❝ U n o ❞.

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— Señores... — Joaquín saludo abriendo la sala de juntas, todos los hombres con elegantes trajes hicieron acto de presencia en aquella vacía y aburrida sala de juntas.

Estaban a punto de tener una de las muchas reuniones aburridas en todo el día y la misma rutina, donde los señores con cara de póquer se sentaban en cada una de las sillas a hablar de cálculos, módulos, y sobre todo, el capital para comprar empresas pequeñas y hacerlas grandes, la ambición siempre es la primera presente que estaba en ese lugar.

Cada uno de los accionistas poseía una botella de agua, y bocadillos en el centro de la mesa, Joaquín evitaba tirar alguna mirada burlona cuando los ancianos obesos querían probar aquellos pastelitos que aveces preparaban para las juntas pero el orgullo les ganaba y no cedían, con suerte y tomaban un poco de agua.

Conocía todos aquellos ademanes, gestos y palabras que cada quien de los socios usaba, estaba demás decir que la empresa de su jefe, no era más que el mismo infierno donde la palabra es la que mata y no el dinero que puedas ganar o perder, la lengua de plata de su jefe era la que destruía.

— Veo que vinieron muy temprano — la voz ronca que hizo eco en todos los oídos presentes causando que los vellos se le pusieran de gallina, Joaquín giró y saludo con una pequeña sonrisa a su jefe quien caminaba con ímpetu a la silla central del lugar.

Emilio Osorio, o más conocido como Satanás, él era su jefe, cuando entro por primera vez a las oficinas de la empresa, pensó que su jefe sería un viejo hijo de su puta madre con canas y que no podía caminar, pero su mandíbula cayó al mirar a un hombre alfa tan apuesto como su jefe y tan rudo como lo era Emilio.

Él era temido por todos los empleados de la empresa, incluso, aveces se tomaba el tiempo libre para pensar que su jefe era como la jefe de editorial de aquella película que veía con su abuela todos los domingos, la propuesta, era la película favorita de su abuela de una famosa combinación entre comedia y romance.

De hecho, Emilio era mucho que peor que esa jefa, él era Satanás, hasta el mismo nombre lo decía, su mirada era mordaz y hacia que todos los vellos de tu piel se pongan de gallina con sólo escuchar su voz, Emilio causaba miedo e inquietud en todos, aunque la mayoría se moría por ser follado por ese gorila grandulón. Emilio era poco jodido, por no decir muy.

El físico de ese hombre era exquisito, se atrevería a decir, él era alto, lo suficiente para que su uno sesenta y seis quedará muerto, sus rulos caían por su rostro esculpido por las manos griegas de los dioses del olimpo, junto a su escultural cuerpo que se podía ver a través de las camisas ajustadas que solía usar. Pero si, él era todo un hijo de puta, la ímpetu y el poder que embriaga en él es muy fuerte que hace que nada pueda derrumbarlo.

Su ego, su ímpetu y sus aires de superioridad te podían derrumbar, tras un rostro delicado, con facciones o rasgos fuertes, rulos que caen como cascada ante sus ojos, te pueden engañar, la razón de ver más allá de la portada de un libro, y tomaba el atrevimiento de comparar a su jefe con un libro con portada del asco, porque era cierto, una portada de mierda no define el contenido del libro, ¿no es así?, En el caso de su jefe, su rostro no define la personalidad de mierda que tiene.

Los rumores sobre él siempre están de aquí hacia allá y no le sorprende, muchos dicen que él mató a sus padres, porque sus padres murieron en un accidente de tráfico cuando él tenía dieciséis y desde esa edad tomo posesión en las empresas de su familia, también de que él iba a tener un bebé y mató al gestante porque no le gustan los bebés, tenía claro que a él no le gustaban los niños pero no lo creía capaz de hacer semejante cosa, eso era absurdo, los rumores se daban por lo que él es, él es un alfa de sangre pura, sus padres eran Alfas, ambos y eso sólo daba un igualatorio a un Alfa de sangre pura.

Poco jodido ➳ EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora