« “Todas nuestras experiencias se funden en nuestra personalidad. Todo lo que nos ha pasado es un ingrediente.” »
-Malcom LittleAquello refleja justamente lo que sucedió con un par de pequeños chicos, los que sonreían infinita e inocentemente hasta el punto de jamás llorar ni por herirse un poco al jugar entre los frondosos matorrales del camino principal. Nada especial sucedía en esos tiempos y vivían con una especial tranquilidad, las carreras por los pastizales eran algo ya común junto con las salidas al cercano lago, la comida no era una problema, pues aunque no abundaba, era suficiente con los peces atrapados durante sus escapadas y lo que los aldeanos les regalaban al pasar cerca de su habitual escondite y presenciar su extravagante juego de espejos, que consistía en imitar a la perfección al hermano contrario. Una buena vida para esa época.
De todas las oportunidades justamente en 1910, hubo un momento en el que un hombre de mirada seria llegó a observar los alrededores y encontró en su camino interesantes reliquias, por lo que les habló mientras, encantando con sueños vistosos y prometedores a los gemelos, quienes no veían más que amabilidad y solidaridad en sus maléficas acciones, llamaba a sus secuaces para obtenerlas por la fuerza. Nunca hay que confiar en un lobo con piel de oveja, era lo que los aldeanos les repetían a los inexpertos jóvenes.
Al ser incrédulos y traviesos, no vieron el evidente engaño, tomaron las manos del mismísimo diablo para irse con él hasta las puertas del infierno.
En sus inocentes mentes pensaban en la fenomenal vida que tendrían, y como buenos chicos, siguieron hasta la dulce casa del dichoso demonio, recibir alimento diario y quizás hasta ropa decente eran sus sueños.
Tontos niños, muy tontos, sin querer dejaron el alimento preferido del monstruo a su alcance y ellos iban felices al dulce horno de la pared.
Apenas llegaron a su nuevo hogar, fueron dejados en una habitación con ventanas cerradas y forzadas con hierro. Después de ser encerrados allí por casi 3 días, sus sonrisas se tornaron rostros de completa neutralidad a ojos de mortales, pero había algo que no todos veían, el miedo y terror que se escondía en los rincones profundos de sus oscuros ojos.
Oh, mis queridos niños, Hansel el chico mayor, y Gretel mi caballero menor, ¿Que les deparará el incierto futuro?
Aquellos 3 días pronto se volvieron 4 semanas, en las cuales ninguno de los gemelos actuaba. No hacían ruido, ni pedían por ayuda, por mucho que realmente quisieran salir.
Solo se divertían con su pasatiempo favorito, eran espejos silenciosos, no era lo mejor en esos momentos, pero les gustaba pasar el rato así, aunque sus tripas les pidieran casi a gritos algo de comer, algo que poder consumir y saciar esa sensación que les carcomía.
El gran hombre que pudo haber sido la esperanza para aquellos tan pequeños niños, había terminado de darle el último sorbo a la sopa que estaba cenando, preparada por su cocinera personal traída directamente de su nuevo territorio.
Soltó un bostezo y vio la ínfima cantidad de comida que había sobrado, cosas pequeñas como pedazos de carne y nervios (más nervio que carne en realidad), algo de verduras que no le había apetecido consumir y un poco de sake en la copa a un costado del plato eran lo único que quedaba. Había pensado en lanzarla a sus perros, ee todas maneras ya se acercaba la hora de su cena. Pero, ¿Qué tal si le daba aquellas sobras a las "basuras" que rondaban su sótano?
Tomó todo aquello que restaba y lo acumuló todo en un solo plato hondo de porcelana moldeada a mano por un artesano de buen empeño, tenía un bonito diseño, unas flores de sakura cayendo de su árbol, dando fin a su temporada.
ESTÁS LEYENDO
Callados.
Fanfic[Descripción en proceso] ||Gemelos Corea|| |North Corea| & |South Corea| _____________________ Creador de la portada: wonderkarma