𝟓;; 𝐡𝐞 𝐰𝐨𝐧'𝐭 𝐥𝐞𝐭 𝐡𝐢𝐦 𝐨𝐮𝐭 𝐡𝐢𝐬 𝐬𝐢𝐠𝐡𝐭.

104 21 18
                                    

azul.

azul era el color de sus ojos.

azul como el cielo atrás de él, pero aún más lindos.

aquellos orbes zafiros que se movían con angustia por todos lados hasta que se detuvieron en seco.

daniel, con sus ojos entreabiertos, miró con pesadez a ese hombre que se veía a milímetros de su rostro, su anatomía entera se encontraba completamente sobre la del platinado.

estaba fatigado, eso se lo dejó muy en claro su adolorido cuerpo, pero esto le intrigaba mucho más.

en especial cuando... tenía al niño de sus sueños justo aquí. en el mundo real.

¿el mundo real?, daniel no lo sentía como un producto de su imaginación, su sistema nervioso funcionaba de una forma que nunca lo hacía en sus sueños, las imágenes eran muy vividas como para estar dormido y ya.

el morocho sonrió ampliamente, sus ojitos inundados en brillo al mismo tiempo que sus mejillas se tornaban rosas en un sutil sonrojo, sentía como su vida recobraba propósito al estar frente a él.

luego se preocuparía en pensar porqué un humano ficticio se volvió el pilar principal de su vida.

¿así de solo estaba? auch.

el contrario se vió alarmado, el temor cubría su rostro entero. abrió su boca para decir algo pero fue interrumpido por daniel, que estiró su mano hasta sus orejas.

o la zona en donde deberían estar.

en su lugar se encontraban una clase de aletas, la fina membrana de estas era un color morado traslúcido y la parte del cartílago del mismo matiz pero de tonalidad más oscura. tenía un aro plateado en su aleta izquierda, el fino tejido se vio rasgado en algunos lugares y parecía batirlas levemente para acentuar sus expresiones.

listo, había muerto y estaba en el infierno rodeado de bichos raros. o tal vez drogado... puede que esté muerto y drogado hasta el culo.

daniel estuvo a un segundo de explotar en alaridos cargados de pánico si el chico no hubiera pensado más rápido que él y estirara su mano hasta cubrir los labios del peligris.

si, su mano viscosamente empapada, con la misma delgada membrana conectando sus largos dedos.

bien, daniel iba a vomitar. sentía la bilis producida por su hígado ascendiendo a su faringe, indecisa entre salir por su boca o fosas nasales. se vio obligado a tragar la asquerosa sustancia, se desplomaría en un ataque de pánico por el simple hecho de devolver sus flujos estomacales, siempre era igual.

las pupilas de daniel se achicaron y sus ojos se bizcaron para mirar ferozmente la extremidad contraria con su ceño fruncido, olvidálo, este era un loco más y listo. nada que ver con lo que había estado soñando desde hace un poco más de un año.

relajó un poco su rostro cuando al cerebro de daniel se le prendió el foco, lo suficientemente distraído como para olvidar el tacto ajeno. repasó los sueños relacionados a este... bicho, y ahora que lo pensaba mejor, siempre se proyectaban borrosos. cómo una clase filtro para desenfocar todo lo que la criatura no quería que dani viera.

y ahí conectó aún más puntos faltantes.

él invocaba los sueños dentro de la mente de daniel. y si tenía la capacidad de hacer eso, significaba que era muy probable que poseyera alguna clase de fuerza sobrenatural, una que le permitía manipular ese fino hilo entre la realidad y fantasía.

la justificación detrás de su conclusión era simple y racional, el castaño era un alíen con un gran apetito por cerebros y que por razones desconocidas había aterrizado en el mar, viviendo aquí y observando a daniel todos los días; aprovechándose de su débil consciencia para llenarla de lindos sueños con propósitos de darle un sabor más gustoso a sus sesos.

𝐮𝐧𝐝𝐞𝐫𝐰𝐚𝐭𝐞𝐫 ;; wosani au ¡!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora