Silencio

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Adam solía disfrutar del silencio como nadie lo hacía, el solía decir que el ruido no le permitía concentrarse, mucho menos tener tranquilidad, el creía que el silencio era inofensivo, pero que equivocado que estába.

Un día descubrió en una página de internet un lugare que prometía brindar silencio absoluto, para su sorpresa no se encontraba muy lejos de donde vivía, Adam no lo pensó dos veces, al día siguiente fue a la dirección que le informaba dichaa página de Internet.

Una vez llego al sitio se dio cuenta de que era un edificio muy pequeño, decidió entrar lentamente y lleno de curiosidad, en el interior encontró a una mujer que parecía enfermera ella lo guio por el lugar, la mujer llevó a Adam a una habitación de iluminación escasa, la cual en su interior no tenía absolutamente nada, las paredes eran de color blancas con líneas curvas de color negro.

Adam ingreso a la habitación sin saber lo que le espera dentro, las puertas se cerraron, entonces ahí fue donde todo empezó, el sonido desapareció Adam no podía escuchar ni su respiración mucho menos su voz, esto le pareció bueno ya que el disfrutaba de la ausencia de sonido.

Adam estuvo dentro de la habitación un tiempo largo, pero de la nada empezó a sentir paranoia, tenía un poco de desesperación, así que decidió golpear la puerta para que lo dejaran salir pero no se escuchaba ni los golpes que daba a la puerta, Adam con más desesperación golpeó con tal furesa que se quebró la muñeca de la mano, grito con toda su fuerza de dolor pero no se escuchó nada.

Pasaron varios días y Adam seguía encerrado se había vuelto loco por completo escuchaba voces en su cabeza y hasta podía jurar que en su cabeza también, escuchaba a los carros y a los animales, pasaron aún más días, pero ahora Adam tenía un aspecto calaberico, al no haber consumido ningún alimento entonces empezó a comerse así mismo empezó por su mano luego por sus piernas dejando solo un brazo intacto, Adam dejó de parecer humano se había convertido en un monstruo espantoso.

Ya en el último día de vida de Adam, este pensó como persona por última vez, utilizando su único brazo y la sangre que el mismo había sacado de su cuerpo putrido, escribió en las paredes:

"Odio el silencio, no ahí nada más diabólico que el silencio"

Adam había comprendido que estar a solas con su mente era horrible mucho más cuando el era un asesino despiadado que disfrutaba ver a sus víctimas agonizar y ahora ésos recuerdos lo atormetaron hasta la locura.

Adam murió, el culpable,
el maldito silencio.

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