DESCUIDO

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Aun vive en mi recuerdo aquella niña, que me atormenta día y noche sin descanso alguno, desde que sus apariciones en mi cabeza iniciaron, mi vida se convertido en un verdadero martirio.

Todas las noches mientras la oscuridad de mi habitación es invadida por el silencio y la soledad profunda, su rostro con mirada perdida me recuerda el fatídico día en que mi descuidada persona olvidó los medicamentos, los cuales en vez de salvar vidas acaba con ellas.

Un frasco de pastillas para problemas cardíacos iniciaron este tormento, los había colocado sobre la mesa, a la vista de cualquier persona, en este caso una pequeña niña inquieta y traviesa que al igual que todos los niños de su edad la curiosidad los mete en problemas.

Ella se acercó, puesto que su curiosidad podía más que nada, sujeto el frasco lo observó cuidadosamente, imagino que por su mente paso la idea de que podrían ser algunos caramelos aquellos que estaban dentro del frasco, luego de analizar fijamente el contenido se las ingenio para sacar aquellas pastillas que serían el inicio de mi tormento y el final de la vida de aquella niña.

Ingirió todas por completo causándole fuertes convulsiones, que poco a poco terminaron con su existencia, pero tal vez lo peor de todo fue el hecho de que yo estaba observado lo sucedido con tal paciencia y sin hacer nada para luego perder el conocimiento.

Desperté en un manicomio totalmente desubicado, donde varias noches pregunté gritando el motivo de mi encierro en tal infierno como como lo es este horrible lugar.
Luego de un tiempo los doctores me supieron explicar que yo sufro de esquizofrenia, una enfermedad mental que me convirtió en el causante de la muerte de la niña, ya que en una de mis crisis obligue a esa niña a ingerir aquellas pastillas a la fuerza.
También me dijeron algo que me hizo sentirme horrible, me dijeron que aquella niña era mi hija...

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