Manuela se sienta en el angosto pasillo, donde un banco de hierro oxidado enfrenta las viejas vías del trencito diesel que todavía recorre estos lejanos parajes. Espera y sigue el baile de las hojas, que el viento transporta mezclada con la tierra roja del paisaje desértico.
Recuerda que tuvo miedo el día que él le pidió que lo acompañe y aunque sabe que pasaron muchos años, sigue aguardando; negándose a aceptar, que el tren pasa una sola vez.
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Cartas y microrrelatos
No FicciónUn manojo de palabras, sentimientos distribuidos en el papel. Cuando el ahogo, no deja escapar la voz, el lápiz, puede ser el aliado perfecto para plasmar todo aquello que no pudimos decir; así aparecen las cartas. Las pequeñas historias, que pueden...