El Color De La Adolescencia {Stony}

Café

—Soy el Director Nick Fury— Le extendió la mano

—Steve Rogers— Le estrecho la mano

—Lo sé. Hablé con el Coronel y cuando me enteré de la naturaleza de su "misión" comenzé a pensar en cuál de las personas que pertenecen a esta academia era la indicada para que tengas una vida juvenil, así que una sóla persona vino a mi mente— En ese preciso momento, como si de magia se tratara o quizá sólo un movimiento bien planeado, un joven entro por la puerta —Él es...

—Tony Stark, un gusto— Dijo extendiendo con gran alegría su brazo completo

La mirada de Steve se posó en los ojos de aquel chico, su ojos, unos grandes y bellos ojos de color café, pero no un simple café, un café avellana, un café brillante

—S... Steve Rogers— Correspondió a su saludo sin quitarle la mirada de los ojos

—Él es el mejor de la academia y será el encargado de llevarlo a un recorrido estudiantil

—Así es— No sólo los ojos del chico brillaban, sino todo su rostro brillaba, todo él brillaba

—Estas son las indicaciones de su nuevo hogar— Fury le tendió una pequeña nota —Supongo que las llaves ya le fueron proporcionadas

—Ah... Sí, ya, ya las tengo

Fury hizo un ligero movimiento de cabeza

—¡Bien!— De nuevo el chico "Tony" volvió a ser el centro de atención para Steve —Vamos, te mostrare la escuela

—Hasta luego, joven Rogers

—Hasta luego, Director

Steve salió justo detrás de Tony pero pronto irían caminando hombro a hombro. Tony comenzó aquel recorrido explicándole que el edificio del que venían eran las instalaciones principales, dirección, sala de maestros y enfermería. Steve escuchaba atento su explicación pero pronto comenzaría a ver los rasgos del rostro de su guía, iniciando por una barbilla fina y al parecer con pequeños bellos faciales casi notorios, labios delgados y rosados que se movían con suavidad, una bella nariz respingada seguida de unos grandes ojos acompañados de largas y curvas pestañas, un par de cejas cafés que combinaban a la perfección con su alborotado cabello del mismo tono

—¿Me estás escuchando?— De nuevo esa mirada tan atrayente

—Ah... Sí

Tony se paró en seco y casi poniéndose de puntillas, se posó frente a él, interrogante

—¿Qué dije?

Tony estaba tan cerca de él, que en lo único que Steve pudo prestará atención fue en...

—Tus ojos— Susurró

—¿Qué?

—Aah... ¡Nada! Nada— Steve respondió algo nervioso y casi gritando

—Claro que sí. ¿Que tienen mis ojos?

—Nada, yo...— Suspiró —El color de tus ojos

—Nada extraordinario, mejor los tuyos, son de un azul muy bonito, los míos sólo son cafés

—Pero no un café cualquiera

—Claro...— Tony volvió a su lado y continuaron caminando —Si tú lo dices

—No, de verdad. Son de un café claro, un café avellana brillante, el café de tus ojos es único

—Uy... Poético nos salió el hombre— Steve rió ampliamente, hace mucho que una persona no lo hacía reír de ese modo y Tony sonrió por sus risas, pero sobre todo por lo que había dicho de su ojos —Bueno, Steve... Por aquí están los salones del club. Este es el mío