El aroma a comida empezó a conquistar toda la casa, colándose por la habitación del huésped. Harry se despertó después de que su estómago gruñera por el hambre... bien, fue el pequeño infarto que le ocasionó el sonido, pero decir que fue el hambre parecía más razonable.
Se sentó en la cama y se estiró, notando que seguía con la misma ropa que el día anterior, sólo que los pantalones y el saco estaban en el suelo al lado de la cama. Suspiró mientras se colocaba los pantalones y salía sin importarle estar sólo en calcetines.
Bajó las escaleras y, siguiendo el aroma, llegó a una hermosa cocina siendo utilizada por un joven de cabellos negro y espalda ancha. Se recargó en el marco de la puerta y miró con mayor atención al joven.
Sus rizos parecían estar ordenados en su cabeza y ni hablar de su pijama, que parecía estar acomodada de manera pulcra en ese musculoso cuerpo... Músculos, no muchos, no pocos. Sólo lo suficiente.
Joder, ¿cómo no se había dado cuenta que su salvador era un Dios griego?
Negó con la cabeza y sonrió.
—Buenos días, Tom.
El nombrado dio un pequeño salto y miró a su espalda para encontrarse con un ojiverde recargado en la pared con la misma camisa de ayer con los primeros botones desabotonados, sin la camisa dentro de los pantalones y...
Rió un poco.
—Todavía tienes sueño —confirmó sin dejar de reír.
—Claro que tengo sueño —susurró luchando contra el bostezo que quería salir—... ¿De qué tanto te ríes? —se quejó cruzando sus brazos.
—Tus pantalones —contestó. Harry frunció el ceño—, están al revés.
Rápidamente dio una mirada a los susodichos y el rojo no tardó en aparecer en su cara.
—Oh, por...
—¿Cómo es posible que te hayas abrochado los pantalones por atrás y no te hayas dado cuenta?
—Es uno de los muchos misterios que tiene el mundo —comentó tratando de ocultar su sonrojo—. Bien, tú quédate ahí, yo me cambiaré los pantalones en la sala.
—O puedes irte a bañar y te doy un poco de mi ropa —ideó sin dejar su sonrisa burlona.
—Bien, eso suena mejor.
El mayor soltó otra carcajada.
—Ve y báñate, todavía no termino el desayuno, cuando pueda voy a pasarte la ropa.
—Está bien, capitán —bufó el menor antes de sacar su lengua y volver a adentrarse en el segundo piso.
El baño no estuvo tan mal.
El agua estaba tibia y el pequeño jacuzzi incluído sólo hizo que se distrajera más de lo necesario. Cuando salió del pequeño mundo húmedo, cálido y refrescante, se encontró con unas cuantas prendas acomodadas en la cama. No tardó en cambiarse, notando que la ropa era unas cuantas tallas más grande que la suya.
Bostezó mientras se acomodaba bien la cazadora. Bajó nuevamente las escaleras y, justo cuando se iba a dirigir a la cocina, Tom salió de ésta con dos platos repletos de comida. Su estómago volvió a rugir, ocasionando que se avergonzara por segunda vez en la mañana. Dios, ni habían pasado dos horas.
Tom sonrió, pero no hizo ningún comentario de eso.
—No sabía qué te gustaba, así que hice de todo un poco —susurró poniendo los platos en la mesa, uno frente a otro.
Harry inspeccionó el plato y sonrió.
—Todo está bien para mi gusto.
—Así que te complaces con facilidad —se burló sonriendo.
—Duh, es obvio después de casi casarme con Ginny —comentó sonriendo.
Tom rió ante eso. Le agrada Harry y su forma de burlarse de sus propias desgracias, como... como si eso fuera un motivo para seguir viviendo.
Analizando bien la situación, los dos se parecían demasiado. Tom se entretenía con los problemas y Harry con sus desgracias. Buen combo.
—La ropa te queda grande —comentó cambiando de ropa. El menor asintió, sin poder responder por la comida en su boca—... y eso que te di la de hace años. Eres muy pequeño.
—O tú eres muy grande —respondió señalándolo con su tenedor—. En todo caso, tu ropa es cómoda.
Tom sonrió comentando que se la podía quedar y, de paso, iniciando otra larga conversación que siguió por un largo tiempo mientras comían y hablaban... y más contemplando que Harry casi se atragantaba.
Claro, el mayor no tardó en burlarse una vez que el ojiverde estuvo a salvo.
Sí, definitivamente no se iba a aburrir en un largo tiempo.
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Grandes esperanzas.
FanfictionTal vez no esté bien, ¿o sí? Ginny estaba feliz y, de paso, todos en la familia Weasley, que eran como sus propios familiares. Miró a todos los invitados, sus compañeros de la escuela hasta habían decidido ir. Estaban felices, eso era claro. El ambi...