Camila
Hoy salíamos para festejar el gran negocio que logré, como siempre con mis dos chicos Neo y Cro.
—¿Ya estás lista, cami?—Pregunto Tony golpeando la puerta de mi habitación.
—Si, ya salgo.—Termine de maquillarme, agarre mi arma y salí.—No te olvides de nada, Tony.—El nego y bajamos para salir.
—Chau, papi.—Lo despedí con un beso.—Te amo.
—Cuidate, hija.—Respondio.
Al salir fuimos caminando con los chicos, era de noche pero ¿quien nos iba a hacer algo? Éramos los más intocables de nuestra zona, y el que no conocía no entraba.
—¿Estás lista para la jodita?—Lo miré a cro que me había hablado.
—Yo siempre estoy lista, papi.—Le guiñe un ojo.
Al llegar al lugar me encontré con Micaela, mi mejor amiga, la cual no la había visto hace como dos días.
—Hola, hermosa.—Le sonreí a Mica y la abrace.—¿cómo salió todo?
—Increible, amiga.—Respondi mientras entrabamos a la casa.—que empiece la noche.—La miré a Mica y chocamos los cinco.
Toda la gente que esta acá me conoce, y yo también podía hacerlo si quería, la información de todas las personas del barrio la tiene mi papá en sus manos, próximamente yo.
Cuando me di cuenta, Micaela ya no estaba conmigo así que fui a la barra a pedir un trago.
—bardera, ¿que te sirvo?—Pregunto el chico que estaba haciendo las bebidas.
—Algo fuerte, para empezar la noche.—Sonrei y espere a que lo preparara.—Gracias.
Al girarme ví que un chico se acercaba a mi, ya era costumbre eso, lo que tenía de diferente es que este chico era muy lindo.
—¿Estás sola, linda?—Pregunto con una sonrisa, muy linda para aclarar.
—Sola, nunca.—Le respondí, riendo.
—Espero no molestarte.—Volvio a hablar.—Pero es que sos muy linda.—Agrego.
—Bueno, gracias.—Respondi.—Vos también sos muy lindo.
Vi que Micaela venía hacia nosotros.
—Se ve que ya conociste a Nacho.—Me dijo.
—Creo que si, ¿ustedes se conocen?—Pregunte.
—Soy amigo de dani, y ahí la conocí a ella.—Señalo a Micaela.
—Bardera, te necesitamos afuera, paso algo.—Tomas vino corriendo con sangre en la remera blanca.
Ignacio lo miro sorprendido, levanté mi remera y saque el arma.
—Mica, ni se te ocurra salir, que la gente no salga, cierren la puerta.—Corri hasta afuera con Tomás y al salir ví a Tony herido.
Dos hombres me quedaron mirando apuntandome con el arma.
—Tomas, llévate a Tony a mi casa, y curalo.—El asintió, agarro a Tony y se fueron en la camioneta.
—Un regalo de Ramirez.—Dijo uno de los hombres.—Feliz navidad.
No podía ser Ramirez, no era que confiaba en él pero la gente infiltrada me lo hubiera dicho.
—Asi que los rumores corren rapido eh, le tendrían que decir a su jefe que aprenda a mentir.—Les dije ríendo mientras que giraba el arma.—A ver, a ver quién será.—Sostuve el arma en mi mano apuntandoles.—Vos...—Apunte a uno de ellos.—O vos.
—No creo que sea una buena jugada para vos.—Hablo uno de los hombres.—Somos dos y vos una, bardera.
—Asi que me conocen, muy bien.—Le tire a uno en la pierna y corrí atrás de un auto, escuché como grito así que supuse que le habia dado.
El otro se agachó a ayudarlo, pero para su mala suerte también ligo.
Sus armas estaban lejos así que era imposible que me tiren, los dos gritaban en el piso.me acerque a ellos y le pise en la zona de la herida.
—Acuerdense que nadie jode con bardera, acuerdense mi cara tarados.—Los patee y volví a entrar a la casa.
—Cami ¿estás bien?—Pregunto Mica al verme entrar nuevamente en la casa.—¿que paso?
—Nada quédate tranquila.—La abrace.—Me voy antes de cagarles la joda.
—Che, ¿te acompaño?—Lo miré al chico de sonrisa linda con el cual estaba hablando.—Digo, por si te pasa algo.
—Uf, no creo que me pase nada pero bueno, vamos.—Le respondí con una sonrisa.
Salimos y me acompaño hasta mi casa, para que no se vaya solo lo invite a dormir a mi casa.