Drabbles [YoonSeok]

EL BESO INMORTAL

Aquellos dedos largos, finos y fríos apretaban su cadera, encajando las afiladas uñas a su piel caliente mientras el ritmo de las embestidas aumentaba de tal manera que Hoseok sentía que sería partido en dos, sus piernas envueltas en la cintura de el cuerpo frío sobre él era su única conexión con realidad, sus muñecas inmovilizadas contra la cabecera de la cama por las enormes manos de la criatura, quien le impedía cualquier movimiento.

Un agudo gemido escapó de sus labios, el olor a hierro de su propia sangre inundando sus fosas nasales, la lengua fría del vampiro degustando su cuello, allí donde le encajó los colmillos unos minutos antes.

De aquel vampiro solo conocía su nombre, Yoongi, el apellido lo había olvidado en algún momento, perdido entre todos los gemidos y gritos de placer. Yoongi con su cabello negro ébano que caía en sus hombros, los ojos más luminosos que Hoseok alguna vez haya visto de un tono rojizo tan hermoso y la piel tan blanca como las sabanas de seda sobre las cuales era follado cada noche.

A veces en sus pocos momentos de lucidez se preguntaba ¿Cómo es que aún seguía con vida? Según sus pocos acertados cálculos llevaba más de un mes en el palacio de Yoongi.

Una vez los colmillos liberaron la fina pielde su cuello y sus muñecas fueron liberadas, Hoseok llevo una mano a la cabeza del vampiro, apartando los sedosos mechones negros y acariciando desde la frente hasta la nuca de Yoongi. Los labios de él se encontraron con los de Hoseok en un beso hambriento, lleno de una urgencia que reflejaba la intensidad de su pasión. Los cuerpos de ambos se juntaron con fuerza, como si no pudieran acercarse lo suficiente.

Los labios de Yoongi eran helados pero suaves y hacían un contraste perfecto con los cálidos de Hoseok, el vampiro los devoraba con ansia, explorando su boca con su lengua y haciéndolo temblar con cada toque. Hoseok gemía en su boca, respondiendo con igual pasión a cada movimiento.

Era un beso que parecía durar una eternidad, un beso que decía más que mil palabras Era un beso que sellaba su compromiso eterno el uno con el otro. un beso que le recordaba a Hoseok cada noche que quería entregar su corazón, su cuerpo y su alma a aquella criatura nocturna.

La mente de Hoseok viajó a esa noche que recordaba tan lejana, la noche en la cual había conocido a Yoongi. se encontraba en la biblioteca ubicada en un rincón recóndito de la ciudad, con vista a aquel lejano castillo en las montañas rodeado de altos muros de piedra y un espeso bosque que era abrazado por el silencio que parecía guardar un secreto ancestral.

El interior de la biblioteca era un lugar de sombras y la luz difusa de las pocas velas que aún quedaban encendidas, los rayos de la luna se filtraban a través de las altas ventanas y creaban patrones de sombras en las estanterías de madera. Hoseok terminaba su turno acomodando los últimos libros en los rincones vacíos a los que corresponden.

una sombra tras él lo hizo saltar en su lugar, giró su cabeza para ver como la ventana estaba abierta, el viento movió la cortina polvorienta y apagó las últimas velas dejando la biblioteca en una profunda penumbra. Ojos rojos brillantes apareciendo en la oscuridad.

los mismos ojos rojos que ahora lo estaban devorando con deseo y algo más que hoseok no lograba reconocer.

Sabía que si estos recuerdos estaban apareciendo en su cabeza era porque yoongi así lo quería, y aquel destello desconocido en los ojos del vampiro le hicieron una petición silenciosa.

se dejó caer en los brazos del vampiro, abandonándose a su abrazo y a la oscuridad que lo rodeaba. Los labios del vampiro regresaron a su cuello, haciéndolo temblar con una mezcla de miedo y deseo.

Su alma se deslizó lentamente de su cuerpo, abandonándolo para unirse a la de él en un abrazo eterno. Los ojos de Hoseok se cerraron, y un gemido escapó de sus labios, mientras sentía el frío del beso vampírico y el del infierno quemando su corazón.

Él sabía que nunca volvería a ser el mismo, que su alma y su vida habían sido entregadas para siempre a aquel ser oscuro y seductor. Pero no podía resistirse a la atracción de su poder y a la promesa silenciosa de un beso eterno. Era una entrega que no tenía vuelta atrás, y él la aceptaba con todo su corazón.