Capítulo 3 Indirectas de un chico celoso

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Se avecinaba el examen de Biología,  y los nervios me erizaban la piel.

Mi respiración agitada de tanto correr es sorprendente, todo gracias a mi buen amigo y su comida caducada, lo bueno de todo este lío es que me logre salir con la mía llevando conmigo una sonrisa extrema de satisfacción, me limpio las gotas de sudor recorriendo mi frente utilizando la manga de mi camisa y me apresuro hacia el tocador a cambiar este look de mounstro antes de que suene la campana para la siguiente clase.

Justo cuando entraba me encuentro con la chica más agradable de todas "Mia West" solo con observarla mi rostro se llena de alegría y su amiga, la mejor de todas las chicas "Emma-sin-un-poco-de-materia-gris O'Brien".

El sarcasmo me provoca náuseas por los elogios incorrectos a las 2 personas más detestables que podría conocer en este pequeño mundo sin embargo sonrió mostrando simpatía al verlas, con toda la amabilidad del mundo se puede matar a una nación.

-¡Vaya! Que tenemos aquí -Rubia West empieza la enemistad del momento.

Trato de caminar hacia el espejo, pero me oponen la entrada. No les costaba nada seguir su camino como personas normales, pero son tan tercas.

-Fuera de mi vista arpías -Mascullo perdiendo la batalla con mi paciencia.

-Cuida tu vocabulario hacia nosotras Monroe- Rubia O'Brien me ama tanto que sabe muy bien mi apellido.

-Ustedes par de ridículas no me dan miedo, gracias a Dios aunque sea pueden hablar, nose como hacen si no tienen habilidad para pensar.

-¿Cómo has dicho? -Rubia West amenaza con atacar

-Aparte de tontas, sordas. No espera, lo estas procesando.

Las empuje para que me dejaran en paz y seguir mi camino pero las 2 cabezas huecas no accedían.

-¿Por qué tan deprisa? No hemos terminado contigo, cucaracha sucia.

Explote en una gran carcajada reuniendo todo el sarcasmo que más  pude, me apegue contra la pared de mis espaldas.

-Adelante West, sigue insultando, eres tan tonta que no distingues un espejo de una persona.

Y antes de que se tirara contra mi para golpearme y rasguñar mi rostro con sus largas uñas pintadas con manicura rosa, alguien abrió la puerta desequilibrando mi postura.

Mi cuerpo no toca el suelo gracias a Dios, me estremezco en mi lugar observando los ojos café con arrugas a los lados de la señora Levine.

-Fuera de aquí señoritas ¡A clase! ¡A clase! Acaso quieren limpiar conmigo.

Me gire y baje las escaleras protestando con puños cerrados como una niña pequeña.

Caminaba por el pasillo de Química, a paso apresurado llegaba tarde a mis clases de Algebra.

Recuerdo el primer día que entre a la institución,  andaba tan perdida por lo cual llegaba siempre tarde y entre atrasos mi disciplina bajaba. Ahora soy una total experta, conosco todos los pasillos, todas las puertas, todas las aulas, menos un salón, lo llaman "El cartero" ese siempre esta cerrado. Su nombre se debe por el hecho de que muchos estudiantes cada vez que sacan una mala calificación, colocan sus hojas entre la ranura que esta debajo de la puerta y así se acumulan muchos exámenes y deberes en esa habitación.

-¿Katie?

Me acerque a la esquina llena de letreros llamativos con publicidad estudiantil, cronogramas olvidados a las esquinas y una cantidad de listas arrugadas con nombres de aulas. El cuerpo de mi mejor amiga estaba detrás de todos estos objetos ocultadose de alguien. Ella pensaba que no la vería pero con aquella camisa roja quien no se daría cuenta.

Fuerte TentacionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora