𝔭𝔯𝔬𝔩𝔬𝔤𝔬

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el mar lo llamaba durante ciertas noches desde el incidente que tomó lugar años atrás. una dulce canción de cuna que lo arrullaba hasta que sus dulces ojitos café se cerraran y su mente se llenara de acaramelados sueños que protegían su conciencia.

dani sentía como la energía del océano pulsaba a través de su cuerpo, la sensación comparable a la de suaves olas del mar recorriendo cada milímetro de su bronceada piel mientras las sábanas de su cama abrazaban al morocho y le brindaban un calor acogedor.

el rubio no podía explicar cómo era capaz de escuchar el océano entero dentro de sus oídos mientras gotas saladas caían de su techo hasta aterrizar sobre sus suaves labios. a daniel le gustaba imaginar que el mismísimo mar lo mimaba y besaba dulcemente para calmarlo y alejar todas sus pesadillas y terrores nocturnos.

un gesto gentil causado por la culpa que sentían las infinitas hectáreas de agua salada que bordeaba su hogar, una suave disculpa proveniente directamente del agitado mar.

sin embargo, todos los viernes ocurría algo aún más mágico, definitivamente se convirtió en el día más esperado dentro de la monótona vida de dani. aquel era el día en donde el oceano no solo le cantaba hasta dormirse, sino que también llenaba la mente del morocho con hermosas imágenes de un muchacho de tez clara con ojos más azules que el mismísimo mar, adornado por labios anchos y gorditos en los lugares correctos. su cabello era un tono castaño hermoso y, después de meses de soñar con este ser de luz, dani notó como las puntas de su pelito estaban teñidas de púrpura y algo de amarillo.

daniel aún no entendía como su mente podía conjurar retratos de un ser tan bello. de todas formas no podía quejarse ni un poquito. disfrutaba esta vista con un corazón lleno hasta el tope de admiración y cariño.

era hermoso, sentía una clase de atracción completa hacia el chico de sus sueños, deseando profundamente encontrarlo a su lado por las mañanas cuando abriera sus ojos.

lamentablemente, las cosas nunca resultaban como daniel quería. debía conformarse con soñar al niño más lindo de la tierra hasta que la ciencia encontrara una forma de materializar pensamientos.

algo que veía sumamente imposible.

pero, había algo peculiar con los endulzantes sueños sobre su príncipe azul. le resultaba curioso y a la vez frustrante que su mente nunca lo haya enfocado desde la cabeza a los pies, siempre llegando hasta su ligeramente marcado abdomen.

daniel ribba no era un pervertido.

pero no lo culpen por querer comprobar si el ojiazul estaba rico en absolutamente todos los sentidos.

no, basta.

dani debía dejar aparte sus pensamientos impuros; habían detalles que merecían más atención, por ejemplo, la perspectiva en la que veía estas proyecciones en su cerebro. existían las veces que veía al chico de frente todo el tiempo, como también estaban las oportunidades en donde observaba a través de esos lindos ojos celestes.

pero en ninguno de los escenarios daniel tenía el control de sus acciones, su situación podía ser comparada con la de un espectador viendo una singular película.

ah, cuánto deseaba poder mirar hacia abajo y acabar con sus dudas.

¡que no, él no era pervertido! después de meses de visualizar al mismo pibe se vuelve desesperante no tener la imagen completa dentro de tu memoria, el humano promedio siempre busca resolver los misterios que lo rodean.

y este extraño chico se había convertido en el enigma principal entre los pensamientos de daniel.

pasaba días de clase enteros atravesando sus recuerdos en un constante interrogatorio para llegar a alguna conclusión. hasta el momento, su teoría más acertada era la sensación de haberse cruzado con aquel niño en algún lugar de su universidad.

es decir, se le hacía imposible creer que existía la probabilidad de soñar tan constantemente con alguien que él no haya visto siquiera una única vez en su vida.

¿verdad?

las piezas de este confuso rompecabezas simplemente no encajaban. si fuera alguien de su lugar de estudio probablemente hubiera soñado con este en una sola ocasión, pero al mismo tiempo no terminaba de creerse que su inconsciente era capaz de elaborar tantos escenarios con el mismo atractivo protagonista desde cero. le frustraba no poseer esta respuesta entre sus manos.

o tal vez su verdadera frustración provenía del deseo de que dicho ojiazul lo cargara entre sus brazos y le protegiera de todo mal con su dulce sonrisa y gentiles caricias.

el mar le jugaba muchos trucos, aunque este definitivamente sería el más enigmático hasta la fecha.

pero, el detalle que daniel no sabía era que el océano tenía todo su destino escrito sobre la suave arena, turbulentas mareas y refrescante espuma.

le prometió al niño de piel bronceada que le esperaba un futuro repleto de experiencias hermosas. daniel no lo recordaba, pero el mar no paró de llorar el día que le arrebató la calida familia que solía tener el nene, el día que un ser proveniente de una especie oculta por la historia del hombre nadó hasta la superficie con el propósito de salvar su frágil cuerpo, el día que el agua salada entró a su corazón y lo uniría con el órgano vital de este ser de ojos celestes; creando un vínculo espiritual que le permitiría a sus almas danzar en sincronía durante todos sus ciclos de vida, hasta que el último grano del reloj de arena del universo se agotara, a través de infinidades de líneas de tiempo.

es gracioso, daniel constantemente anunciaría algo como: «el mar es traicionero, nunca debes confiar en una fuerza tan poderosa como esa» sin saber que se adentraría en un espiral de misterios para conseguir la verdad que le haría encontrarse con su otra mitad.

porfis cuídalo por siempre —susurraba una ronca y suave voz cada noche justo antes de que la conciencia del rubio se enredara entre sueños profundos.

𝐮𝐧𝐝𝐞𝐫𝐰𝐚𝐭𝐞𝐫 ;; wosani au ¡!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora