se te va a hacer tarde querido-

El pequeño Charles abrió los ojos, dispuesto a levantarse para meterse a la ducha, pero el ambiente frío comparado con el calor de su cama, solo hacia que este deseara perder la última semana de clase de su año escolar. Sin embargó, su fuerza de voluntad era más poderosa.

Charles era un niño muy independiente, desde muy corta edad, aprendió a hacer cosas que los niños de su misma edad no hacían. Y el por supuesto, se sentía muy orgulloso de eso.

La única figura "paterna" que había tenido, era la de su hermano. Sus padres se separaron cuando tan solo tenía 5 años y desde entonces, su madre solo pasaba de hombre en hombre.

A la edad de tan solo 9 años, ya se sabía todas la vulgaridades existentes. Su glosario empezó a aumentar tan solo semanas después de que su padre se fuera de casa.

No, ella no era prostituta, era simplemente una mujer que era  promiscua a gusto y sin paga , que se la pasaba gran parte del día leyendo la biblia y enseñandole a niños de primaría a como usarla. Sin embargo, eso no era impedimento para que llegará cada día con un tipo diferente 6 días a la semana para que este la hiciera gritar

- ¡Ay! Dios mio-.

Su hermano Carlos se la pasaba gran parte del tiempo con el, de ahí la razón del porque de su independencia.

Todo iba "bien" en la vida de Charles, hasta que la madre de su mejor amigo se enteró que su esposo se había acostado con su madre. La señora no sólo hizo un escándalo en su casa, sino también en su escuela.
Así que desde esa fecha sus compañeros lo empezaron a molestar. Ya no tenía amigos porque las madres de ellos prohibieron cualquier acercamiento al pequeño Charles. Asi que su situación social no era la mejor de todas.

Debido al escándalo, la madre de Charles fue despedida de su trabajo.
La contrataron en otra escuela, pero esta no era tan bien remunerada como la anterior.
Así que la situación económica de su hogar decayó a tal punto de que Carlos tuviera que empezar a trabajar.

Su colegio era Cristiano, así que le fue muy complicado llevar una buena relación con sus maestros, después del incidente se su madre.

Y a pesar de todo esto, su madre no dejó la costumbre. Algo que molesto mucho a su hermano Carlos y a la iglesia.

No pudieron volver a la iglesia porque fueron repudiados, Charles luchaba por obtener buenas calificaciónes para no ser expulsado, su hermano trabajaba demasiado, por lo tanto ya no lo veía muy seguido y su madre seguía trabajando y llevando tipos diferentes a la cama todos los días sin falta alguna.

Charles supuso que este sería otro día de rutina.

-Alistarse.
-Desayunar.
-Ir a la escuela.
-Ser azotado con una regla y ser castigado con el cono de la vergüenza.
-Volver a casa.
-Cenar.
-Dormir.
-Escuchar como su madre llamaba al espíritu Santo.
-Seguir durmiendo.

El amaba las rutinas, aunque no negaba que quisiera omitir algunas partes de su día.

Se estaba arreglando su corbata, cuando de un momento a otro, escucho un grito de su madre y seguido de esto, golpes.

Charles bajo las escaleras lo más rápido que pudo y ya en el último escalón tropezo, el golpe hizo que se raspara un poco.

-¡Estupida perra!- Escuchaba gritos de una voz masculina en el sótano - ¡Callate maldita zorra!- Era la voz de su hermano.

Charles bajo al sótano y se encontró a su hermano y a su madre.

-¿¡Charles, que haces aquí!?- dijo Carlos mientras se levantaba del suelo.

-¿Ella es mamá?- dijo Charles con una voz temblorosa, estaba asustado.

-Mira Charles, ya eres un niño grande, así que no tengo porqué explicarte esto- dijo mientras le tocaba el hombro -Asi que ve y desayuna que yo me encargo de esto campeon- le revolvio el cabello con la mano y lo empujó hacia las escaleras.

La última imagen que tendria de su madre, no es la de su madre.

Empezó a subir las escaleras y giro su cabeza para apreciar a su madre con la cara desfigurada. No podia encontrar la sonrisa, ni los hermosos ojos color verdes de su madre, tampoco su cabellera castaña, ya que está al igual que todo su rostro, se encontraba cubierto de sangre y de uno que otro pedazo que no pertenecía a esa parte del cuerpo.

Su corazón latía demasiado rápido, sentía que el aire no llegaba a sus pulmones, quería hacer algo, pero sabía que todo sería en vano.

-Adiós mami- susurro el pequeño Charles, antes de voltearse para seguir con su rutina.

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