Capítulo 18

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Pasaron casi tres semanas desde la discusión que tuvimos con Minako. Desde entonces, ella no volvió a esperarme para irnos juntas a la academia, mucho menos me esperaba para volver a casa. Se levantaba muy temprano y volvía a casa muy tarde en la noche. Cada vez que nos topábamos en el pasillo del apartamento, intercambiábamos palabras breves del tipo: Hola, buen día, sí, no, gracias, adiós.

Minako no volvió a sugerir que me fuera, tampoco insistió con lo de conseguir un trabajo. Aun así, yo busqué empleo, pero no tuve éxito. Todo era muy raro y desesperanzador.

La academia seguía con la búsqueda de Naru, había carteles con su foto repartidos por toda la ciudad, y a pesar de que había una investigación en curso sobre su paradero, nadie más supo de ella.

Yo intentaba pasar poco tiempo con Seiya, así que iba a su casa brevemente, porque sabía que mi prima estaba molesta de aquella situación, pero yo estaba en una relación con él, era mi novio y me entristecía que Minako no me apoyara, especialmente porque Seiya era un encanto, me trataba con dulzura y me consentía en todo.

Agradecí a Diamante por poner mi nombre en el informe, pero él me dijo que era su deber, después de todo, ambos trabajamos en las fotografías. No usó ningún tono en particular cuando me habló, pero definitivamente fue breve, no volvió a hablarme con aquella naturalidad que tan cómoda me hacía sentir.

Michiru y Rei me observaban constantemente, pero ninguna de ellas se acercó más a mí, aunque tenía la sensación de que me vigilaban todo el tiempo.

Hubo una noche de viernes, en que las cosas cambiaron nuevamente. Había una hermosa luna llena en el cielo, me encontraba en el balcón del apartamento, admirando aquel bello resplandor, cuando Minako llegó a casa. Artemis fue corriendo hacia ella, escuché que ella le hablaba con dulzura. Luego, Minako caminó hasta el balcón y me saludó, me giré para mirarla y responder, noté que estaba muy ojerosa.

— Llegaste más temprano el día de hoy —dije.

— Sí, estoy algo cansada.

— ¡Así veo! —dije mirándola de pies a cabeza. Minako se veía muy delgada, pálida e incluso  enferma.

— Han sido días difíciles. Comencé a tomar vitaminas, pronto me sentiré mejor —comentó. Artemis pidió que Minako lo alzará y cuando lo hizo, vi que en su brazo derecho, aún tenía la herida que se había hecho en casa de Seiya el día de la fiesta.

— ¿Todavía tienes esa herida? —pregunté sorprendida.

— Si, es que se infectó, pero ya está mejor —explicó encogiéndose de hombros.

— ¿Se infectó? ¿Por qué? —pregunté.

— Porque no me curé la herida adecuadamente luego que aquella gata... —Minako se interrumpió y me miró algo asustada.

— ¿Gata? Dijiste que te rasguñaste con un candelabro —recordé.

— ¿Eso dije?

— ¿Qué sucedió exactamente esa noche? —pregunté sin quitar mi mirada de ella.

Minako bajó a Artemis de sus brazos, se veía algo incómoda.

— No recuerdo bien, estaba algo ebria... me confundí de habitación. Iba a ir al baño, pero entré en la recámara de Yaten por equivocación y su gata Luna, me arañó.

La explicación de Minako me pareció extraña, ella no había ido al cuarto de Yaten, embelesada por sus caricias como en algún momento creí. Ella había entrado ¿por casualidad? ¿O a espiar? Recordé la vez que intenté entrar al cuarto secreto, un bello gato negro se había interpuesto en mi camino y me obligó a marchar. Así que era la veleidosa gatita de Yaten.

Bloody Pleasures (Sailor Moon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora